«En la propia génesis del INIA hay incorporación activa del sector productivo»

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El Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA) es reconocido como un gran articulador entre el ámbito académico y el sector productivo rural a nivel nacional.

Alfredo Picerno, Director del INIA

Entrevista emitida el lunes 21/07/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE

El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) está cumpliendo 20 años. Este Instituto busca contribuir al desarrollo integral de los productores y de todo el sector agropecuario nacional, intentando generar, incorporar y adaptar conocimientos y tecnologías teniendo en cuenta, desde las políticas de Estado, la sustentabilidad económica, ambiental y la equidad social.

El INIA es reconocido como un gran articulador entre el ámbito académico y el sector productivo rural a nivel nacional, y tiene convenios con instituciones muy diversas como la Universidad de la República, el Instituto Clemente Estable, el LATU y el Instituto Pasteur.

En el marco del Ciclo sobre vinculación entre la Academia y el sector productivo que está llevando adelante Producción Nacional y para profundizar sobre cómo el INIA ha logrado este grado de relacionamiento entre distintas instituciones dialogamos con Alfredo Picerno, el director nacional del INIA.

Picerno es doctor en Economía Aplicada de la Universidad de San Pablo; es consultor de diversas organizaciones nacionales e internacionales; ha realizado estudios de mercado tanto en nuestro país como en la región sobre productos agroindustriales y además es docente de Administración de Empresas en la Universidad Católica.

 

Alejandro Landoni — ¿Qué nos puede contar del Instituto? ¿A cuántas instituciones representa?

Alfredo Picerno — Este año se cumplen 20 años de la aprobación de la ley de creación del INIA, en el mes de octubre, y es bueno recordar cuando fue votada en el Parlamento Nacional en la votación en general la ley recibió la aprobación o el respaldo explícito de todos los partidos políticos con representación parlamentaria, lo que no deja de ser un antecedente muy valioso y por otro lado, un consenso muy importante en torno a la creación del Instituto.

Yendo a lo que usted planteaba, en la propia ley de creación se establece que la dirección del INIA es ejercida por la Junta Directiva que está integrada por dos representantes del Poder Ejecutivo y dos representantes de organizaciones de productores. Uno que corresponde a la Asociación Rural del Uruguay y a la Federación Rural y el otro que corresponde a las Cooperativas Agrarias Federadas, a Federación Uruguaya de grupos CREA (Fucrea) y a la Comisión Nacional de Fomento Rural.

Entonces, ya en la propia ley de creación y en la máxima instancia del Instituto estaba enmarcada la presencia de las organizaciones de productores.

A.L. — Esto es bien interesante porque da la confluencia de los distintos sectores en el ámbito de la dirección del INIA.

¿Cuánta gente está trabajando actualmente en el INIA?

A.P. — Si pensamos tanto en los que desempeñamos tareas en forma permanente y aquellos que trabajan en un carácter más zafral, estamos en el entorno de las 550 o 600 personas.

A.L. — Es un número importante.

A.P. — Es un número importante dentro de los cuales hay más de 165 investigadores con un nivel de calificación a nivel de post grado importante.

Pero me interesa destacar que en la propia ley de creación del INIA está prevista la creación de lo que se denominan los Consejos Asesores Regionales (CAR). Cada Estación Experimental, cada Dirección Regional — son cinco estaciones en todo el país —, tiene su Consejo Asesor Regional que está integrado por personas representativas de organizaciones y de rubros de producción significativos en cada una de las zonas.

Aquí hay un segundo nivel de vinculación del sector productivo con el funcionamiento del Instituto. Estos Consejos cumplen básicamente una función de asesoramiento de los Directores Regionales.

Y también hay un tercer nivel que es importante destacar que son los denominados Grupos de Trabajo, organizados por rubro, por cadena de valor, que tienen un funcionamiento en algunos momentos más intenso que otros en la planificación institucional; pero que también están presentes los representantes de organizaciones de productores o de distintos eslabones de las cadenas de producción en un ámbito de expresión de demandas tecnológicas y de seguimiento de actividades.

A.L. — El INIA tiene Programas Nacionales de Investigación en producción de leche, carne y lana, arroz, frutícola, hortícola, citrícola, entre otros, y que también tienen una visión más estratégica, por ejemplo sobre la producción familiar; sobre la sustentabilidad ambiental y también sobre pasturas y forrajes.

¿Cómo llevan adelante desde el INIA esta misión de incorporar y adaptar conocimientos y tecnologías en el sector agropecuario del país? ¿Cómo se transmiten esas investigaciones que hacen a la producción agropecuaria de nuestro país?

A.P. — Algunos de los elementos que le mencionaba recién me parece que ayudan a responder esta pregunta.

Ya en la propia génesis de las propuestas de investigación de INIA hay una incorporación activa del sector productivo, entonces no es que los investigadores de INIA definan unilateralmente qué problemas les parecen relevantes o cuáles deben ser prioritarios a la hora de investigar, sino que en esa definición, en esa identificación ya participa el sector productivo.

Esta relación además se ve reforzada porque INIA participa de otras instancias que hay en el país, como son las Mesas Tecnológicas, las más consolidadas y antiguas como las de la cebada, el trigo, las oleaginosas, pero también hay otras en el país con otro nivel de desarrollo que también son un elemento de vinculación con el sector productivo real.

También son un elemento de vinculación con el sector productivo real— más nuevos en institucionalidad agropecuaria —; los Consejos Agropecuarios Departamentales, las Mesas Departamentales, que también nos dan la posibilidad de un contacto directo con las demandas del sector productivo.

A.L. — En la industria por ejemplo, hablando con la Cámara de Industrias, con la gente de la Facultad de Química y con la gente de la Facultad de Ingeniería, nos decían que es bien importante la figura del Vinculador. A veces la Academia, — en ese caso el investigador universitario — y por otro lado, el industrial hablan dos lenguajes distintos, viven en dos mundos que a veces pareciera que son totalmente distintos y en donde es necesaria la figura del Vinculador para tratar de aunar los lenguajes y aunar los esfuerzos.

¿Esto se da en el sector agropecuario, o en estas Mesas por lo general la gente está integrada y no se necesita de esa figura del Vinculador?

A.P. — No, creo que ese es un tema por demás relevante en el caso de la industria y en el caso del sector agropecuario. Nosotros quisiéramos tener vínculos todavía más fuertes y más permanentes de los que tenemos hoy en día, — más allá de que tenemos nuestros canales de comunicación —, no nos podemos “dormir en los laureles” pensando que tenemos ese problema resuelto, ni mucho menos.

No sólo en lo que hace al relevamiento de demanda, sino también en lo que hace después a la diseminación del conocimiento generado.

Como la propia ley de creación del INIA dice, el INIA tiene que articular con la transferencia de tecnología. De hecho, INIA asume una tarea de difusión del conocimiento a través de charlas; de la página Web; de publicaciones específicas de la serie técnica o de hojas de divulgación; de seminarios y de un sinfín de actividades, de colaboración o de desarrollar algunas actividades en conjunto con otras instituciones del país que se especializan en este tipo de actividades, como el Plan Agropecuario o asociaciones gremiales de productores.

Me parece que es importante señalar que tratamos de mejorarlo permanentemente pero tiene las dos puertas, la puerta de entrada de las demandas, pero también la puerta de vinculación con el sector productivo a la hora de difundir el conocimiento generado.

A.L. — El Instituto que programas de investigación en casi todas las áreas de la producción agropecuaria de nuestro país, entonces, es bueno tomar algún ejemplo.

Dentro de lo que estuvimos viendo nos pareció interesante hablar concretamente de esta Unidad de Agroclima y Sistemas de Información. El INIA aporta información meteorológica a los productores, alguna incluso en tiempo real, sobre el estado de hídrico del suelo y sobre las necesidades del riego que se necesitan en cada localidad. Si entra en la página del INIA se ven en la portada estrategias y respuestas posibles para enfrentar el cambio climático.

¿Cómo fue que surgió esta idea y qué resultados tiene en la práctica?

A.P. — La conformación de esta Unidad obedeció a la decisión hace unos cuantos años atrás, de la necesidad de que hubiera un espacio específico dentro de la estructura de investigación para dar cuenta de lo que tiene que ver con clima.

Usted señalaba de manera genérica lo que se refiere al cambio climático y las implicancias que esto tiene respecto al resto de la investigación, y me parece adecuada la referencia que hacía en cuanto a la forma en que esta Unidad se encarga de difundir información climática que no es de elaboración propia, pero que se encarga de sistematizarla y ponerla a disposición del público en general, en referencia a los pronósticos climáticos en general.

También se está trabajando en el área de información geográfica.

A.L. — ¿Información?

A.P. — Referida a información climática cruzada con información de suelos, a través de información geográfica.

También se están desarrollando actividades en lo que respecta a Sistema de Información de Producción de Pasturas en base a modelos de simulación básicamente y al reporte de información sobre índice de estado de la vegetación; el balance hídrico, indicadores de la situación hidro-climática.

A.L. — ¿Esto qué resultados tiene en la práctica? ¿Los productores ingresan a la página a consultar esta información o les cuesta un poco acceder a ella?

A.P. — Sin duda, los ingresos y las consultas en lo que respecta a la información meteorológica, de balance hídrico o del estado de la vegetación, a raíz de las circunstancias que hemos tenido que padecer en los últimos tiempos, ha tenido un nivel de consulta muy superior al que venían teniendo, y han sido valoradas muy positivamente, contribuyendo incluso a la toma de decisiones a nivel de las políticas públicas.

A.L. — Otra Unidad que nos parece interesante en el INIA es la Unidad de Biotecnología, que coordina equipos de investigación entre distintas instituciones y también con empresas del sector privado. Están por ejemplo trabajando en cultivos in vitro.

¿Cómo podría explicarnos esta parte del trabajo del INIA?

A.P. — En esta área hay una gran articulación con otras instituciones. A nivel del país se pueden citar Facultades o Departamentos de la Universidad de la República, el Instituto Pasteur, el LATU, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y, a nivel internacional también un sinfín de articulaciones básicamente con la idea de desarrollar plataformas de interacción; espacios de interacción entre distintos técnicos.

Aquí hay varios desafíos, uno de ellos es cómo la Biotecnología trabaja en asistir al mejoramiento genético tanto de vegetales como de animales. En el caso de vegetales, interesa en particular lo que es la resistencia a lo que denominan los especialistas estreses bióticos y abióticos. Abióticos los que son producidos por ejemplo por efecto del clima, y bióticos son enfermedades y demás.

En la biotecnología tiene un papel fundamental de asistencia al mejoramiento genético, pero está en las dimensiones de introducción de esta área de desarrollo científico dentro del Instituto.

A.L. — ¿En qué consiste el cultivo in vitro?

A.P. — Son técnicas de cultivo con condiciones de laboratorio, que su aplicación más inmediata puede tener que ver por ejemplo con mejorar la calidad sanitaria de los materiales vegetales; pensemos en cítricos, en frutales, en cualquier tipo de material.

Pueden también proporcionar información para mejorar los procesos de selección genética o de mejoramiento genético que mencionaba anteriormente, y de última sustentan también este tipo de técnicas, el establecimiento de relaciones entre la rotación de genes de cualquier organismo y características observables o fenotípicas  que son de interés productivo por la razón que fuera.

 

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