Aumenta número de egresados de Projoven que siguen estudiando

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Projoven brindó capacitación a unos 19.000 jóvenes de todo el país, con resultados prometedores: el 86% de los jóvenes que recibieron la capacitación de Projoven consiguió trabajo.

Fernando Panizza, Director del Programa Projoven

Si bien es cierto que el desempleo se encuentra hoy por hoy en cifras históricamente bajas, la reducción de la desocupación no ha sido igual en todos los sectores de la sociedad. El año pasado por ejemplo, el desempleo cerró en 7,6%, sin embargo el desempleo en jóvenes fue casi tres veces más grande.

Actualmente, uno de cada cinco jóvenes de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja. Esto, según una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional del Programa Projoven. Hace dos años, la cifra de jóvenes que no concurrían a una institución educativa, ni tampoco trabajaban aún era mayor, alcanzaba el 26%.

Para conocer más detalles de los resultados que en estos cuatro años obtuvo Projoven vamos a conversar con el director del Programa, Fernando Panizza.

 

Juan Pablo Méndez — Para introducirnos en el tema, ¿qué es el Programa Projoven? ¿A qué instituciones pertenece?

Fernando Panizza — Projoven es un programa ahora del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, que es el sucesor de la Junta Nacional de Empleo. Por el Estado hay tres representantes que son la Dirección Nacional de Empleo — que es quien lo preside —; la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de Educación y Cultura. Dos representantes del Pit-Cnt, por los trabajadores; y por la Cámara Empresarial representantes de la Cámara de Comercio y la Cámara de Industrias.Projoven es un programa que ya tiene 13 años de trayectoria y viene capacitando jóvenes de entre 18 y 24 años para la inserción laboral. Trabajamos con jóvenes desertores del sistema educativo formal, — creo que está mejor dicho que el sistema educativo formal en su momento los expulsó —; y que querían reinsertarse hablando en términos laborales.Hay más de 24.000 jóvenes que pasaron por el programa y con un nivel por suerte de inserción laboral muy fuerte, e incluso de reinserción educativa muy importante, que es algo que nos tiene muy contentos.

J.P.M. — ¿Qué resultados han obtenido, por lo menos en estos últimos años de trabajo que son aquellos en los que usted ha estado más presente?

F.P. — En realidad, salen de la encuesta que presentamos ayer y que está bueno porque se mantiene eso. Es muy bueno que por un lado, prácticamente nueve de cada diez jóvenes (el 86%), que pasó por los programas de capacitación, se insertó laboralmente, y entre el 59% y 61,5% — dato que se viene manteniendo en los últimos cuatro años — , logró permanecer y quedar efectivo en la empresa. Es decir, que nueve de cada diez se insertaron, pero seis de cada diez quedaron efectivos en la empresa.Trabajamos inserción laboral en empresas privadas y obviamente hablamos de inserción laboral formal.

J.P.M. — ¿En qué áreas? ¿Van cambiando o siempre son las mismas?

F.P. — Si bien hay una base en donde son iguales, casi siempre son distintas porque en realidad Projoven tiene una lógica diferente; una lógica casi inversa que los cursos habituales de capacitación.En el caso de Projoven primero se detectan los puestos de trabajo vacantes y después se hace la capacitación para esas empresas que necesitan personal en esa área.

J.P.M. — Ven lo que reclama el mercado laboral y capacitan a los jóvenes en ese sentido.

F.P. — Exacto.Ahora en marzo de 2010 comenzamos unos 50 cursos aproximadamente en todo el país y si hoy me preguntara en qué áreas, le diría que todavía no lo sé, porque en estos momentos estamos estudiando las posibilidades de inserción para esos cursos que se van a implementar.

J.P.M. — ¿Y en 2009 qué áreas se cubrieron?

F.P. — Es bien interesante analizar históricamente los cursos que tuvo Projoven porque también vamos viendo la evolución que tiene el país en cuanto a las mayores áreas de inversión.Hay cursos que son tradicionales como por ejemplo en el área de ventas y comercialización; cursos en el área administrativa — esos son un poco los tradicionales —; pero hemos tenido muchos en el área metalúrgica, pese a la crisis internacional, hemos insertado muy bien en el sector metalúrgico.También en el sector de la construcción.

Hay un clásico de Projoven que es el auxiliar de estaciones de servicio. Siempre me gusta nombrar este curso porque para nosotros es muy caro. Projoven fue el programa que insertó a las primeras chicas en estaciones de servicio y hoy, para todos nosotros es muy normal que nos atienda una chica cuando vamos a la estación, pero es bastante nuevo. Recuerdo que cuando se insertaron las primeras chicas, uno se sorprendía cuando iba a la estación, y ese es un lugar donde tenemos mucha demanda porque muchos de los sellos tienen como requisito que sean egresados de Projoven los que trabajen allí.El rubro gastronómico; el rubro hotelería… pero quiero decirle dos que fueron bien interesantes: el área forestación, donde vamos cambiando cursos y especificaciones en el sector en la medida en que van cambiando los procesos, y dos cursos que comenzamos, que todavía se están ejecutando y que van a terminar los primeros días de enero en el área rural y en el área ganadera con dos modalidades nuevas: una de engorde de ganado y otra de remixes (cómo preparar comida para ese engorde de ganado).

Esta experiencia la estamos haciendo en Paso de los Toros con el 50% prácticamente de chicas y una modalidad nueva que apunta a solucionar el tradicional tema de Uruguay que con la sequía no tenemos pastura y no tenemos engorde.Realmente estamos muy motivados con ese curso porque cuando me vinieron a plantear la gente del sector, yo no sabía de qué me hablaban y les pedí que me lo explicaran. El curso está siendo muy bueno, con muchas horas prácticas en campo, en el lugar adonde está el ganado; obviamente hay muchas horas teóricas.O sea que siempre estamos como innovando según las necesidades que vaya teniendo el país.Hace poco hicimos cursos para arándanos, para citrus, etc.

J.P.M. — Me decía que hay 50% de chicas en ese curso que es en el Interior del país y hoy cuando comenzaba la nota decía que hay un 7,6% de desempleo a fin de 2008, pero es tres veces más grande el desempleo juvenil y es peor el desempleo juvenil en las mujeres.¿Cómo está la relación hombres-mujeres en los cursos y en la capacitación que están haciendo?

F.P. — Ingresé como coordinador de Projoven en setiembre de 2004 y en ese momento teníamos un 60% de varones y un 40% de mujeres y los compañeros estaban muy contentos porque había sido el año en que había habido más mujeres en el programa.Hoy estamos exactamente al revés, es decir que en el año 2008 terminamos con un 60% de mujeres y un 40% de varones y este año vamos a cerrar con un porcentaje un poquito por encima del 60% de mujeres.Creo que eso refleja la realidad. Refleja que las chicas son las que están teniendo más dificultades para insertarse en el mercado de trabajo entonces necesitan acercarse al programa para que sea una estrategia de ingreso.

J.P.M. — Y tal vez en rubros no tan tradicionales para mujeres…

F.P. — Creo que sí y aparte para mí es muy importante que participen en esos cursos porque siempre he sido muy crítico cuando desde las áreas técnicas o los que estamos un poco de afuera queremos impulsar a las mujeres en actividades no tradicionales pero sin consultar a las mujeres si efectivamente quieren estar en esas tareas o no.He hablando esto con muchas colegas sobre las mujeres que trabajan en la construcción…

Bárbaro, ¿pero cuántas hay que efectivamente quieren trabajar en ese sector? Que sí tengan todas las oportunidades quienes quieran trabajar en esa área, pero no implementemos programas para “casi obligarlas” a que trabajen.Acá en realidad son los propios chicos quienes eligen en qué área trabajar. Tienen una entrevista con nuestro técnico y ahí van evaluando y son las chicas por sí mismas quienes quieren trabajar en muchas de estas áreas.Ahora haciendo este curso ganadero en Paso de los Toros, tengo muy fresco en la cabeza (porque este curso comenzó hace un mes y medio o dos meses), se me acercó una chica cuando fui a la apertura del curso y me dice que quería hablar conmigo para contarme que vivía en el medio del campo en una zona totalmente rural donde el pueblito más cercano lo tenía como a 20 minutos y sus padres tuvieron un tambito de tres vacas y ellas quería hacer eso toda su vida; quería mejorarlo, agrandarlo y quería hacer eso y quería hacer este curso porque quería quedarse en el campo.Me decían días atrás que es una de las mejores alumnas que están teniendo.

J.P.M. — ¿Hay alguna facilidad para gente que viva, como ella, en el medio el campo para acercar a los jóvenes a esos lugares? Porque imagino que los cursos son dictados en centros más poblados, por ejemplo, este es en Paso de los Toros.

F.P. — Sí, el INEFOP y Projoven facilitan todo para que sea de cero costo para los chicos y para las chicas.En algunos casos se les paga el transporte de ida y vuelta a la casa y en algunos casos, en estos cursos en áreas rurales, hacemos acuerdos a nivel local y se alojan en la ciudad y se les paga la alimentación y todo durante el período que dura el curso. Generalmente, de lunes a viernes están en el curso y el fin de semana vuelven a sus lugares, pero en todos los casos, sean a nivel urbano o a nivel rural, el programa facilita los recursos para que sea de cero costo para las personas.

J.P.M. — Vi los resultados de la encuesta y también de los participantes del grupo y hay jóvenes que son madres de varios hijos y que están concurriendo a los cursos. Esa es una situación todavía más crítica porque están muy alejadas del sistema educativo y del sistema laboral.¿Cómo trabajan eso?

F.P. — Todos los cursos de Projoven tienen módulos que son obligatorios, más allá de la capacitación específica técnica para la cual se preparen las personas.Hay uno llamado Taller de Orientación Laboral y Social, donde se trabaja todo lo actitudinal y toda la relación de la persona y su posibilidad para el mundo del trabajo y allí trabajamos las trayectorias familiares y personales.Se trabaja mucho con una chica que está en esa situación para que ella vaya solucionando durante el curso dónde va a dejar a sus niños cuando trabaje, con quién; si será en una guardería o si tiene familiares. Es decir, que vaya aprendiendo a resolver las estrategias para poder insertarse en el mercado.

J.P.M. — Claro porque eso suele ser una traba a la hora de conseguir trabajo; tener hijos y no saber dónde dejarlos. También para la empresa es una traba muchas veces y lo ven como una carga que muchas veces no están dispuestos a levantar.

F.P. — Sí, claramente.En la etapa de capacitación eso se evalúa caso a caso y hasta se puede llegar a pagarle a la chica una guardería con estos recursos que decíamos que teníamos, para que cuiden a sus chicos, porque lo prioritario es que pueda capacitarse efectivamente. Siempre intentamos que lo pueda solucionar para que después pueda solucionarlo cuando ingrese al mercado laboral.Quiero hacer una referencia a esto porque me parece interesante. Como bien lo planteó usted, este es el problema más serio que tenemos porque en realidad cuando analizamos las causas por las cuales dejaba su primer empleo, en el caso de las chicas se da muy claro que contesten “porque tengo que cuidar o a mis hermanos o a mis hijos”.

Ahí hay una especie de “boicot familiar” contra la mujer.Es una “violencia doméstica” o por lo menos se hace una diferenciación muy grande de género donde se destina a la hija mayor a que cuide de los hermanos más chicos, o la pareja ve que es la mujer la que tiene que cuidar a sus hijos e incluso a veces con estrategias muy fuertes de “boicot” del hombre o del muchacho hacia la chica para que deje de trabajar. Es un tema que tenemos que trabajar muchísimo.

J.P.M. — ¿Cómo se soluciona eso?

F.P. — En general, en los cursos que evaluamos con la encuesta no porque eran con una metodología anterior, pero en los cursos de 2009 empezamos a aplicar un seguimiento individual a todos los jóvenes (chicas y chicos) desde el primer día de clase.Antes, ese seguimiento se hacía para la inserción laboral exclusivamente, pero ahora se hace un acompañamiento individual en el cual se trabaja con psicólogos esos temas con las jóvenes para que puedan ubicarse en el lugar donde están. Se hace mucho trabajo con familia. Se convoca a talleres a la familia y si es una familia más chica, se convoca o a su pareja o a los padres y se trabaja todo el tema de la trayectoria laboral con ellos, porque en realidad hemos visto muchísimos casos en donde a veces nos dicen las entidades de capacitación “Esta chica consiguió un trabajo muy bueno en esa empresa y resulta que después vino la pareja y protestó y la sacó y se enojó con ella; o los padres le dijeron que no, que ahora tenía que cuidar a los niños y no podía trabajar”.Es decir que es un tema bastante serio y que lleva a estas situaciones que en definitiva se dan en la sociedad.

J.P.M. — Había una cifra que fue la que más sonó cuando dieron a conocer esta encuesta y era que uno de cada cinco jóvenes no estudia ni trabaja. También hay que hacer hincapié en que poquitos años atrás esta cifra era más grande.¿Cómo lo están evaluando desde Projoven? Porque es una cifra fuerte: 20% de personas jóvenes que no hacen nada.

F.P. — Y en esa relación, por un lado nos preocupa muchísimo que uno de cada cinco de nuestros jóvenes de entre 18 y 24 años que están en la edad de formación y de comenzar a producir, estén inactivos. Esa es una cifra que como país no nos podemos dar el lujo de tener, pero sí nos puso contentos ver que se confirmó el proceso que venía a la baja.En el 2006 se llegó al techo que fue ese 25% que era vergonzante como país, que uno de cada cuatro de sus jóvenes no estudiara ni trabajara, y comenzó en un 23%, en un 21% y ahora se consolida que sigue a la baja en un 20%.Creo que eso se debe a dos factores claves: por un lado, porque ha aumentado mucho la tasa de empleo juvenil, pero también porque ha comenzado a mermar la tasa de deserción del sistema educativo. Es decir que muchos jóvenes están volviendo al sistema educativo.

Tenemos que ser bien honestos en esto; hay planes que se han implementado bien interesantes y sobre todo los que hemos sido muy críticos del sistema educativo porque no preparaba a los jóvenes, no los contenía y los expulsaba.Ahora, tanto Secundaria como UTU han hecho esfuerzos importantes. Hay programas específicos que acompañan al chico en sus intereses, no todo lo que se quisiera porque estamos muy lejos de lo que se necesita pero comenzaron esos planes y creo que eso también funciona como una contención para que algunos de los jóvenes se mantengan en el sistema educativo y otros retomen el sistema educativo. Y ni qué hablar que la tasa de empleo juvenil subió muchísimo, si bien — como usted muy bien lo decía —, todos estamos muy contentos con el 6,4 %porque realmente es una cifra histórica y a todos los que trabajamos en el área de empleo nos tiene muy pero muy contentos, sin embargo no viene acompañando igual la baja de la tasa de desocupación de los jóvenes. Los jóvenes siendo el 20% de la población, son un poquito más del 60% de los desocupados del país y ahí “hay que hincar el diente”, pero bueno…

J.P.M. — Además, en las áreas en las que más se está pidiendo trabajo juvenil son áreas que necesitan mucha capacitación. Estamos hablando de Tecnología de la Información, estamos hablando de algunos sectores agro ganaderos y de biotecnología, de alta capacitación y eso es difícil conseguirlo para la gente que ya está afuera del sistema educativo.

F.P. — Es que para los que estamos en tareas como las que yo hago, una cosa que confieso que es desesperante es tener reuniones casi todas las semanas con un empresario que necesita gente o mucha gente y que uno no tenga los gurises preparados para esos cargos.Entonces, por un lado tenemos un 6,4% de desocupación, pero por otro lado tenemos cantidad de puestos de trabajo que no se pueden cubrir porque no tenemos chicos y chicas preparados para esos puestos, y creo que ese es el gran desafío para que la medición que viene por lo menos nos dé que estemos en un 18% o un 19% de los jóvenes que tiene trabajo; que siga a la baja este dato… Es de las cosas que nos quita el sueño.

J.P.M. — Hasta ahora estuvimos hablando de jóvenes que no estudian ni trabajan, ¿hay alguna cifra de jóvenes que estudian y trabajan o sea que hagan las dos cosas?

F.P. — Sí, que aumentó muchísimo también y estamos muy contentos. Está en el 14,4% y en el 2006 estaba en el 10%.Se dan los dos fenómenos cruzados; por un lado, en la medida en que se logre insertar en el mercado de trabajo y se entra a dar cuenta de que precisa más capacitación retoma los estudios, y jóvenes que se dan cuenta que para poder insertarse en el mercado de trabajo, estudian y enseguida se insertan.Un dato que sale de la encuesta es que un 26% de los jóvenes que hicieron Projoven un año y medio después están estudiando, es el dato más alto históricamente.

J.P.M. — Decidieron retomar los estudios. Valdría la pena recordar que cuando entran a Projoven no están estudiando.

F.P. — Exacto, y no sólo que entran a Projoven los jóvenes que no están estudiando, sino que están “peleados” con los estudios, están “peleados” con el sistema educativo. Sin embargo, la cuarta parte de los que pasaron por el programa, un año y medio o dos años después siguen estudiando. Eso un dato realmente muy fuerte. Es el más alto que hemos tenido desde que estamos haciendo mediciones.Eso nos pone muy contentos y a su vez tenemos un 14% neto de los jóvenes que pasaron por el programa y que hoy estudian y trabajan. Es decir que no hacían ninguna de las dos cosas cuando entraron al programa y pasaron por la capacitación del programa; se insertaron laboralmente y ahí se dieron cuenta que deberían capacitarse más y también retomaron los estudios.

J.P.M. — Le quiero preguntar — porque sé que los hay — datos sobre lo qué opinan los jóvenes que participaron en el programa, pero no de los que acaban de terminar el programa en Projoven, sino los que ya terminaron hace un año y que miran hacia atrás y se preguntan si les sirvió o no, qué tan buena fue la capacitación y quiero que me cuente un poco esas cifras y esas visiones.

F.P. — Sí, pero hay cosas que hasta veces me da vergüenza comentarlas porque estamos gratamente muy sorprendidos, porque en todas las mediciones se había ido dando que más del 85% evalúa los cursos como excelentes o muy buenos un año y medio después. Como decíamos fuera del aire, cuando uno termina una capacitación si salió entusiasmado enseguida pone que todo fue excelente, que el profesor era bárbaro; pero a media que entran a pasar los meses y entra a evaluar que empezó a trabajar y que aquello que le enseñaron no le sirve, entonces entra a bajar aquella visión que tenía.

Sin embargo, estos chicos o chicas que tanto tiempo después se los encuesta, siguen teniendo la misma visión que tenían del programa.A su vez hay un dato que no está en las encuestas pero que es importantísimo y es que siguen vinculados al programa a través de las entidades de capacitación. Prácticamente un 40% consigue su segundo trabajo a través o por vínculo con las entidades de capacitación. O sea que se capacitó, que no terminó el curso y se desvinculó como pasa habitualmente con las capacitaciones, sino que sigue enganchado y creo que eso es una diferencia.Siempre cuando vienen los cursos, cuando estamos en la entrega de diplomas, los chiquilines te dicen “!Qué bueno, es la primera vez que me llaman por mi nombre!”. “Es la primera vez que conocen quién soy y que conocen donde vivo, que conocen la situación de mi familia, que no soy un número de cédula nomás…

J.P.M. — Esas son cosas que ayudan a mantener al estudiante atado a la capacitación o a la educación.

F.P. — Es que creo que eso es lo que lleva también a estas tan buenas evaluaciones, porque tampoco nosotros nos vamos a creer que todos los cursos son excelentes. Tenemos cursos que son excelentes; tenemos muy buenos y tenemos regulares también, que estamos ajustando permanentemente.Es decir que en esto no podemos engañarnos, pero creo que la buena visión es porque en realidad reciben una capacitación que es acorde que les sirve para el puesto de trabajo, porque está pensada para el puesto de trabajo, y por otro lado tienen ese vínculo afectivo con la institución que ha sido muy fuerte.

J.P.M. — ¿Cómo ve las diferencias entre lo que son las capacitaciones en el interior del país y en Montevideo?También hay que hablar de los índices de desocupación que en el interior no son los mismos que en Montevideo, y a la hora de conseguir trabajo los rubros son diferentes. ¿Cómo lo ve eso?

F.P. — Ahí desde el punto de partida en general los y las jóvenes del interior tienen más nivel de formación. En general, así vengan de familias muy estructuradas, es difícil, en términos genéricos, encontrar jóvenes que no tengan el Ciclo Básico aprobado. Capaz que su situación socio-económica es muy precaria, pero han ido al Liceo por lo menos hasta tercero. Eso como punto de partida.En general, las capacitaciones en el interior son también muy cercanas — por esto de lo que recién hablábamos, de las relaciones personales muy fuertes —, sí cambian muchísimo las áreas o los rubros donde se puedan capacitar según las zonas del país.

Claramente toda la parte de Salto y el litoral tiene temas vinculados al turismo y tiene temas vinculados a citrus y a arándanos como tareas centrales. En Tacuarembó, Paso de los Toros y Rivera, forestación es el fuerte de todas las capacitaciones y ahora algo de ganadería, al margen de que siempre tenemos en casi todos los lugares, cursos de atención al cliente, de ventas, etc.Siempre digo que tenía dos piedras en el zapato, una que me la pude sacar y que espero que sea definitivamente y otra que sigue ahí molestándome que es son los departamentos de Artigas y Cerro Largo. En el departamento de Artigas ya hace varios años que no tenemos capacitación porque es muy difícil todo el tema de la inserción laboral formal como lo exigimos nosotros, se hace muy complejo allí y no estamos teniendo capacitaciones, y en Cerro Largo por suerte empezamos algunas capacitaciones este año con muy buen éxito y ya tenemos previstas capacitaciones para el año que viene, y espero que hayamos empezado a transitar por el camino de tenerlas en forma permanente, pero claramente varía.

El centro del país, sobre todo Flores que está muy complicado para que haya fuentes de trabajo y allí varía notoriamente. Maldonado y Colonia son dos realidades completamente distintas y hay en general mucho trabajo; en algunos tenemos problemas de zafralidades pero las realidades en sí son bien diversas según los departamentos.

J.P.M. — Recién nombraba que tiene dos piedras en el zapato Artigas y Cerro Largo, le pido que haga brevemente una autocrítica, ¿algo a mejorar para el próximo año?

F.P. — Muchas cosas. En realidad, no nos quedamos con todo lo exitoso del programa.Por un lado, una mayor cobertura. Hemos estado en un proceso de transición de la Junta Nacional de Empleo al INEFOP que es nuestra institucionalidad, a quien pertenece el programa, y eso hizo que estos dos últimos meses hemos trabajado a “media máquina” porque los procesos fueron más lentos.Para el año 2010 estaba previsto que tuviéramos tres instancias de capacitación en el año, y prevemos aumentar la cobertura por lo menos en un 40% de los cursos estándar de Projoven.Este año atendimos a 2.000 jóvenes y tenemos que llegar a atender en el entorno de 3.000 jóvenes en este sistema el año que viene.Queremos hacer experiencias piloto con población juvenil, que lo estamos atendiendo ahora.

No sólo estamos atendiendo a aquellos chicos y chicas que terminan 6° año de Liceo, de Secundaria en general y también puede ser UTU, pero que no han podido insertarse en el mercado laboral; también tenemos algunos chicos que vienen del interior del país a estudiar a Montevideo, que dependen de Bienestar Estudiantil de la Universidad y que ya se quedan “colgados” porque pierden una materia y pierden la beca y se tienen que ir a sus lugares de origen sin ninguna formación especial para trabajar y frustrados. Queremos trabajar con esa población.También queremos trabajar con una población bastante más pobre de la que trabajamos hoy. Esos chicos que por la desestructuración de su familia; por venir de familias de tres y cuatro generaciones por debajo de la línea de pobreza están muy lejos de todo lo que es el ámbito laboral formal y hay que hacer un proceso bastante más largo. Estamos haciendo este año las experiencias piloto con clasificadores e Hípica Rioplatense en la zona de Maroñas que son bien interesantes como experiencias piloto, las vamos a evaluar para implementar.

Esos son dos grandes desafíos en cuanto a poblaciones y después tenemos también, que por suerte se retomó el nivel de inversión, toda una nueva línea de trabajo que vamos a tener el año que viene, que son “capacitaciones a medida” para empresas.Es decir, empresas que van a aumentar su plantilla y que nos dicen que quieren que les capacitemos a jóvenes en estas áreas porque quieren incorporar 10 o 15 más y ya estamos haciendo acuerdos allí.Lo otro a mejorar es, que eso es permanente, ajustar la metodología, porque la cultura juvenil cambia muy rápidamente y uno tiene que adaptarse a la cultura de los jóvenes.

Hay una cosa que yo llamo “la cultura de los SMS”; hoy el joven quiere todo concreto, rápido, abreviado… pero piensa de esa manera y uno tiene que tratar de adecuar la forma de pensar a la capacitación.Creo que vamos a tener que adoptar claramente todo el tema de las TICs en nuestras capacitaciones, ya que si bien hoy todos los cursos tienen informática, no capacitamos a través del computador. Creo que este es un desafío que vamos a incorporar probablemente en el 2011, porque el 2010 va a ser el año de análisis, de estudio y de puesta a prueba, pero esos son como grandes desafíos.

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