«Uruguay está en el camino cierto» para la incorporación de la energía eólica

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Alfonso Brum, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Energía Eólica convocó a “soñar” con la inversión conjunta entre Brasil y Uruguay de proyectos de generación de energía eólica.

 

Con el ingeniero Alfonso Brum, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Energía Eólica.

Entrevista emitida el martes 21/04/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE

Para el ingeniero Alfonso Brum Uruguay está en el camino cierto para la generación de energía eólica y la instalación de una industria inconexa. “El gobierno uruguayo está mostrando una planificación de largo plazo, por lo que como inversionista y como empresario me llevo una visión muy positiva”, señaló.

Brum es una de los disertantes del “Primer Encuentro entre actores de la Energía Eólica en Uruguay: Oportunidades en su desarrollo”.

Alejandro Landoni — ¿Cómo está viendo, en estas horas en que está visitando Uruguay, la situación de la energía eólica en nuestro país? ¿Qué fue lo que más le llamó la atención?  

Alfonso Brum — Para mí fue una sorpresa, me voy muy contento de acá con la manifestación del ministro de Energía y Minería (Daniel Martínez) que Uruguay tiene la perspectiva y es una decisión estratégica del gobierno contratar 300 megavatios hasta el año 2015. Claro que cuando se habla de números, en Brasil son mayores por el tamaño del país, pero lo más importante es que el gobierno uruguayo está mostrando a los inversionistas y a los fabricantes de generadores, a toda la cadena productiva, que va a comprar energía hasta el año 2015.

Por increíble que parezca, nosotros no tenemos lo mismo en Brasil. Tenemos compras puntuales de energía eólica. Esa posición del gobierno es la posición que toda la industria, que toda la cadena productiva necesita para instalarse y desarrollar todo el clúster de energía eólica. Otra cosa que me pareció muy positiva — y voy a llevarla a las discusiones que tenemos con el gobierno de Brasil —, es la posición de Dirección Nacional de Energía, que está proponiendo un valor de energía, pero no está incluido, a pesar de una enorme cantidad de incentivos fiscales y un “costo cero” para la transmisión. Esto significa que el inversionista no va a pagar nada por la transmisión. La empresa UTE va a buscar la energía en el punto de generación. Estos dos aspectos viabilizan más el proyecto. Si en Brasil nosotros consiguiésemos esto, tendríamos mayores condiciones para vender energía eólica. En estas pocas horas que estuve acá me pareció que Uruguay está en el camino cierto.  

A.L. — ¿Esto podría generar interés en los inversionistas o generadores de energía eólica de Brasil (las industrias y los servicios conexos) para instalarse en Uruguay?

A.B. — Vamos a comenzar por servicios —yo trabajo con servicios—. En la parte de servicios le puedo garantizar que hay interés de buscar aparcerías y asociación con empresas uruguayas, para intercambiar la tecnología y buscar mercados acá. La industria, no sabría decir con toda certeza si quieran instalarse, porque la industria eólica es una industria ensambladora, (se pegan piezas de todas las partes), y se haría el ensamblaje acá en Uruguay.  

A.L. — ¿Cómo se pueden complementar Brasil y Uruguay? ¿Hay algo que Uruguay pueda producir que le interese a la industria brasilera o a los servicios brasileros que se puedan llevar desde Uruguay?  

A.B. — Yo soy de la frontera con Uruguay, de la ciudad de Yaguarón, en frontera con Río Branco. Hay un estudio muy reciente que dice que entre Uruguay y Brasil hay un potencial eólico igual a las usinas hidroeléctricas de Itaipú que tenemos en Brasil. Esto quiere decir que tendríamos un potencial, en la frontera entre Brasil y Uruguay, de cerca de 11.000 megavatios.

Entonces por qué no soñar un poco y pensar en hacer una usina binacional eólica, por qué no hacer una coordinación para la exploración de la energía eólica y la frontera de los dos países.Si Uruguay presenta 300 megavatios, Brasil necesita más. Entonces, ¿por qué no desarrollar una cosa conjunta entre los dos países?  

A.L. — ¿Se manejó esa idea en el seminario? ¿Se la planteó al ministro de Industria o al director Nacional de Energía?

A.B. — Se lo presenté aquí claramente, con calma y tranquilidad, porque a pesar de ser ingeniero las cosas prácticas son un sueño. Presenté eso en la charla de la mañana y, claro, ahí comienzan los intereses comerciales de los países por su autonomía y eso es otra cosa, pero conversé con la gente y presenté ese dato a la gente y ahora vamos a caminar hacia el proceso de aproximación y ver qué está ocurriendo entre Brasil y Uruguay.

En el sector energético de Brasil y Uruguay hay un esquema de mucha cooperación y creo que es un potencial que podría dar ayuda para el sur de Brasil y Uruguay. Para que tenga una idea, la energía eólica se analiza por factores de capacidad de generación. En el nordeste de Brasil el factor de capacidad de los parques está cerca del 40% o 43% promedio; en el sur de Uruguay está cerca de 38% y eso para los aspectos financieros son importantes.Ahora, imagine desarrollar un parque conjunto con los factores optimizados por los dos países. Sería muy interesante. 

A.L. — ¿Qué reacción tuvieron las autoridades uruguayas?  

A.B. — Me pareció que las autoridades uruguayas están muy abiertas a escuchar a la gente, e incluso en este encuentro se están realizando tres talleres donde las autoridades están escuchando a toda la gente, a todos los empresarios de las más distintas actuaciones. Esto es importante porque es una solución nueva para nuestros países. Nosotros si llegamos no es por una posición dura de un gobierno y sí por una construcción con la sociedad productora de inversionistas de la sociedad, que por supuesto no quiere tarifas caras de energía, por lo tanto esa construcción es muy interesante. El gobierno de Uruguay está muy abierto a escuchar los temas y eso es importante.  

A.L. – ¿Cómo es la situación en Brasil respecto a la generación de energía eólica?

A.B. — Brasil está empezando con la instalación de energía eólica a través de programas gubernamentales. Brasil, hace cerca de cinco años, compró 1.400 megavatios, con varios problemas con la instalación de una nueva tecnología, recién ahora se está consiguiendo completar la instalación. Fue un programa de gobierno donde hubo errores de parte de los inversionistas y del gobierno. Hoy Brasil tiene un potencial eólico de 143 gigavatios (143.000 megavatios), por todo el país. Hay un potencial hídrico eléctrico de 290.000 megavatios y con esto está claro que la energía eólica es una energía complementaria a una matriz que tenemos, que es básicamente hidráulica.

En este momento estamos intentando cambiar y sumar, a otras energías que tenemos, la energía eólica. Estamos esperando para este año una compra de energía por parte del gobierno de aproximadamente 1.000 megavatios y la Asociación Brasileña de Energía Eólica está intentando hacer un programa con el gobierno de compra de 1.000 megavatios por año durante diez años.  

A.L. — ¿Se ha desarrollado en Brasil una industria a raíz de la energía eólica o servicios anexos?   

A.B. — A pesar de la poca compra de energía que tenemos, ya tenemos instalado en Brasil dos fábricas que atienden cerca del 80% de los 1.000 megavatios que el gobierno va a comprar por año. Lo que más se desarrolló hasta hoy, —porque los cursos y la tecnología es mucho más fácil-, fue la parte de servicios. Con la asociación de empresas brasileñas con empresas de España, Alemania y Argentina se creó un clúster de servicios.  

A.L. — ¿Qué tipos de servicios son los que se brindan?  

A.B. —Empresas de construcción que hacen las bases de los generadores y que hacen la construcción de todas las plantas de los Parques Eólicos; proyectistas; empresas que desarrollan proyectos de energía eólica; medición de vientos; certificaciones; empresas que pueden garantizar los agentes financieros y al gobierno lo que se está comprando y vendiendo.

Para que tengan una idea, cada molino necesita aproximadamente cerca de 400 m3 de hormigón. Son cosas gigantescas para la construcción y hay que tener especialización y una producción casi industrial de la construcción.

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