«Hubo un incremento significativo de las precipitaciones en Uruguay»

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El cambio climático es el mayor desafío ambiental que está enfrentando la humanidad para su supervivencia y para el desarrollo sostenible de las comunidades.

Marcelo Barreiro, Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera

La variabilidad del clima puede tener efectos sobre todas las actividades humanas, pero particularmente para algunas que son fundamentales para la vida económica de nuestro país; la ganadería, la agricultura, la generación de energía y también el turismo.

Para conocer un poco más a fondo las consecuencias del cambio climático particularmente en Uruguay vamos a conversar con Marcelo Barreiro, docente responsable por la Facultad de Ciencias en la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera, una licenciatura en conjunto entre la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.

Barreiro es profesor agregado del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias, es el representante de esta facultad en el Sistema Nacional de Respuesta de Cambio Climático y es el coordinador del proyecto “Predicción climática de la temperatura de superficie durante mayo-agosto en el Uruguay”, una iniciativa que se está ejecutando en este momento.

 

Alejandro Landoni — Se puede decir que desde que se creó la Tierra el clima está cambiando, sin embargo ahora da la sensación de que está cambiando más rápido.

¿Cómo podría definir a nivel científico qué es el cambio climático?

Marcelo Barreiro — Es una muy buena pregunta. Primero, quiero dejar claro lo que decías, que el clima ha cambiado desde que apareció la Tierra. De diferentes formas se puede determinar variaciones; por ejemplo, si uno considera los últimos 60 millones de años se puede considerar que el clima está en la tendencia hacia el enfriamiento.

A.L. — Me dejó desubicado porque yo escucho hablar de calentamiento global y usted me habla de enfriamiento.

M.B. — Sí, todo depende de las escalas de tiempo que uno considere. Si uno considera los últimos 60 millones de años de la Tierra, claramente el clima era más cálido hace 60 millones de años, cuando los dinosaurios desaparecieron de la faz de la Tierra, y hasta el día de hoy se ha ido enfriando paulatinamente.

El “paulatinamente” tampoco ha ocurrido en forma gradual, porque si nos acercamos al último millón de años, hemos tenido las Edades de Hielo y a su vez hemos tenido los períodos interglaciares -como en el que estamos ahora-, que son períodos relativamente cálidos.

En los últimos cien años — que es en definitiva lo que a la gente más le interesa — el clima sigue variando a escala interanual. Por ejemplo, tenemos el fenómeno del Niño. El fenómeno del Niño ocurre más o menos cada períodos de dos a siete años, y en diferentes años ocurren diferentes anomalías de precipitación — llueve más un año, llueve menos otro año —, o la temperatura es menor un año, o mayor otro año… superpuestos.

A.L. — El fenómeno del Niño tiene que ver con la temperatura del Pacífico allá por Ecuador; algo que a nosotros nos parece muy lejano. ¿Qué es el fenómeno del Niño?

M.B. — El fenómeno del Niño es un calentamiento inusual de las temperaturas del Pacifico Ecuatorial, sobre todo contra las costas de Sudamérica. Ese calentamiento involucra un comportamiento acoplado entre la atmósfera y el océano y se da en forma relativamente periódica, y así como existe ese calentamiento -al que le llamamos el Niño-, existe un enfriamiento, al que le llamamos la Niña.

¿Por qué el Niño y la Niña son importantes para nosotros?

Porque ese calentamiento y ese enfriamiento en la zona ecuatorial puede modificar la atmósfera que tiene por arriba. Al modificar la atmósfera que tiene por arriba, al ser perturbada por ese calentamiento, genera ondas (uno se puede imaginar como una especie de sábana que tira de un lado y genera ondas y se propagan, es exactamente lo mismo). Esas ondas llegan hasta nuestra región y modifican el clima de nuestra región.

Es por eso que la ocurrencia del fenómeno del Niño puede afectarnos a través de ondas en la atmósfera.

A.L. — Nos estaba contando lo que había pasado en los últimos cien años, diciendo que el clima cambia de año a año.

M.B. — Exacto. Superpuesto a esa variabilidad de año a año, en los últimos cien años se ha detectado que la temperatura media del planeta ha aumentado alrededor de 0,75°.

A.L. — ¿En forma homogénea? ¿En todos lados varió igual el promedio o hay lugares donde el clima se enfrió y otros en los que se calentó?

M.B. — Ese es un buen punto, el calentamiento de la Tierra, que en promedio fue de 0,75°, es completamente inhomogéneo, porque hay regiones que se calentaron mucho más que otras e inclusive algunas han mostrado en los últimos cien años una tendencia negativa, o sea, una tendencia hacia el enfriamiento. Una de esas regiones es el sudeste de Sudamérica, la región que involucra a Uruguay.

Si uno considera el sur de Brasil, norte de Argentina, Paraguay y Uruguay, esta región como un todo ha tendido al enfriamiento. Ahora si uno considera por ejemplo, qué pasó en Montevideo, en realidad sobre Montevideo hubo un calentamiento de alrededor de 1,8° o 1,9° en los últimos cien años.

A.L. — ¡Qué complicado que es!

M.B. — Sí, exacto.

Algo que aprendimos es que extrapolar cambios climáticos o variaciones climáticas de una región a otra es muy complicado; realmente hay que saber qué está pasando en cada región.

A.L. — Claro.

Usted mencionó que en el sudeste de Sudamérica donde está Uruguay hubo un enfriamiento y en Montevideo en particular hubo un calentamiento. ¿De qué tamaño es esa región?

M.B. — Es una región que va desde el sudeste de Sudamérica -al sur de San Pablo, alrededor de los 20 grados sur-, hasta Buenos Aires; y luego desde la cordillera de los Andes hacia el Atlántico.

A.L. — Cuándo hablan de cambio climático, hablan de temperaturas, ¿hablan de lluvias por ejemplo?

M.B. — Sí claro. El clima no está únicamente definido por la temperatura. La temperatura simplemente es una guía — y es la guía más fácil —, para determinar el cambio climático, pero en realidad ha habido también cambios en las precipitaciones en diferentes regiones del planeta asociados al clima, porque cuando uno define el clima lo que tiene que hacer es definir la temperatura, la precipitación, la humedad y diferentes variables atmosféricas. A nosotros las que nos interesan más son la temperatura y la precipitación y es por eso que uno tiende a enfocar en esas dos variables.

A.L. — La variabilidad del clima en nuestro país hizo que el presidente Tabaré Vázquez creara este grupo que entre otras cosas debe planificar las políticas públicas y privadas que sean necesarias para prevenir y mitigar los riesgos y también para adaptarnos a este cambio climático.

¿El cambio climático ya está entre nosotros? No es una pregunta menor cuando Uruguay basa su economía en la ganadería, la agricultura, el turismo, y donde el sistema de generación de energía hoy por hoy, tiene muchísimo que ver con los recursos hídricos.

¿Cómo está afectando el cambio climático a nuestro país?

M.B. — Una cosa que quizás sea buena aclarar que no aclaré antes, es que cuando uno habla de cambio climático, uno lo asocia directamente a la acción humana.

Científicamente el cambio climático tiene dos partes, una es la detección del cambio y la otra es la asociación, o sea cuál fue la causa de ese cambio. En cuanto a la detección del cambio climático no hay ninguna duda, y en cuanto a la causa, muy probablemente es debido a la acción humana también, pero eso digamos que demoró más que la detección del cambio climático en ser realmente determinado.

Simplemente quería dejarlo como aclaración para separar entre lo que es detección y atribución de la causa.

A.L. — Está interesante y aprovecho a hacerle una pregunta: ¿cómo la ve en los próximos años?

¿Va a haber un cataclismo en el planeta?

Se lo pregunto porque hubo conversaciones en Barcelona donde no se llegó a nada y dicen que en la próxima Cumbre en Copenhague donde se iba a actualizar el Protocolo de Kioto, no va a haber ningún acuerdo vinculante. Las grandes potencias contaminantes no quieren saber nada de comprometerse en ninguna reducción de gases de efecto invernadero.

¿Qué opina cómo especialista especializado en la variabilidad del clima? ¿Podrá haber un colapso en el planeta en el corto plazo?

M.B. — No, eso es muy difícil. Nunca se puede descartar esa posibilidad, pero no hay ningún modelo climático que pronostique ese tipo de comportamiento. Si bien los gases de efecto invernadero están aumentando muy rápidamente y el comportamiento del clima es muy sensible al gas de efecto invernadero, el clima ha demostrado a lo largo de millones de años que es estable. Ha existido vida desde hace 3 mil millones de años; o sea que cambios muy abruptos o cataclísmicos son muy difíciles que ocurran.

Lo que probablemente vayamos a tener sea un calentamiento gradual — más o menos como el que hemos tenido hasta ahora —, y con períodos en los cuales quizás la temperatura media de la Tierra no aumente. De hecho, en los últimos ocho años la temperatura media global de la Tierra no ha aumentado, porque eso no es cambio climático, eso está dentro de la variabilidad climática.

Entonces, vamos a tener de todo un poco.

En el largo plazo sí, nos estamos calentando, pero de acá a diez años lo que ocurra no es tan fácil de predecir.

A.L. — Capaz que a nivel del promedio la situación no está cambiando mucho, pero a nivel de esos fenómenos puntualmente intensos…Por ejemplo, ahora llovió 200 milímetros en menos de 24 horas en Cerro Largo y a veces hay vientos realmente impresionantes — como todos recordamos los de aquella noche del 23 de agosto de hace algunos años —. Hay fenómenos puntualmente intensos que dan la sensación que son cada vez más frecuentes. Quizás para el promedio no inciden, pero para la vida de una persona tienen una incidencia enorme.

M.B. — Sin lugar a dudas.

Uno cuando habla de temperaturas medias y de cantidad de lluvia promedio, en realidad lo que importa más es cómo están distribuidas esas lluvias — si caen en dos horas, o caen en dos meses —; si realmente están diciendo que aumentó la lluvia, está bien. Esa sería la primera información.

La segunda información es ¿va a cambiar la forma en que se distribuyen las lluvias?

En Uruguay nos faltan muchos datos; esa es una gran carencia de Uruguay: faltan datos para evaluar la variabilidad del cambio climático. Los pocos estudios que existen muestran una leve tendencia al aumento de días con precipitación intensa, eso sería de alguna forma lo que uno tiende a sentir en estos últimos años, como usted decía.

El problema de eso es que ahí hay nuevamente un problema de confusión entre variabilidad y cambio climático. Cuando hablamos de variabilidad de un año a otro, es muy difícil que una persona se dé cuenta del cambio. Realmente tiene que vivir mucho tiempo, pero lo que ocurre es que uno tiende a recordar lo que pasó el año pasado.

Por ejemplo, el año pasado estábamos con una seca terrible y hoy en día tenemos inundaciones, ha llovido y esta primavera ha sido muy lluviosa. Entonces, ¿qué pasó?, ¿es un cambio climático? No, eso es variabilidad climática. El año pasado hubo una tendencia; teníamos el fenómeno de la Niña y este año tenemos un Niño; las dos fases del fenómeno tienden a tener diferentes influencias opuestas sobre las precipitaciones de este país. Durante el Niño llueve más y durante la Niña llueve menos.

Eso es muy complicado de cuantificar un fenómeno particular al cambio climático; no se puede.

Uno tiene que pensar en por lo menos 30, 40 o 50 años cuando hablamos de cambio climático y eso para una persona es muy difícil saberlo. Usted puede decir por ejemplo que cuando era chiquito las cosas ocurrían de una determinada manera, pero el problema es que ahí ya empieza la parte psicológica y es difícil realmente separarse del objetivo que sería la ciencia.

A.L. — ¿Cómo está afectando hoy el cambio climático o la variabilidad del clima a nuestro país?

M.B. — Como le decía uno puede pensar qué pasó por ejemplo en el siglo XX.

Alrededor de los últimos 40 o 50 años se detectó claramente que hubo un incremento significativo de las precipitaciones en Uruguay, en particular en verano y en menor medida durante la primavera. También, como antes le comentaba, hay una leve tendencia a que estas precipitaciones sean más intensas. Eso en cuanto a precipitaciones.

En cuanto a temperatura, el norte y el sur del país tienden a tener comportamientos diferentes. El sur del país — en particular Montevideo — ha aumentado la temperatura alrededor de 0,9° aproximadamente en los últimos 100 años, mientras que en el norte del país, esa tendencia no se refleja tan claramente.

Por otro lado lo que sí se ha detectado y este es un trabajo de un estudiante de doctorado — es una muchacha que trabaja en mi grupo, que hizo el doctorado en la Universidad de Buenos Aires —; es que ha habido una tendencia a una menor ocurrencia de número de noches frías. Es decir, las noches — que es donde ocurren las temperaturas mínimas—, han sido menos frías en los últimos 40 o 50 años.

A.L. — ¡Y eso que ha habido noches frías!

M.B. — Sí, pero también por otro lado ha habido un aumento de noches cálidas, sobre todo durante el verano.

Pero lo interesante del resultado de ella es que las temperaturas máximas anuales han disminuido, mientras que las temperaturas mínimas han aumentado, entonces el calentamiento que uno observa en algunas regiones no se deben a que la temperatura máxima aumentó, sino que la temperatura mínima aumentó.

O sea que hay días menos fríos, y eso no quiere decir que sean días más cálidos.

Es un concepto extraño, porque uno pensaría que el cambio climático tiende a aumentar la temperatura media a través de por ejemplo, aumentar las temperaturas máximas. No, el cambio de la temperatura media se ve a través de un aumento de temperaturas mínimas.

A.L. — ¿Cómo ve usted, como integrante del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático, qué implicancias puede tener esto en la economía uruguaya? ¿En la ganadería, la agricultura, la energía y el turismo?

M.B. — Desde el punto de vista de las precipitaciones, considerando el punto de vista hidroeléctrico, uno puede pensar que si aumentan las precipitaciones quizás eso sea bienvenido hasta cierto punto, porque luego todo depende de cómo son las lluvias: si están bien distribuidas durante un par de meses o caen abundantemente en pocos días. Eso puede llegar a ser un problema bastante mayor no sólo para la generación hidroeléctrica sino para todo el resto, como la agricultura — donde se destrozan los cultivos—.

Sobre este tipo de cosas es importante saber mejor qué va a ocurrir, pero por desgracia no sabemos eso todavía.

En cuanto a los cultivos de verano, eventualmente hay un déficit hídrico durante el verano en nuestro país y que aumenten las precipitaciones durante el verano podría llegar a ser algo realmente beneficioso.

De la parte agronómica no conozco mucho, pero supongo que un aumento de la temperatura debe de ser relativamente bueno para algunas plantas, para algunos cultivos.

Por otro lado —y esto es algo que no mencioné pero es claro —, el nivel del mar ha aumentado en la costa uruguaya a razón de un milímetro por año en el último siglo. Eso no parece mucho, el tema es que eso se superpone a las mareas y se superpone a por ejemplo las tormentas.

Entonces, si tenemos un aumento de nivel del mar eventualmente algunas zonas costeras van a sufrir más erosión, con el problema que eso trae.

A.L. — ¿Es decir que en 100 años ha aumentado 100 milímetros el nivel del mar?

M.B. — Exacto, sí.

A.L. — Es una cifra importante.

M.B. — Sí, claro sin lugar a dudas, son 10 centímetros.

A.L. — ¿Pero no como para vender la casa en el balneario?

M.B. — No, no da para tanto todavía.

Tampoco es para preocuparse si uno tiene casa cerca de la costa, a menos que esté en las dunas o algo por el estilo.

A.L. — Quedaron muchos temas pendientes con el profesor Barreiro, sobre todo porque él aporta cantidad de elementos que complejizan muchísimo el análisis que uno hace y nos damos cuenta de las afirmaciones simplistas que solemos hacer a propósito de esta variabilidad del clima y del cambio climático. Queda pendiente entonces una próxima charla.

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