De hurgadores a empresarios

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Eran hurgadores pero por convenio entre el BID y la organización San Vicente instalaron su empresa. Hoy es la única que se dedica al reciclaje de basura tecnológica.

Con Raúl Rodríguez, Director y uno de los tres dueños de la empresa CRECOEL
Entrevista emitida el lunes 01/09/08 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE


 

Alejandro Landoni – El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que todos los años se genera, en todo el mundo hasta 50 millones de toneladas de basura electrónica.

La eliminación inapropiada de estos deshechos libera peligrosas sustancias químicas, y también algunos metales pesados que le están generando un perjuicio importante al medio ambiente, según reconoció Nelson Sabogal encargado de Asuntos Científicos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Greenpeace sostiene que si uno pusiera estos 50 millones de toneladas en vagones de un tren, el ferrocarril daría la vuelta al mundo.

La irrupción de los celulares, y sobre todo en América Latina, ha generado que la cifra de la basura tecnológica se multiplique.

En diciembre del año pasado, Ancel lanzó una campaña denominada «De Recolección de Material Telefónico en Desuso». Lo que demuestra una preocupación de la compañía estatal por este tema.

 

En el Parlamento, el senador Alberto Cid (Asamblea Uruguay), tiene pronto un proyecto -hoy lo presentó ante la Bancada Oficialista-, para crear un sistema de gestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en nuestro país, algo que en la Unión Europea ya se hace aproximadamente desde el año 2003.

Hoy vamos a entrevistas al director de la única empresa del Uruguay que se dedica a reciclar basura tecnológica.

¿Por qué Crecoel?

Raúl Rodríguez – Crecoel se llama porque se iba a formar una cooperativa de seis personas, (Cooperativa de Recicladores de Componentes Electrónicos). Como estaba en estudio el emprendimiento y las finanzas no daban para cubrir seis sueldos, entonces votamos las dos personas que quedamos.

A.L. – Empezaron dos.

R.R. – Empezamos cuatro. Las otras dos personas no estaban conformes con el resultado que estaba dando y optaron por otra clase de reciclado

A.L. – Así que empezaron siendo una empresa de cuatro nada más y después quedaron dos.

R.R. – Quedamos dos.

A.L. – ¿Antes qué hacían? ¿Eran clasificadores de residuos?

R.R. – De residuos de la calle.

A.L. – ¿Tenían un carrito?

R.R. – Sí. Un carrito con una bicicleta.

A.L.- ¿Ya trabajaban juntos?

R.R. – Sí, conocimos a la Organización San Vicente que por intermedio de un sorteo nos adjudicaron el cuidado de los llamados «puntos verdes». Teníamos una buena remuneración, y ahí se suma una parte de capacitación empresarial a través del CLAEH. Probamos las capacitaciones que fueron muy buenas; trabajamos en grupos con varios recicladores.

Los grupos que salían eran excelentes; de todas las cooperativas, de las cinco cooperativas.

A.L.- Estamos hablando de un programa que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) subscribió con la organización San Vicente que es la obra del padre Cacho.

En el año 2001 el BID suscribió este convenio y puso 500 mil dólares para fomentar el desarrollo de microempresas de clasificadores.

El CLAEH fue una de las instituciones formadoras; COFAC en aquel momento administró los fondos. Se concretaron varios proyectos, hubo 270 clasificadores que pasaron por esos cursos.

¿Por qué eligieron trabajar en basura tecnológica?

R.R. – Fue por intermedio de Diego Castell, de la empresa Arnaldo C. Castro. Buscamos en Internet quién se dedicaba a reciclar aparatos electrónicos y lo encontramos.

Tocó ir a CEMPRE, en ese tiempo la directora Ana Luisa llamó a San Vicente para ver si había grupos capacitados.

O sea, que se enfrentara a ese problema de la basura tecnológica, y probamos. Es muy caro el costo, había que salir a pedir préstamos porque no era rentable.

 

Con Luis Orta (que es nuestro asesor), establecimos como cobrar nuestro servicio, porque es un servicio especial.

Ya que la Intendencia no nos contrataba por ese servicio, entonces las empresas privadas pagaban un servicio de recolección especial.

Después que se definimos esto, buscamos todo lo que tiene que ver con el desarme y salimos a averiguar los mejores compradores de metal, de plástico y la chatarra.

Y llegamos a establecer contacto con el mayor comprador de metales del mercado y nos atendieron muy bien.

A.L. – ¿Dónde están trabajando ahora? ¿Dónde está la Planta de ustedes?

R.R. – Antes estábamos en San Vicente y después se probó con otra empresa para trabajar en conjunto y nos encontró un lugar en el Parque Tecnológico Industrial (PTI) del Cerro.

A.L. – ¿Cómo trabajan en el PTI?

R.R. – El lugar que tenemos es bastante amplio más si tenemos en cuenta todas las empresas que hay ahí dentro.

A.L. ¿Y qué aparatos reciclan? ¿Cuál es el mecanismo para irlos a buscar?

R.R. – Las empresas se contactan por intermedio del Laboratorio de Higiene de la Intendencia de Montevideo.

 

Si es basura electrónica dan el teléfono nuestro y las empresas se contactan por teléfono con nosotros. Va uno de nosotros para dar un presupuesto y ver el volumen, mostrarle la planificación y cómo es la recolección y el gasto del servicio

A.L. – ¿O sea que ustedes por retirar la basura tecnológica, cobran un servicio?

R.R. – Sí, es un servicio. Hay que cobrar para que nos den las finanzas.

A.L. – No hay más remedio que cobrar.

R.R. – Y después que hacemos nuestro presupuesto y viene el OK de las empresas, alquilamos un camión -porque no tenemos camiones-, vamos y retiramos esos componentes electrónicos.

Los llevamos a la Planta y ahí clasificamos: monitores, gabinetes, impresoras, teclados; porque cada uno tiene su lugar.

Vamos primero por los gabinetes porque no generan residuos; todo es reciclable.

Tendrá un 1% de residuos que son los capacitores y las pilas nada más.

Después trabajamos con las impresoras que también es todo reciclable, menos los capacitores, o sea también tienen un 1% de residuos, y después vamos a los tubos.

En los tubos tenemos que del 80% hay un 20% que es residuos que es la parte del tubo de imagen que contiene plomo por ejemplo.

Después la carcaza se limpia y lo colocamos en el mercado de la electricidad; se alquila a una cooperativa de plástico para moler. Eso genera un costo.

 

A.L. – Es una cooperativa de trabajadores; es una empresa recuperada.

R.R. – Ellos nos alquilan el Molino y nos dan seguridad que el material va sin contaminación de papeles, tornillos. Ellos mismos tratan de hacer el otro reciclaje.

Después seguimos por las plaquetas; el aluminio; el cobre, el forrado que se le llama al cable. Acá en este residuo no se usa ni agua ni fuego.

A.L. – ¿Ustedes desarman las computadoras?

R.R. – Sí.

A.L. – ¿Y se llevan sólo computadoras o se llevan más cosas?

R.R. – Tenemos también por la parte de Phillips, los televisores, equipos de audio, entra también la parte de aires acondicionados.

El único que no estamos recibiendo -porque no tenemos la autorización- son las partes de microondas que tienen elementos altamente contaminantes.

Después tenemos la parte de Laboratorios. Todas aquellas máquinas que trabajan con sangre, tampoco tenemos autorización de trabajarlas.

A.L. – Están en el Parque Tecnológico del Cerro que es de la Intendencia de Montevideo, supongo que tienen una habilitación Municipal ¿están autorizados por Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA)?

R.R. – Sí.

A.L. – La cooperativa comenzó con 30 clientes y hoy tiene 60. ¿Cuándo empezaron a trabajar?

R.R. – Eso fue en marzo hace 3 años, pero un año antes estábamos con pruebas; estudiando cómo eran los estatutos, cómo hacer la planificación o sea, la parte de gestión.

A.L. – ¿Cómo fue pasar de ser clasificador de residuos y trabajar en la calle con la bicicleta, o con el carro o el caballo; a ser director de una empresa que tiene que relacionarse con otros para obtener los materiales?

R.R. – Esto es una diferencia muy grande. Pasar al marketing y a Gerente como le pasa a los otros socios: es lo más grande

O sea, que cuando hay oportunidad de estudiar aunque sea de viejo, siempre sigo con el cuaderno y cuando hay algo a lo que le tenés fe y tenés fortaleza y la oportunidad de que te están apoyando, hay que aprovecharlo.

Se los digo para todas las empresas y para los gurises que están haciendo la parte metalúrgica del PTI, que son chiquilines de Asentamientos. Siempre les digo eso: que estudien y estudien porque que hay bastante apoyo.

A.L. – ¿Qué fue lo que más les costó a ustedes, o a usted particularmente?

R.R. – Lo que más costó fue el arranque, porque arrancamos de cero y tuvimos que enfrentar la organización de la empresa.

A.L. – En este momento hay todo un movimiento impulsado por la Ley de Envases en el reciclaje del plástico. Ustedes son los precursores en un área nueva, totalmente innovadora.

R.R. – Hay muchas empresas dentro de eso. Dentro de San Vicente, por ejemplo que ni ellos mismos creían que iban a ser también empresarios.

Está USCA, COCLAN, la parte de las volquetas. Son todos recicladores o sea que todos estudiaron, todos pasaron por el CLAEH y se les brindó todo el asesoramiento profesional.

Que también te da una tranquilidad porque antes de dar una firma, un contrato ellos te apoyan y estudiamos varias veces los formularios para no tener inconvenientes.

De marketing y la parte de contadores somos «pa’ atrás».

A.L. – ¿Qué pasa con los celulares? ¿Por qué no están trabajando ustedes con el reciclaje de celulares que hay millones de celulares?

R.R. – Ya estuvieron contactándose con nosotros la parte Movistar y llevé esta propuesta a San Vicente donde me preguntaron si había venta de baterías. Si alguien compraba las baterías; si había reciclado.

Nadie compraba nada, entonces fuimos con Radesca para ver si alguien compra las baterías que es lo principal

Después la parte de micro, es uy chico o sea que no afecta nada porque es desarmar, sacar y mandar para la Planta de La Teja.

Pero lo que está bravo es colocar las baterías, por eso no entramos a ese servicio y para tener todos los celulares en Planta y que estén parados es lo mismo que la nada.

Tratamos que alguien que conozca bien las baterías, que recicle y nos apoye. Entonces nosotros hacemos ese servicio, pero mientras tanto no.

A.L. – No pueden encarar este servicio.

R.R. – Estamos en la parte de estudios, de Antel con la parte de los teléfonos de hogares.

A.L. – Sí, en diciembre habían comenzado esta campaña de recolección de material telefónico en desuso.

R.R. – Conatel está trabajando con nosotros. Está llamando y pidiendo el servicio de levantar esos teléfonos.

Por ahora es Conatel con Antel y nosotros estamos en espera.

A.L. – ¿Qué volumen procesan ustedes por mes, por año? ¿Tienen alguna cifra?

R.R. – Estamos alrededor de 60 metros cúbicos por mes.

A.L. – ¿Y les da para vivir?

R.R. – Sí.

A.L. – ¿Cuántas horas trabajan?

R.R. – Como es un trabajo insalubre, —yo lo tomo como un trabajo insalubre para mí—, trabajamos 5 o 6 horas.

Aprovechamos como somos los tres patrones, en horario de oficina de 8 a 14 y además la oficina trabaja en ese horario.

El horario de recolección de residuos también lo hacemos en ese horario que es cuando los oficinistas están menos ocupados.

Porque a veces pasan las 12 y estás esperando hasta las 2 de la tarde para hacer el traslado y se nos hace más caro porque nosotros pagamos fletes.

Aunque igual el flete no lo pagamos nosotros, lo paga la empresa, pero cuanto más barato le salga el flete a la empresa, más tranquilos nos quedamos nosotros de que van a quedar satisfechos.

A.L. – ¿Hay divisiones de tareas entre los tres dueños?

R.R. – Sí, uno está en la parte de producción, otro está en la parte de desarmado y yo tengo la parte administrativa: pasar presupuesto, cobrar facturas; cuando hay seminarios o reuniones estoy en esa parte.

A.L. – ¿Y todos trabajan en ese horario hasta a las dos de la tarde?

R.R. – Sí, los tres parejos.

A.L. – Es un trabajo insalubre, se reconoce que el gran problema de esta basura electrónica es el material pesado que contiene y sustancias químicas que son peligrosas si se liberan. ¿Ustedes qué cuidados tienen?

R.R. – Se usan lentes de protección, mascarillas, zapatos de seguridad y guantes. No es un trabajo tan peligroso, se usa un destornillador y un alicate.

Hay que ponerle atención solamente en el desarmado, o sea: estar despierto.

Se pone mucho cuidado tanto cuando se hace el mantenimiento de residuo como cuando va a Planta.

Por eso tratamos de trabajar 5 o 6 horas, para que estemos más tranquilos trabajando.

Nadie nos manda, cada uno tiene su trabajo destinado, así que no nos estamos molestando. Uno trabaja tranquilo y trabaja a más producción.

A.L. – ¿Qué hacen con los residuos que no reciclan ni venden?

R.R. – Eso se va al Laboratorio de Higiene; se pide un permiso a la Usina; se declara el residuo que es.

La parte de nosotros es fosa solamente, ahora los tubos están en estudio si se pueden reciclar porque DINAMA está controlando los territorios de la Usina, que tienen porcentaje de plomo, —yo lo veo bien igual—, pero hay que buscarle una solución.

La parte de las pilas; los transmisores que son poco, de 1.000 kilos saldrán 10 kilos o 5 kilos y eso va a fosa.

Se pide autorización después que se selle todo, nos den el día; eso se embala en bolsas de arpillera en bolsas de 100 micrones y se encinta para que la bolsa no se rompa.

Inclusive la Intendencia, —el Laboratorio de Higiene—, pone carteles, mismo el permiso de Usina: «No romper bolsa».

A.L. – ¿Todo lo que entra y lo que sale en la empresa de ustedes está claramente clasificado y lo que hay que desechar, se deshecha cumpliendo todas las normas?

Los que quieran comunicarse con CRECOEL, ¿cómo lo pueden hacer?

La gente que tenga por ejemplo computadoras, teléfonos de línea, auriculares, grabadores, televisores y quieran dárselos a ustedes para que los reciclen, —es un servicio que hay que pagar, la empresa lo tiene que pagar—, a dónde tienen que llamar?

R.R. – Al PTI 3144827, o el 095460497.

Edición: Adriana Fernández

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