ALUR comienza en diciembre pruebas de producción de etanol

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El Director Ejecutivo de ALUR explicó en Producción Nacional como se prepara el ingenio azucarero en Bella Unión para comenzar la producción de biocombustibles. En diciembre ALUR realizará las primeras pruebas de producción de etanol, y en los primeros meses del próximo año ya se mezclará con las naftas un 5% de este agrocombustible. Para el jerarca, la producción de biocombustibles es compatible con la producción de alimentos, siempre que se definan las diferentes áreas de producción.

Con el Sr. Leonardo de León, Director Ejecutivo de ALUR
Entrevista emitida el lunes 13/10/08 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE
Alejandro Landoni – En dos meses ALUR tiene previsto comenzar a producir etanol en base a melaza de azúcar, y a partir de marzo se va a comenzar a utilizar el sorgo dulce. Es la primera vez que en el Uruguay se va a hacer este biocombustible. Desde que asumió el actual gobierno, Alcoholes del Uruguay (ALUR), está llevando adelante un proyecto sucro-alcoholero. Utiliza caña de azúcar y sorgo, básicamente para producir tres productos: azúcar (a eso ya estamos acostumbrados), etanol y también energía eléctrica. Estos son los tres productos principales, después hay algunos productos como: vinaza y otro tipo de cosas que son productos más pequeños.

La empresa espera facturar por estos grandes conceptos unos US$ 45.000.000 al año. ALUR empezó siendo una Sociedad Anónima de Ancap y de la Corporación Nacional para el Desarrollo (tenía un 10%); luego Pdvsa (Petróleos de Venezuela), compró ese 10% que pertenecía a la Corporación y en este momento, —según trascendió—, acaba de acordar incrementar la participación, en un 15% más. Entonces, va a quedar: Ancap con el 75% de ALUR y Petróleos de Venezuela con el 25%. Hay muchísimas novedades sobre ALUR y es una buena oportunidad para hacer un balance de todo lo que se ha actuado en estos años.

Para eso invitamos al Director Ejecutivo de ALUR, Leonardo de León. ¿Es la primera vez que se va a hacer etanol en el Uruguay?

Leonardo de León — Para ser utilizado como carburante, para ser mezclado con las gasolinas, sí. Uruguay tiene una rica historia en este tema. Desde la creación de Ancap, cuando se habla de la necesidad de desarrollar el carburante nacional ya se hablaba del etanol, estamos hablando del año 1931. Y también posteriormente en el Uruguay existieron experiencias, en la mitad del siglo pasado, de producción de etanol para ser utilizado como carburante a partir del boniato, que es una amilácea, o del mismo maíz. Pero es al inicio de esta gestión de gobierno, que el gobierno nacional define ir a la diversificación de la matriz energética, y uno de los temas que se le encomendó a Ancap era el desarrollo de los agrocombustibles: el etanol y el biodiesel. Existe una ley que da un marco regulatorio para eso…

A.L. — Hasta el 2014 creo que es un 5%.

L.d.L. — Sí, encomienda Ancap que a partir del año que viene produzca un mínimo de un 5% en etanol, en gasolinas. Todos los vehículos del país que utilizan gasolina o nafta, van a tener un 5% de etanol (producido en Bella Unión), y también un 2% de biodiesel mezclado con gasoil que también va a ser producido por ALUR pero en otro emprendimiento del cual luego hablaremos.

A.L. — ¿Esa mezcla no daña el motor en esa proporción?

L.d.L. —Para nada. Uruguay ya en 1930 y 1940 hablaba de estos temas, pero creo que el gran ejemplo que hemos visto, muy cercano a nosotros, fue la visión estratégica que tuvo Brasil en la década del 70, cuando inició el programa Proalcohol. Hoy Brasil es modelo en el mundo del desarrollo de las energías renovables y ya en 1970-1975 comenzó con ese programa. Es el principal productor del mundo de etanol a partir de la caña, Estados Unidos lo es con el maíz. Brasil inició en 1970 y para iniciar ese programa hubo que promover y fomentar el desarrollo de la caña de azúcar con investigación, incorporando nuevas tecnologías, con una fuerte inversión del Estado cuyos resultados están a la vista; como decía recién: es el principal país en el mundo donde ha habido mayor desarrollo de las energías renovables, no sólo el etanol si no de otros.

Entonces, el Uruguay lo comienza ahora. El proceso fue con la adquisición por parte de ALUR del Ingenio Azucarero de la ex Calnu. Ahí lo que había era producción de caña de azúcar y se estaba produciendo azúcar. Este proyecto que estamos llevando adelante -que ya cumplió varias etapas-, transforma todo aquello y pasa de ser un proyecto azucarero (a partir de la caña), a ser un proyecto agro-alimentario-energético, donde vamos a producir caña de azúcar, —incorporando nuevas tecnologías. Hubo un retraso muy fuerte de renovación de tecnologías tanto de variedades como en sistema de cosechas más nuevos, más eficientes; maquinaria. Pero además, agregado a la caña de azúcar, que de ella producimos el alcohol, el azúcar y vamos a producir energía eléctrica, y agregamos otra materia prima que es el sorgo dulce. Una gramínea que Uruguay tiene experiencia de utilizarla fundamentalmente para el forraje animal.

A.L. — Estaba casi extinguida.

L.d.L. — Sí, no se le daba un uso porque no había en este país la necesidad, porque no se desarrollaba la producción del sorgo dulce para la utilización de ese alcohol, para utilizar como carburante

A.L. — Es importante lo que usted dice respecto a que ese usaba como ración porque no se usaba como alimento humano, y de ahí parte de los problemas del sobreprecio de los biocombustibles.

L.d.L. —No, no. Ese es otro tema. La clave está en las políticas y los modelos de producción de los agrocombustibles, para que convivan con la producción de alimentos. Por supuesto que lo de la materia prima es importante, pero podemos tener una materia prima que no sea alimenticia (que no sea alimento humano), pero si el Uruguay pasa a desarrollar sólo esa materia prima para producir etanol para aquí y el resto para exportarlo y eso arrasa otras actividades productivas, el daño es el mismo. Creemos que lo más importante es definir áreas; una política de ordenamiento productivo que permita que los agrocombustibles en el Uruguay se desarrollen en compatibilidad con la producción de alimentos. Y eso es posible en este proceso que tiene Ancap. Nosotros vamos a estar produciendo una mezcla del 8% de etanol con gasolina.

A.L. — ¿Ese es el objetivo? En litros ¿cuánto es?

L.d.L. — Son 28.000 o 29.000 m3 anuales de etanol. Esa producción y la que vamos a hacer de biodiesel en el sur del país va a ocupar en total unas 100.000 hectáreas. Fíjese que hay 1.016.000,5 hectáreas que se utilizan para la actividad agropecuaria en el país. Estas 100.000, son un poquito más del 1%, y vamos a tener ese 8% de etanol para mezclar con gasolina, y un 2% de biodiesel para mezclar con gasoil. Estamos hablando de porcentajes; en el caso del etanol que son mínimos de mezcla. Brasil durante años tuvo hasta un 25% de etanol con gasolina sin tocar los motores. Es un alcohol deshidratado, igual que el que nosotros vamos a hacer. Paraguay lo viene haciendo desde hace muchos años, a pesar de que Paraguay tiene menos prensa que Brasil, hace también muchos años que tiene mezclas de un 24% o un 25% de etanol con gasolina. Lo más importante, innovador y trascendente para el Uruguay es que inicia el camino de producción de combustibles, de su carburante nacional. Un país que hasta el momento, era 100% dependiente del petróleo, sí o sí tenía que empezar con este proceso.

A.L. — ¿Ya formalizó Pdvsa la inversión?

L.d.L. — Se está en ese proceso. Creemos que en las próximas semanas eso ya va a quedar formalizado, pero es clara la intención desde hace un tiempo a esta parte de Pdvsa, de lograr una participación del 25%.

A.L. — ¿Ahora tiene el 10%?

L.d.L. — Ahora tiene el 10%.

A.L. — ¿Cuánto pone para comprar el otro 15%?

L.d.L. —Eso se está terminando de negociar, pero en definitiva esa adquisición de las acciones también lleva a que va a acompañar en todas estas inversiones. Para nosotros es muy importante la presencia de ellos; no sólo del acompañamiento de las inversiones sino también porque creemos que desde el punto de vista estratégico estos temas de alimentación y de energía, son claves y sirven de mucho cuando hablamos de la integración regional y la complementariedad. Creemos que a través de la participación en conjunto de las empresas estatales como Pdvsa y Ancap, ese rol se puede jugar.

Creemos que es muy importante decir algo que hoy está arriba de la mesa: el papel del Estado, muchas veces cuestionado. ¿Hasta dónde el Estado debe actuar? Creemos que acá hay una definición muy clara del Estado haciendo inversiones importantes. El tema es que son temas estratégicos. La alimentación, el tema del azúcar. Cabe recordar que en el año 2005; nosotros comenzamos en marzo de 2006 la gestión del Ingenio Azucarero. El 85% el azúcar que consumíamos los uruguayos era importado, hoy esa relación ya está cercana a un 40%, de un alimento que es esencial. Por eso hablábamos que este proyecto se enmarca en los conceptos de soberanía alimentaria.

Y también desde el punto de vista energético. O sea, el Estado jugando un papel muy fuerte en la definición de políticas, pero también poniendo recursos para la generación de trabajo, para establecer estas cadenas agroindustriales, —que no vienen para estar un año o dos años—, sino que son cadenas agroindustriales que tienen efecto país muy fuerte. El ahorro de divisas por la sustitución progresiva de etanol con los combustibles de origen fósil; la biomasa (por eso hablamos también de la producción de energía eléctrica a partir del año que viene); vendiéndole a la red de UTE, energía eléctrica producida a partir de la gestión de los residuos y la utilización de bagazo de la caña para producir energía eléctrica. Entonces, es un papel muy fuerte del Estado porque esto genera valor; trabajo; radicación de la gente en el campo; desarrollo local y tiende a la soberanía energética y soberanía alimentaria.

Por supuesto que alrededor de estos proyectos también está el desarrollo de la alimentación animal. Tenemos un proyecto donde utilizamos parte de la biomasa que no va a la industria, o sea de la caña y el sorgo. Estamos trabajando con la Facultad de Agronomía, —con la Estación Mario Cassinoni de Paysandú —; con expertos en nutrición animal, para que esa biomasa no utilizada en la parte energética de nuestra planta sea utilizada para la alimentación animal. O sea, se trata de una gestión amplia, integral de esta cadena para lograr ahí toda esta alimentación animal que es base a la alimentación humana. Energía, alimentación humana directamente y ese es el gran objetivo.

A.L. — Cuando funcione todo esto, —después usted me dirá los plazos—, ¿va a ser rentable el proyecto? Vio que el diputado nacionalista Pablo Abdala -que fue Director de Ancap-, dijo en febrero que ALUR es “un barril sin fondo”. ¿Va a ser rentable o no?

L.d.L. — Creo que la respuesta es esto que decíamos. Aquí hay una decisión muy clara de que este proceso —del que recién hablábamos—, en países vecinos lleva ya más de 30 años, en Uruguay comenzó ahora. No es novedad para nadie la falta de inversión que ha habido en sectores claves del país. Para seguir hablando del grupo Ancap, hoy hay países en la región demandando portland y Uruguay no tiene portland aunque quisiéramos.

¿Por qué? Porque faltó inversión o faltó incorporar tecnología. Y este proyecto de ALUR que por supuesto, fue analizado y hecho por técnicos de ALUR, de Ancap y una Consultora Internacional que trabaja en todos los negocios del Grupo Ancap, —que es un proyecto que fue hecho a 15 años y que tiene todo un retorno adecuado, fue hecho con las tasas correspondientes—; pero sin lugar a dudas, necesitamos hacer inversiones importantes. Ojala que estas inversiones y todas estas definiciones estratégicas se hubieran hecho hace mucho tiempo en el país, lamentablemente se están haciendo ahora y bueno en definitiva creemos que aquí lo que hay son dos visiones del país; dos modelos de país que se están comenzando a vislumbrar. Este donde (como decíamos), el Estado juega muy fuerte y otros donde el Estado no juega un papel tan importante.

A.L. — La semana pasada se creo un fideicomiso; el Banco República va a aportar creo que US$ 8.000.000, para pagar deudas que ALUR tiene con los cañeros o sea con los que plantan la caña de azúcar; los propietarios de los terrenos. El BROU pone los US$ 8.000.000 y ALUR pone en garantía los futuros ingresos por la venta de los productos. ¿Cuánto deben a los productores de caña y por qué se generó esa deuda?

L.d.L. — Este fideicomiso financiero se crea porque estamos haciendo inversiones muy importantes con la optimización del Ingenio Azucarero (que ya está funcionando), donde mejora la calidad el azúcar; una caldera nueva para eficiencia energética; la turbina del generador para la producción de energía eléctrica y la destilería. Este proyecto necesita inversión en la fase primaria, en la parte agrícola. Este es el objetivo fundamental de ese fideicomiso, que tiene tres grandes objetivos específicos. Uno es cambiar toda la logística de cosecha. O sea, la cosecha es el 50% de los costos de producción agrícola y ALUR (como lo hacen todas las cadenas agroindustriales de estas características en el mundo, con caña y sorgo); va a centralizar parte de la cosecha y para eso va a adquirir equipamiento adecuado para el transporte y la mecanización. Después del corte manual que tiene la caña, hacia adelante, se va a mecanizar todo. Ese es uno de los objetivos que tiene este fondo que usted mencionaba respecto a los US$ 8.000.000.

Otro objetivo es elaborar un proyecto de riego, porque el área de caña se riega artificialmente en el Uruguay, y son tres sistemas colectivos de riego que alcanzan unas 10.000 hectáreas. También como en la industria, en el campo había una fuerte desinversión y se elaboró este proyecto de riego porque había que mejorar la eficiencia del riego, para poder mejorar la productividad y para bajar los costos que hoy tienen los riegos que son muy grandes. Esa es la segunda etapa y segundo objetivo de este fideicomiso.

A.L. — La logística de la cosecha y el riego forman el 60% de la estructura de los costos agrícolas.

L.d.L. — Exactamente, y el tercer elemento —como usted mencionaba—; el 2007 fue un año donde tuvimos, después de 40 años, las heladas más importantes que sufrió la zona norte del país y afectó a la producción del año pasado. Eso genera un endeudamiento importante, sumado a que esa situación del año pasado todavía generó pérdidas para este año, porque tuvieron poco desarrollo esas áreas afectadas por las heladas. Entonces, el 2007-2008 lo tomamos como un todo y ese fondo, —como lo tiene el fondo lechero, el fondo arrocero—, fue utilizado -una parte de esos US$ 8.000.000-, para resolver algunos aspectos de endeudamiento y de libre disponibilidad que permiten que el productor pueda hacer inversiones en maquinarias, en herramientas para mejorar su productividad para el futuro. Ese es el objetivo que se buscó con este fideicomiso.

A.L. — ¿Pero hay deudas con los que plantan la caña?

L.d.L. — No. Los productores tiene deudas con ALUR; no nosotros con ellos. Ellos tienen deudas con ALUR y con entidades financieras…

A.L. — ¿ALUR adelanta el dinero?

L.d.L. — ALUR financia junto a otra entidad financiera; van financiando por etapas las actividades agrícolas. Nosotros recibimos la materia prima que es la caña que ahí viene el azúcar que se industrializa (el jugo); y después lo que al productor le queda es una cuenta, que son los costos que financió ALUR de producción; más el ingreso que él trae con la caña y ahí se deduce si queda con el endeudamiento o si queda con libre disponibilidad. El año 2007 fue un año muy difícil, porque se generó un endeudamiento muy fuerte. Casi el 30% de la producción se perdió por las heladas y eso fue arrastrando también para el 2008. Este fondo lo que buscó fue resolver en parte ese endeudamiento y mejorar todo lo que es el resultado del año 2008.

A.L. — ¿Y los productores cómo pagan después este dinero?

L.d.L. — Lo que queda de deuda va a ser refinanciado a 5 años y el resto el productor lo tiene en dinero, —los que tienen una productividad adecuada—, y lo utilizan para reinvertir en el campo.

A.L. — ¿El etanol empieza ahora en diciembre?

L.d.L. — Las primeras pruebas las vamos a tener ahora en diciembre y ya los volúmenes para las mezclas se van a comenzar a producir los primeros meses del año y ya en enero y febrero con melaza producida este año -la melaza es un co-producto de la producción azucarera- esa melaza va a ser utilizada para producir etanol. Después seguimos con sorgo dulce, que entra a la fábrica en el mes de marzo.

A.L. — Les alarga el plazo de trabajo de la…

L.d.L. — Claro, exactamente porque con la caña tenemos 5 meses, al incorporar el sorgo dulce vamos a llegar a 7 1/2 meses. Entonces, nos alarga toda la actividad.

A.L. — ¿El sorgo es en el norte o en el centro del país?

L.d.L. — No, no. El sorgo también se hace en Bella Unión.

A.L. — Todo en Bella Unión.

L.d.L. — Sí, en un radio de 25 kilómetros tenemos la producción de caña y en un futuro ahora también la producción de sorgo dulce. Se complementan las dos muy bien porque entran en distintas etapas en la industria.

A.L. — ¿Y la energía?

L.d.L. — La energía empezamos en el mes de mayo-junio con el proyecto de generación a venderla a la red de UTE.

A.L. — ¿Son esos 7 meses?

L.d.L. — En principio son 5 meses para pasar a 7 el otro año, ya con el sorgo también.

A.L. — ¿Cuántos megawatts?

L.d.L. — Cinco megas se le van a vender en la primera etapa.

A.L. — ¿En esos 5 meses?

L.d.L. — Exactamente, durante 24 horas eso es lo que se va a ir vendiendo, vamos a estar en invierno, que es una de las etapas de mayor consumo, entonces entramos en una etapa de buena venta para UTE.

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