Con el arándano como eje productivo y con fuertes componentes de biotecnología, desarrollando también la producción agrícola-familiar, fue que nació el proyecto FILITEC.
Yael Filipiak, directora del proyecto FILITEC
La producción de arándanos ha tenido un crecimiento excepcional en los últimos años en nuestro país, llegándose a exportar en 2008 unas 600 toneladas de arándanos por un valor cercano a los US$ 6 millones. En promedio los arándonos se venden a US$ 10 el kilo, porque en algunas épocas del año, sobre todo en lo que se llama la contra estación de los países del norte, los arándanos suelen llegar a valer hasta US$ 15 el kilo.
Para algunos el tema de los arándanos resultó ser un negocio muy redituable, sin embargo, como ocurre en otras cadenas agroindustriales, la agricultura familiar ha quedado excluida de esta posibilidad, porque les es difícil llegar a algunos mercados internacionales o dependen de intermediarios, los que en definitiva se llevan buena parte de las ganancias.
Con el arándano como eje productivo y con fuertes componentes de biotecnología, desarrollando también la producción agrícola-familiar fue que nació el proyecto FILITEC. Este proyecto no sólo tiene que ver con la producción de arándanos, sino también con muchos aspectos sociales que son interesantes desarrollar. Para conocerlo conversamos con la veterinaria Yael Filipiak, la creadora y directora del proyecto FILITEC.
Alejandro Landoni — Yael Filipiak participó del curso de Biotecsur, el curso de Biotecnología.
¿Cómo fue que surgió esta idea de FILITEC?
Yael Filipiak — Surgió a partir de mi trabajo en organizaciones no gubernamentales, en las cuales pude conocer bastante de cerca todo el tema de la producción agrícola familiar — al estar en contacto con ellos y si bien nunca fui productora, sí pude ver cómo se desempeñaban y las dificultades que tenían —; me hice un poco “carne” de toda esa situación y estudiando diversos proyectos que se pudieran hacer, apareció el tema del arándano.
Quiero hacer una aclaración con respecto a este tema, y es que el arándano no es el fin del proyecto; no es un fin en sí mismo sino que simplemente es una herramienta o un medio que seleccionamos no de una forma casual, sino por las características que tiene el arándano.
El arándano tiene características especiales en cuanto a rentabilidad, en cuanto a la rusticidad del cultivo; a la posibilidad de trabajo en predios pequeños; de mano de obra intensiva como es la de la producción agrícola familiar.
A.L. — Porqué hasta ahora el arándano estaba centrado en gente con capital como para invertir y esperar algunos años para que esas plantas empezaran a dar sus frutos…
Y.F. — Sí, exactamente.
El escenario del arándano en nuestro país estuvo siempre enfocado hacia grandes producciones; hacia gente que podía invertir mucho dinero, grandes empresarios, inversiones muy importantes y también extensiones importantes, lo que también genera una debilidad en el cultivo porque es un cultivo de mano de obra intensiva.
Es un cultivo realmente ideal para promocionarlo en la agricultura familiar, cosa que hasta el momento no se ha hecho e inclusive muchos productores quedaron fuera de la posibilidad de realizar estos cultivos por la exigencia en el capital inicial.
A.L. — ¿Cómo logra con su proyecto romper eso? Porque hay que esperar muchos años para que las plantas den sus frutos; hay que poner un montón de dinero por hectárea y esto cuando estamos hablando de agricultores familiares, sobre todo de predios pequeños, es complicado.
Y.F. — Digamos que ese es el “producto método” de nosotros, de FILITEC.
La producción agrícola familiar abarca el 24% del territorio nacional y si incluimos a los medianos productores llegamos al 50% del territorio, y a su vez son el 90% de todos los productores del país de las empresas agrarias. Eso hace que sea un potencial inmenso el que tienen en sus manos los productores agrícolas.
¿Cómo hacer para que ellos puedan tener acceso a producciones que estuvieron restringidas desde el punto de vista económico?
Ellos van a tener posibilidad de acceder de varias formas: reduciendo las exigencias financieras iniciales; es decir, con la posibilidad de escalonar sus producciones.
A.L. — ¿Qué quiere decir eso?
Y.F. — Voy a explicar desde dónde comienza todo esto porque el primer eslabón de esta cadena agroindustrial que pretende ser el proyecto, es un laboratorio de micropropagación vegetal que es la forma de producir plantines de arándano a gran escala como para poder tener una producción realmente importante y que después pueda ir al mercado internacional.
Entonces, comienza en el laboratorio de Biotecnología que produce esos plantines, después esas plantas pasan a una primera etapa ex vitro, fuera del vidrio, en un invernadero y en condiciones controladas y después ya irían a una red de viveros de la producción agrícola familiar.
Esa red de viveros sería la base social inicial del emprendimiento. El emprendimiento comienza cuando esa base social esté formada por cien pequeñas producciones que estén interesadas en esto.
Más allá de un proyecto, la iniciativa tiene forma de programa porque nuclea muchísimos actores tanto del sector público, privado, organizaciones de productores, etc. Tiene más forma de programa que de proyecto.
Las personas que quieran adherirse a este programa van a recibir mensualmente esas plantas pequeñas ex vitro, que como no tienen todo ese proceso de crecimiento que tendrían en un vivero convencional, van a tener un costo muy reducido, y se les transfieren cien plantas mensuales, eso es lo básico, y el que quiera comenzar con doscientas plantas mensuales también lo va a poder hacer.
Así, pasarían a esa red de viveros equipados con tecnología que traemos de Venezuela: sería la instalación de un invernadero de muy bajo costo y con todos los materiales nacionales sin tener que importar nada y muy fácil de armar. Las plantas pasan a ese invernadero donde permanecen por lo menos entre uno y dos años. Pasarían a la producción en tierra a partir de los dos años de crecimiento.
A.L. — ¿Serían esas mismas familias las que después sacan los plantines del invernadero y lo ponen en su propio predio?
Y.F. — Seguro.
Ahí tenemos varias ventajas: una es en cuanto a la calidad que vamos a conseguir, porque la calidad de las plantas de dos años va a ser muy superior a una planta que estuvo en ese período en la intemperie, y otra la posibilidad de producir en el primer año de plantación a campo, es decir, ya tener una producción interesante al inicio y no tener que mantener una plantación durante dos años prácticamente improductiva.
Tenemos ya ahí el beneficio de poder ir escalonando la producción; de poder hacer la plantación con cosecha a partir del primer año de cultivo.
A.L. — Si son cien plantas por mes que les van a dar a estas familias que están tratando de reunir en una red de cien pequeños productores, ¿al final cuántas hectáreas podría tener cada uno en su campo?
Y.F. — La producción anual de plantas, andaría en el promedio de las 100 mil o 120 mil plantas — seguramente van a ser más —, eso equivaldría en un tipo de plantación convencional a unas 40 hectáreas más o menos de cultivo.
A partir de estudios e investigaciones que tenemos, hemos visto que la producción se puede intensificar más con mejores resultados y la idea es poner más plantas por hectárea.
A.L. — Cuando llega el momento de cosechar los frutos, ¿cómo se trabaja con esa red?
Y.F. — Ahí está el tema de la mano de obra; es un cultivo muy intensivo en mano de obra y en esto se beneficia muchísimo el programa: en la mano de obra de la producción agrícola familiar que tiene disponibilidad de cosechar ellos mismos, y también va a dar posibilidades de incorporar gente de las cercanías a los predios que trabajen con nosotros.
A.L. — ¿La finalidad siempre es exportar?
Y.F. — Por supuesto.
De esa forma nosotros conseguimos el volumen necesario para la exportación sin tener que pasar a través de la intermediación.
O sea, que sea un programa que funcione de forma integral, y como es un emprendimiento agroindustrial iríamos eslabonando la producción y eso va a dar posibilidades de que estas producciones agrícolas se vayan diversificando a una planta de procesamiento de cualquier cosa, porque el arándano se presta para muchas cosas. El arándano tiene propiedades nutricéutricas muy importantes.
A.L. — Los famosos flavonoides.
Y.F. — Sí.
A.L. — En Estados Unidos dicen que es la fruta o frutito de la salud.
Y.F. — Sí, es la fruta que tiene más antioxidantes a nivel mundial y se le van descubriendo más cosas y esto hace que el mercado vaya aumentando.
La demanda es mayor en la medida que hay más plantas de procesamiento a nivel mundial, pero también nos permite investigar a nosotros, y a partir de este laboratorio de micropropagación vegetal que vendría a ser parte de FILITEC agroindustrial, vamos también a participar en la parte de investigación y de desarrollo — por supuesto que hay una instancia de capacitación en esta red de viveros —, y también va a haber la posibilidad de hacer una especie de incubadora de emprendimientos a partir del laboratorio; a partir de FILITEC agroindustrial.
Por ejemplo, vamos a necesitar una planta de compostaje para toda esta producción, entonces esa misma planta de compostaje la idea es que surja de las mismas producciones agrícolas. Vamos a necesitar una cantidad de insumos y que van a salir de aquí mismo.
A.L. — Este proyecto ya tiene una larga lista de reconocimientos: la propia Presidencia de la República lo declaró de interés nacional; varios ministerios lo declararon de interés ministerial; también varias intendencias lo han declarado de interés municipal.
¿En qué está este proyecto? ¿Ya están trabajando? ¿En qué fase están?
Y.F. — Tenemos toda esta trayectoria que nos ha llevado un tiempo y nos ha llevado mucha investigación, tanto en cuanto a la producción agrícola familiar, que hemos editado documentos con respecto al tema; también con respecto a la producción de arándanos; con respecto a la Biotecnología, etc. Hay mucha investigación que hemos ido generando y también están esas declaraciones de interés nacional y ministerial por el Ministerio del Interior.
El tema específico del Ministerio del Interior es trabajar a través de comodatos que el Ministerio del Interior otorgaría al proyecto, a través de ONGs; en esos comodatos de tierras que tienen diferentes departamentos y el aporte sería…
A.L. — Para que las trabajen los propios presos.
Y.F. — Exactamente.
La posibilidad de insertar presos del tipo de régimen abierto. Hay presos que por la nueva Ley de Cárceles tienen la posibilidad de trabajar y de esa forma reducen la pena; por cada día de trabajo y estudio se les va reduciendo la condena. A su vez, también tienen la posibilidad de poder ir generando un peculio para cuando salgan, además de la experiencia laboral y el conocimiento que van a adquirir.
Eso por un lado, y por el otro es un proyecto que va a tener un impacto muy fuerte a nivel social, a nivel de desarrollo en todo sentido — agrícola, tecnológico, biotecnológico y social —; y la parte de las producciones agrícolas familiares no es un tema menor, porque nosotros de esa forma a los productores les damos la posibilidad de tener cultivos de alta rentabilidad, de mucho interés (cultivos de primor), que son de arándanos y pueden ser otros también y ya tenemos una listita de productos interesantes para estas producciones. También se valoriza la tierra, porque con este tipo de cultivos sus propios predios van a adquirir nuevos valores.
A nivel nacional también damos la posibilidad a través de las producciones agrícolas familiares de conservar y defender los activos territoriales y culturales del país. La agricultura familiar es muy propicia para que de alguna forma se mantengan los valores que nosotros tenemos hasta el momento. A veces es difícil mantenerlos.
A.L. — ¿El proyecto está en sus fases iniciales a pesar de todas estas declaraciones de interés?
Y.F. — Son todos avances, pero la parte ejecutiva empieza con la instalación del laboratorio.
Ya tenemos el lugar para instalar el laboratorio que es en el Polo Tecnológico de Pando y en este momento estamos por conseguir el equipamiento, todavía nos faltan algunos equipos para el laboratorio. Una vez con el laboratorio el programa se lanza con todo para poder abastecer a los productores.
A.L. — ¿Esta primera etapa está financiada? ¿Son fondos propios o son fondos que tienen que conseguir?
Y.F. — No, lo que tengo es el apoyo del Polo Tecnológico, el apoyo del INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) en cuanto a transferencia tecnológica, pero en este momento nos está faltando la financiación del equipamiento para el laboratorio.
A.L. — Y en ese proceso están.
Y.F. — Estamos en ese proceso de continuar el diálogo con el gobierno, de retomarlo por los cambios que ha habido e ir generando esa base social, porque es muy importante en el sentido de la fuerza que le da al emprendimiento. Son cosas que hay que hacer juntas; no son aisladas porque una cosa es para la otra y se complementan, o sea que es un trabajo arduo pero que hay que ir haciéndolo.
A.L. — Para aquellos que nos están escuchando, que tienen una parcela de tierra o son productores, ¿en qué zona está pensando que estaría esta red de productores?
Y.F. — Eso va a depender de dónde surjan las propuestas de los productores. Trabajaríamos con diez grupos de diez productores que estén bastante nucleados.
El Polo Tecnológico queda en Pando o sea que en las inmediaciones de Pando surgirán seguramente un par de grupos, y después en las locaciones de los propios grupos que se reúnan de aproximadamente diez o quince productores: vamos a ir hasta donde ellos estén.
A.L. — ¿La idea sería formar algún tipo de cooperativa entre ellos?
Y.F. — La parte organizacional funcionaría más bien tipo clúster de empresas, o sea que cada uno va a ser independiente y dependiente al mismo tiempo. Va a ser independiente porque va a ser una empresa en sí mismo, pero que va a trabajar en cooperación con todo este proyecto. Va a ser una forma intercooperativa de trabajo y sí a través de asocaciones.
Nos interesa mucho contactar con las asociaciones de productores, que se fortalecerán las que existen o se crearán nuevas, porque estos núcleos de diez o de cien productores se van a nuclear en asociaciones de productores para después tener su propia representatividad.
A.L. — ¿Los que quieran comunicarse con usted a dónde lo pueden hacer?
Y.F. — Les paso mi celular 095207592.