El gerente del proyecto Eficiencia Energética, ingeniero Alfonso Blanco, explicó en Producción Nacional los lineamientos de la política de eficiencia energética.Ing. Alfonso Blanco, Proyecto Eficiencia Energética
Para comenzar a hablar de eficiencia energética conversamos con quien es actualmente el gerente del proyecto Eficiencia Energética de la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería, el ingeniero Alfonso Blanco.
Alejandro Landoni — ¿La eficiencia energética es una política de Estado en nuestro país?
Alfonso Blanco — Exacto. Es una política de Estado porque la eficiencia energética tiene que trascender los distintos gobiernos y en ese sentido se ha trabajado arduamente en la Ley de Eficiencia Energética, que fue aprobada en setiembre del año anterior, como un componente de la política energética a nivel nacional con un horizonte temporal de largo plazo.
Adicionalmente, la eficiencia energética en lo que ha sido la discusión multipartidaria en cada uno de los sectores de interés, ha sido establecida como un área prioritaria para el sector energía y se ha llegado a acuerdos a nivel de los distintos partidos políticos en esas comisiones multipartidarias que estudiaron el tema sobre distintos instrumentos, todos orientados a atacar el tema de la energía desde el lado de la demanda.
No tenemos que perder el foco de que la energía históricamente se trató desde el lado de la oferta. A medida que existía un mayor consumo de energía, siempre pensábamos en atacarlo desde el lado de la oferta.
A.L. — ¿Qué quiere decir eso de la oferta y de la demanda? Recuerdo cuando UTE le decía a la población: “Use todo eléctrico” y años después lo tuvieron que cambiar porque hubo una crisis espantosa.
A.B. — Eso es un instrumento para incentivar y crear más demanda, pero específicamente cuando digo que el sector energía siempre se trató desde el lado de la oferta es que no se tenía un entendimiento total de que el mercado de la energía es un mercado que está compuesto por oferta y por demanda y que podemos incidir sobre los dos lados.
Podemos gerenciar la demanda de forma tal de lograr los mejores resultados en ese sentido. Tenemos la capacidad de reducir por ejemplo, aquel consumo de energía que no genera una mayor producción o no genera un mayor confort a nivel de los consumidores, y eso es una política del lado de la demanda, del lado de los consumidores.
En cambio, cuando estamos generando energía o apuntando a nuevos proyectos de generación, estamos encarando el tema desde el lado de la oferta, diciendo: “Tengo una demanda que viene dada y estoy atacando el mercado de la energía”, ahí estoy atacando el suministro de la energía únicamente desde el punto de vista de la oferta.
A.L. — Cuando hablaba al principio de la eficiencia energética y de la factura de electricidad, lo refería a algo que entendemos todos; lo que pagamos a fin de mes, pero en realidad el tema es mucho más trascendente.
El ministro de Industria Roberto Kreimerman dijo hace pocas semanas que Uruguay consume entre 1.200 y 1.300 megavatios en promedio, pero hay picos que llegan hasta los 1.700 megavatios, por tanto los ahorros de energía que se puedan hacer en el pico, logran implicar a su vez un ahorro de las inversiones que hay que hacer. Hay que pensar que generar 1 megawatt implica inversiones del orden de los US$ 2:500.000, por eso volvemos al concepto inicial: no es tener menos servicios o menos calidad, sino que es hacer lo mismo con menos energía.
A.B. — Y agregaría a lo que dice el ministro que habitualmente cuando estamos sacando de la punta de consumo principalmente lo que es el consumo eléctrico; cuando estamos sacando demanda de la punta de consumo habitualmente lo estamos haciendo de lo que son las centrales que funcionan a combustibles fósiles, por lo tanto existe un beneficio desde el punto de vista medio ambiental muy grande, porque estamos atacando directamente lo que son las emisiones de gases de efecto invernadero, un tema que en el momento no es menor.
Aparte la repercusión económica que tiene para el país, porque cualquier combustible fósil que estamos utilizando para la generación de energía, es combustible fósil que estamos importando, entonces tiene un efecto desde el punto de vista de la competitividad del país muy fuerte.
A.L. — ¿Se puede decir que el sector público ha sido puesto como ejemplo para lograr ahorros a nivel de la eficiencia energética? Se ha redactado un decreto para hacerlo así que prohibe adquirir lámparas incandescentes por parte de los organismos públicos; se va a limitar el alumbrado de los edificios públicos hasta las 24 horas; sólo va a permitir comprar equipos de eficiencia energética del mejor nivel (tipo A o B); van a poder comprar autos de menos de 1.800 cm3 en el motor.
A nivel público hay muchísimas cosas para hacer.
A.B. — Entendemos que el sector público tiene que ser un elemento de referencia en esto. El sector público tiene que marcar la línea a partir del ejemplo. En ese sentido el uso responsable y eficiente de la energía por parte del sector público debe ser una señal para la sociedad en su conjunto. Eso es lo que está detrás de este decreto que ha sido redactado y manejado públicamente por el ministro de Industria.
Todas estas medidas están enmarcadas dentro de lo que nosotros llamamos un plan energético institucional, en el cual todos los organismos públicos tienen que tener una planificación de la forma en la cual utilizan los recursos energéticos y también se desarrollan indicadores de forma tal que puedan hacer el seguimiento de cuál es su desempeño en lo que refiere a la utilización de recursos energéticos.
Todas esas medidas son pautas que se brindan de forma general para que estos organismos logren esas metas de ahorro a las cuales están comprometidos.
A.L. — Y si no las logran los van a sancionar o por lo menos les van a hacer algún tipo de apercibimiento.
Cuando hablamos del sector público pienso en el tema del alumbrado público en general, es decir, la luz con las cuales las intendencias alumbran las calles —algunas intendencias alumbran bastante poco y bastante mal—, pero más allá de eso; ahí imagino que habrá un gran gasto de energía.
A.B. — Sí, es un consumo importante a nivel de lo que es el sector público, aparte de ciertos componentes de lo que pueden ser las deudas históricas de algunos municipios en lo que refiere a sus facturas de electricidad. Es un tema bastante complejo en su abordaje. En ese sentido desde el 2008 se elaboró un decreto que establece todo un esquema en la forma de regularizar los consumos de energía del alumbrado público.
Tenemos que tener presente que gran parte de los consumos de energía del alumbrado público no son medidos. Esto significa que en el alumbrado público, la forma de contabilizar la energía es por cantidad de puntos de iluminación.
A.L. — Hay 100 columnas con 100 focos…
A.B. — Hay un valor ficto de consumo por cada punto de iluminación y lo que se “factura” es la cantidad de puntos de iluminación por ese valor ficto.
A.L. — ¿O sea que no importa si la luz está quemada o está prendida todo el día?
A.B. — No importa la eficiencia o el desempeño de ese equipamiento.
A.L. — O si está alumbrado para arriba.
A.B. — En ese sentido es que nosotros hemos establecido un decreto en el cual se genera un esquema de subsidios y ciertos mecanismos de incentivos para que el alumbrado público pase a medición.
En ese sentido hay algunos municipios que ya los han desarrollado y los tienen completamente incorporados, todos sus sistemas están en medición, y otros están en proceso de regularizarse, pero eso es una barrera primaria para derribar el tema de la eficiencia energética a nivel del alumbrado público. No puedo ser más eficiente si no tengo una forma de medición y de control de lo que realmente estoy gastando y si eso no significa un beneficio para mi gestión. Eso es lo primero que tenemos que corregir.
A.L. — ¿Qué van a hacer? ¿Van a poner un contador en cada pico de luz?
A.B. — No, esto se hace por sistemas de alumbrado. Se hacen sistemas sectorizados y hay medidores por cada área sectorizada.
Eso están estandarizado, porque es algo que también tenemos que tratar de difundir: la estandarización de los sistemas de alumbrado a nivel nacional; que exista una forma estándar en la cual se hacen los tendidos y se hacen los sistemas de alumbrado.
En este tema hemos desarrollado conjuntamente con UTE y la Dirección de Energía, un estándar para estos proyectos de medición a nivel del alumbrado público.
A.L. — Eso puede llegar a durar años, ¿o no? ¿Habrá que hacer tendidos nuevos?
A.B. — Sí, esto es todo un proceso de readecuación y de modernización del sistema de alumbrado. También depende de que los distintos municipios lo vayan incorporando. Esto está en el marco de lo que es el Fondo para el Desarrollo del Interior que habitualmente es un fondo que maneja la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y que históricamente era un fondo que se destinaba a caminería rural.
Ahora los municipios pueden utilizar este fondo para desarrollar proyectos de medición en alumbrado y también proyectos de eficiencia energética en alumbrado.
A.L. — Ustedes tienen un área del etiquetado (A, B, C… cuando más alta la letra, es más eficiente) que ya se ven en las bombitas de luz de bajo consumo o en las otras, pero también lo están imponiendo para otros electrodomésticos; primero en el calefón, que es el responsable prácticamente del 40% de lo que gastamos en electricidad dentro de la casa.
A.B. — Exacto, el programa de etiquetado en uno de los componentes fundamentales dentro del Proyecto de Eficiencia Energética conjuntamente con el desarrollo de líneas de financiamiento; el desarrollo y promoción de la actividad empresarial en eficiencia energética conjuntamente con la educación y difusión y cambio cultural en eficiencia energética.
El etiquetado es una forma de informar a los consumidores. Es una forma en que los consumidores tengan la información suficiente para que incorporen dentro de su decisión de compra, aspectos que están asociados a la vida útil de los equipos. Cuánto me va a costar la operación de esos equipos durante su vida útil y no solamente tener en cuenta factores que están asociados al momento de compra.
A.L. — Es bien interesante, porque como consumidores no tenemos ni la más remota idea ni la posibilidad de saber si ese calefón o esa heladera es realmente eficiente a nivel energético.
A.B. — Exacto, y para hacer eso, lo que tenemos que hacer es un sistema estandarizado que sea de fácil lectura y de fácil interpretación por los consumidores y aparte que sea un sistema de aplicación nacional, porque existen muchos etiquetados a nivel internacional pero que están adaptados a la realidad de consumo y de usos de cada país; entonces, tenemos que tener un sistema de etiquetado de eficiencia energética nacional.
¿Cuál es el procedimiento que hemos utilizado para esto? Estamos atacando a aquellos insumos que inciden más a nivel de los hogares en su consumo de energía. En ese aspecto estamos incorporando en primera instancia el etiquetado de eficiencia energética en los calentadores de agua de acumulación mediante un decreto que entró en vigencia en setiembre del año 2009 y que tiene un período de 18 meses en el cual el etiquetado en calentadores de agua es de aplicación voluntaria y a partir de los 18 meses es obligatorio para la comercialización del equipo.
Esto quiere decir que una vez que se cumplan los 18 meses de ese transitorio voluntario, todos los equipos que se comercialicen a nivel nacional, deben disponer de la etiqueta de eficiencia energética.
A.L. — Estamos hablando de marzo de 2011.
A.B. — Y eso se aplica para calentadores de agua de acumulación eléctricos y para lámparas de bajo consumo.
Estamos incorporando refrigeradores al programa de etiquetado, que estaremos realizando durante el primer semestre del año y posteriormente estaremos incorporando acondicionadores de aire.
A.L. — ¿Lo que hacen es probarlos? Tuve la oportunidad de ir al laboratorio de Eficiencia Energética adentro de la UTE, donde lo que hacen es probar los termotanques para ver qué tipo de eficiencia tienen.
A.B. — Exacto, allí lo que se realiza es una norma nacional. Ya hay 30 normas nacionales desarrolladas con el ámbito de UNIT con el apoyo del Proyecto de Eficiencia Energética y de la Dirección de Energía, que fijan las pautas con las cuales se deben ensayar los equipos para medir su desempeño y eficiencia. Con esto se simula un uso habitual y cotidiano del equipo y se miden los parámetros de desempeño en ese sentido.En el caso de los calentadores se mide la cantidad de pérdidas de energía en un ciclo de uso del equipamiento en el cual está en condiciones controladas de laboratorio y son esas pérdidas que definen el nivel de desempeño y de eficiencia del equipo.
Entonces, lo que representa una etiqueta de eficiencia energética mediante la medición de los parámetros de desempeño de un equipamiento es cómo ese equipamiento se encuentra con respecto al resto de los equipos del mercado. Es una etiqueta comparativa que le da un nivel de eficiencia A a aquellos equipos más eficientes, y un nivel de eficiencia que puede ser una letra F o G, a aquellos equipos con menor eficiencia.
Es una etiqueta universal en su interpretación gráfica para casi todos los productos, de forma tal que los consumidores no tengan que aprender información nueva para los distintos tipos de productos y que cuando vean una etiqueta que tiene flechas con distintos colores, sepan que éso lo que está indicando es el desempeño y la eficiencia del equipo que está adquiriendo.
A.L. — Entonces la A es mejor que la B y la B es mejor que la C y así sucesivamente.
Acá hay un tema de educación bien interesante que ustedes tendrán que enfocar, o ya estarán enfocando, e incluso, todo el tema del cambio cultural, porque por más eficiente que sea el aparato, también hay un tema de uso que es bien importante.
¿Cómo han encarado desde el Programa de Eficiencia Energética estos temas?
A.B. — Cuando atacamos por ejemplo el tema del etiquetado, estos son temas de información que tienen que ser a nivel masivo. En eso estamos realizando campañas masivas de comunicación en las cuales en primer instancia lo que hemos realizado son campañas que orientan desde el punto de vista de lo general, lo qué es la utilización de los recursos energéticos.
Nosotros no estamos abocados únicamente al consumo de energía eléctrica, sino que estamos abarcando lo que es el consumo de energía en todos sus términos. Esas son campañas generales de generación de conciencia y poner el tema sobre la mesa y para la discusión general.
Posteriormente vamos a realizar campañas masivas para enseñarles a los consumidores cómo se leen esas etiquetas y cuál es la información que tiene que buscar en esas etiquetas. Esas son campañas destinadas a los consumidores y a los usuarios en toda su extensión.
Además, tenemos campañas de educación. Entendemos que el tema de los cuidados de los recursos energéticos y el vínculo entre el consumo de energía y los aspectos medioambientales es algo que se tiene que cultivar desde los primeros pasos de la enseñanza.
A.L. — ¿Desde la escuela?
A.B. — Desde la escuela. Y en eso hemos incorporado los temas de energía en los cursos curriculares de enseñanza primaria y hemos, por ejemplo, desarrollado un libro de texto sobre energía en los cursos de 6º año. Hemos distribuido cerca de 60.000 libros en todas las escuelas del país. Hemos llegado a 2.200 escuelas y no va sólo un libro sino que también va un audiovisual que permite a los niños de las escuelas ver de qué se está hablando cuando estamos hablando de energía.
Por ejemplo, se muestra qué es la central hidroeléctrica que está localizada en Salto y de qué estamos hablando cuando hablamos de energía hidroeléctrica, de dónde proviene, qué es una central térmica y de dónde proviene la energía que se genera en una central térmica. Entendemos que eso es fundamental: la educación en las etapas tempranas.
También tenemos educación a nivel de Secundaria. Por ejemplo con UTE tenemos un programa que el año pasado ha sido muy exitoso entonces hacemos algo parecido.
A.L. — “Juntando nuestra energía”.
A.B. — “Juntando nuestra energía”, hacemos algo muy parecido a nivel de Secundaria. Lo hacemos de forma tal que hacemos concursos de proyectos entre los alumnos de Secundaria, a los cuales se les premia, y eso también genera esta conciencia y este interés por el cuidado de los recursos energéticos y del medio ambiente.
Después tenemos formación y capacitación en los aspectos específicos en los cuales tenemos que generar capacidades locales en los temas de eficiencia energética, y técnicos que estén especializados en temas específicos que apunten al ahorro de energía y en eso hemos desarrollado más de 15 cursos específicos tratando de formar gente que se focalice en eso.
A.L. — Es impresionante la cantidad de gente que se interesa ahora. Recuerdo que cuando se lanzó hace algunos años este Programa de Eficiencia Energética se entraba en el listado que publicaban ustedes en la página sobre las empresas ESCOS, empresas que les permiten ahorrar energía a otras empresas, y eran pocas, sin embargo ahora entré y hay varias páginas de técnicos y empresas que se han subido a esta movida.
Imagino a oyentes que tienen un taller con máquinas eléctricas o una pequeña industria y se preguntarán si para tener más eficiencia energética necesitarán plata, un préstamo, una reingeniería de procedimiento, cambiar la vieja máquina por una nueva que hace las cosas mejor y con menos energía. ¿Promueven algún tipo de préstamo? ¿Se da desde el Estado algún tipo de préstamo para que pasen estas cosas?
A.B. — En el marco del Proyecto de Eficiencia Energética uno de los componentes importantes fue el desarrollo de una línea de financiamiento específica para proyectos que ahorran energía.
Esa línea de financiamiento ya está operativa. Se maneja bajo el esquema de un fondo de garantías que operan los Bancos comerciales de plaza, en este momento existen dos Bancos que están operando esta línea de financiamiento.
A.L. — El BROU y el Bandes.
A.B. — Sí, y se utiliza la Corporación Nacional para el Desarrollo como un agente fiducidiario de este fondo de garantías.
Estas líneas de financiamiento están destinadas a proyectos de eficiencia energética y tenemos dos tipos de financiamientos distintos. Un tipo de financiamiento es para financiar lo que nosotros llamamos “los diagnósticos”, aquellos estudios que permiten identificar cuáles son las oportunidades de mejora que tenemos. Los usuarios de energía, los empresarios no tienen por qué tener dentro de sus capacidades operativas especialistas en los temas de energía, entonces es necesario muchas veces recurrir a especialistas externos o a conocimiento experto en los temas energéticos. Existe una línea de financiamiento que es para financiar esos estudios y que permita identificar aquellas oportunidades de mejora.
Muchas veces —y a nosotros nos ha pasado— vamos a un gran usuario o consumidor de energía a preguntarle cómo está utilizando la energía y en la operativa diaria se entiende que se está utilizando de forma adecuada y que no hay oportunidades de mejora. Siempre existen oportunidades de mejora en ese sentido. Lo avalan los estudios que se han realizado desde los distintos sectores económicos del país, entonces hay que identificar esas oportunidades de mejora y para eso es esa línea de financiamiento.
A.L. — ¿Y la segunda?
A.B.— La otra es para financiar los proyectos en sí mismos. Aquellos proyectos que mejoran y ahorran energía.
A.L. — Que cuando salen bien se pagan solos, con el propio ahorro.
A.B. — Sobre la línea de diagnósticos si los proyectos identificados no resultan rentables, ese financiamiento para los diagnósticos es a fondo perdido, lo que significa que el usuario de energía no tiene un riesgo por acceder a esa línea de financiamiento.
A.L. — ¿Si le va mal no paga?
A.B. — No tiene que pagar.
A.L. — Se lo subsidia.
A.B. — Eso es subsidiado por el propio financiamiento. Esto es una línea de financiamiento que está constituida por un fondo que proviene del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Es una donación del GEF (Global Environmental Facility) canalizada a través del Banco Mundial y que es la génesis de los fondos que constituyen este fideicomiso.
A.L. — Los que quieran más información, ¿a dónde se pueden dirigir?
A.B. — A nuestro sitio web www.eficienciaenergetica.gub.uy o llamarnos telefónicamente a la Dirección Nacional de Energía donde estamos habitualmente evacuando dudas, al 9006324.