Astillero de la Armada

El Astillero de la Armada está construyendo el proyecto más importante de la industria naval uruguaya.

La industria naval uruguaya está resurgiendo.

En 2006, la construcción de cuatro barcazas para la empresa Botnia reflotó una industria que arrastraba 20 años de parálisis.

Dos de las barcazas fueron construidas por la Armada Nacional en asociación con una empresa privada. La iniciativa implicó la reconstrucción del “semiderruido” Astillero naval de Punta Lobos, en la bahía de Montevideo, a un costo superior al millón y medio de dólares.

Reconstruidas las instalaciones y conformado el equipo de trabajo, el Astillero de la Armada consiguió los fondos necesarios para construir un buque balizador, al tiempo que fue contratado por una empresa privada para construir un buque taller denominado “pontón”.

En febrero de 2009, el Ministerio de Defensa y ANCAP firmaron un acuerdo para la construcción de dos barcazas cisterna y un empujador para el transporte de combustibles.

El proyecto, por 12 millones y medio de dólares, es considerado por la Armada “el desafío más importante para la historia de la construcción naval del país”.

Este programa de Producción Nacional registra la construcción de estas barcazas cisterna, al tiempo que indaga en el funcionamiento del Astillero militar en el cual trabajan 100 personas, la mayoría civiles contratados.

Además, el programa muestra las distintas visiones, algunas encontradas, que conviven en el cluster de la industria naval uruguaya.

Un diagnóstico de este conglomerado determinó tres segmentos de mercado en los cuales las empresas uruguayas podrían competir: la construcción de barcazas y remolcadores para la hidrovía; la confección de navipartes para la industria brasilera y las reparaciones programadas de los buques de gran porte denominados “post-panamax”.

En Brasil, la industria naval espera invertir unos 5.000 millones de dólares en los próximos cinco o seis años en la construcción de nuevos barcos y plataformas petroleras para atender los nuevos yacimientos descubiertos.

Dieciséis empresarios uruguayos consideraron que esta situación representa una gran oportunidad para sus empresas y nombraron un representante comercial (bróker) en el vecino país.

“La única limitante para las empresas navales uruguayas está en no poder llegar a producir el número de barcopartes que piden los brasileros”, señaló Miguel Ayzaguer, director del Taller Timón e integrante del cluster.

Sin embargo, está visión no es compartida por Daniel de Siano, presidente de la Cámara de la Industria Naval del Uruguay y director de Tsakos. El empresario considera que Uruguay no debiera “distraerse con las navipartes porque son para pequeños talleres metalúrgicos que no van a poder posicionarse ante la industria brasilera”.

En otro orden, De Siano señaló que el Astillero de la Armada fue “reconstruido con dineros públicos” y que el sector privado siente que está compitiendo con él “en condiciones desiguales”. “No nos parece que el cometido de la Armada sea competir con el sector privado”, concluyó.

Este programa se rodó en setiembre de 2009 en tres jornadas de trabajo.