A un menos de un mes de la implementación del Seguro Obligatorio, las autoridades de AUDEA plantearon la necesidad de revisar estas medidas tomadas por el gobierno.
Entrevista emitida el martes 31/03/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE
La Asociación Uruguaya de Empresas Aseguradoras (AUDEA) denuncia que algunas medidas del gobierno podrían llegar a encarecer el precio de los seguros.
Entre estas medidas, en el mes de mayo comenzará a regir un nuevo impuesto que grava las primas de los seguros obligatorios de automóviles y que va a servir para financiar la asistencia a lesionados en la vía pública que realizan las Emergencias Médicas Móviles. Las Emergencias Móviles reclamaron ante al gobierno por el alto costo que tenían esos servicios, y el gobierno decidió crear este nuevo impuesto para cubrirlo.
Andrés Elola, Presidente de AUDEA, y Mauricio Castellanos, Gerente de la institución, señalan que esto se suma la creación de una contribución especial para financiar la bancarrota de la Caja Bancaria, la cual —según sostienen los empresarios—, significó un aumento del 64% en el costo de los aportes patronales.
A su vez, la AUDEA recuerda que ya hay un impuesto específico a la actividad del sector, —concretamente es un impuesto directo a los ingresos de las compañías de seguro—, que está representando un 5% de las primas emitidas.
Alejandro Landoni — ¿12 empresas integran la AUDEA?
Andrés Elola — Sí, así es. El sector es la expresión viva de lo que es el comercio en seguros y en este caso desde la órbita privada.
El mercado de seguros en Uruguay tiene más de 100 años, y de hecho la Cámara que nos nuclea continúa lo fue la Comisión Local de Aseguradores, una institución que ya superó sus 100 años de vida.
Es una organización dinámica en un mercado que gracias al trabajo de empresas y la organización comercial, ha venido creciendo. Tomando en conjunto el mercado público y privado se factura US$ 440:000.000 o US$ 450:000.000.
A.L. — ¿Qué peso tienen estas 12 empresas dentro del mercado?
A.E. — En el Uruguay hay seguros que son monopolios legales. De hecho, el Seguro de Accidentes de Trabajo deberíamos excluirlo en un análisis de mercados de competencia.
Hay algunos otros mercados que se han ido generando la exclusividad en la venta desde el Estado por las propias condiciones técnicas, por ejemplo lo que tiene que ver con mercados de rentas vitalicias previsionales, que nos parecen que no están dadas las condiciones para trabajarlos.
Más allá de eso, diría que hoy por hoy el mercado crece y crece en forma más o menos equilibrada en el conjunto de los ramos de competencia entre lo que es el sector de empresas públicas —básicamente estamos hablando del Banco de Seguros del Estado—, y el conjunto de empresas privadas.
Al interior de los ramos, ese crecimiento es dispar. Tenemos algunos donde el sector de empresas privadas ha crecido mucho, de hecho este último año el mercado de Seguros creció algo así como US$ 26:000.000, y de ese crecimiento, US$ 20:000.000 está repartido entre algunas de estas 12 empresas privadas, y los otros US$ 6:000.000 corresponden al Banco de Seguros del Estado (BSE).
A.L. — Hubo dos factores que podían afectar al mercado de los seguros: uno fue la crisis financiera internacional y el otro fue la sequía para algunos sectores en particular.
A.E. — Sí, la crisis financiera afectó al mercado de seguros como al Uruguay en su conjunto. De hecho, todas las previsiones que estamos teniendo del crecimiento económico son a la baja, y ya algunas estimaciones hablan de trimestres recesivos sobre la base de que la crisis está llegando. La sequía seguramente afectó severamente a los que trabajan en Seguros Rurales, Seguros Agrícolas.
Pero nuestra función es pagar siniestros. A través de las coberturas permitimos que el productor se mantenga en carrera; y así yo diría que estamos cumpliendo con la función básica que tiene el Seguro: si el Seguro no paga Siniestros, entonces no tiene motivo de ser.
A.L. — ¿Perdieron plata las Aseguradoras este año?
A.E. — En términos generales sí. Básicamente nos encontramos un año con resultados técnicos positivos, el negocio desde el punto de vista técnico dio ganancia, pero el impacto financiero a través de la baja de los títulos de deuda, a través del aumento del riesgo-país impactó. A mitad de año el riesgo-país se encontraba en 200 puntos básicos y cerramos el año con cerca de 600. Si hablamos de un mercado que administra en el orden de los U$S 700:000.000, ésto son activos de inversión financieros y cualquier aumento en este caso si pasamos 200 a 500 haciendo la cuenta sencilla; 5 puntos básicos, 6 puntos básicos; 6% es una tasa de descuento muy significativa y eso generó pérdidas.
A.L. — Es decir, que la baja del precio del valor de los bonos, por ejemplo, hizo que las empresas Aseguradoras tuvieran pérdidas a nivel financiero.
A.E. — Problemas financieros no, porque los flujos de fondo de las Aseguradoras son positivos. Normalmente, las Aseguradoras son empresas que acumulan capitales a lo largo del tiempo. Nuestra visión es a largo plazo, y para pagar a largo plazo tienen que estar las reservas. Los flujos de fondos positivos evitan que las empresas tengan que vender esos títulos para hacer frente a las obligaciones.
Desde el punto de vista contable; desde el punto de vista de evaluar esos activos, hay dos mecanismos: un mecanismo de vencimiento y un mecanismo de marcar al mercado. Marcar al mercado, si estamos midiendo al riesgo-país en tres veces más, tiene efecto sobre el valor efectivo que se contabiliza.
A.L. — ¿Hubo o se está viendo algún tipo de retracción en relación a la crisis o el mercado siguió creciendo?
A.E. — Nosotros estimamos que 2009 no va a ser un año como 2008 de crecimiento, porque el ciclo del mercado asegurador está correlacionado positivamente con la economía en su conjunto. Lo mejor que le puede pasar al mercado de seguros en Uruguay es que a Uruguay le vaya bien.
Lo que también es cierto y es un comportamiento natural, es que la propensión a comprar Seguros tiene distintos comportamientos según los estratos sociales. Cuando uno tiene muy poco y valora mucho lo poco que tiene, la propensión a comprar Seguros se ve acrecentada en momentos de crisis porque es cuando uno hace su cuenta natural y como sus expectativas no son buenas, dice: «bueno, al menos lo que tengo, lo tengo que cubrir». Eso es un mecanismo natural, y esa transferencia de riesgo está implícita en los seres humanos.
En otros momentos cuando la economía crece, otros sectores de la actividad, por ejemplo los productores rurales, tienden a asegurar su producción cuando ésta está bien valorada.
Por un lado o por el otro, distintos grupos sociales tienden a contratar Seguros tanto en las alzas como en las crisis.
A.L. — ¿Funcionan en Uruguay los Seguros de Vida?
Mauricio Castellanos — En los últimos años y particularmente en 2008 hubo un crecimiento grande del segmento de los Seguros de Vida, seguramente asociado no tanto a los componentes de los Seguros con Ahorro, sino con otras modalidades que pueden tener que ver con los Seguros Colectivos. Es una modalidad que se está vendiendo mucho en Uruguay.
A.L. — ¿Qué son los Seguros Colectivos?
M.C. — Seguros Colectivos es una forma de aseguramiento por la que un grupo de personas que tienen una característica común, como por ejemplo ser empleados de una empresa o socios de un club o institución que los agrupa, eso los hace acceder a un seguro con un valor bajo, — las coberturas no son muy altas —, pero que para Uruguay son interesantes. Eso se ha ido desarrollando.
Por otro lado, están los Seguros de Vida que pueden estar asociados al crédito al consumo, — es muy habitual que las tarjetas de crédito tengan una oferta de Seguro incorporada o una cobertura de Seguro para el caso de fallecimiento, y eso ha impulsado mucho al Seguro de Vida.
Me interesa recalcar que cuando hablamos de US$ 400:000.000 que es el volumen que maneja el mercado de Seguros, en términos de cobertura podemos estar hablando de miles de millones de dólares. Eso es lo que representa para la sociedad contar con un mercado de Seguros que tenga la posibilidad de prestar su apoyo en el sector productivo, en las familias y demás.
A.L. — AUDEA está denunciando que algunas medidas del gobierno podrían llegar a encarecer el costo de los Seguros, incluso ha salido un remitido en distintos periódicos donde se advierte sobre algunas medidas. Por ejemplo, uno de los aspectos en concreto que están reclamando es que los aportes patronales aumentaron un 64% en función de una contribución especial para financiar la bancarrota de la Caja Bancaria.
Castellanos dijo hace días que ese aumento no resiste ningún análisis. ¿Cómo les afecta esto?
A.E. — Bueno, ya comentamos que el resultado financiero había tornado negativo los resultados del mercado en el período. Se imagina además que si tenemos por delante un mundo incierto, debemos tratar de resolver de la mejor forma posible la problemática de la Caja Bancaria, —de la cual somos integrantes las Compañías de Seguros—; con lo que son los estados financieros de las Aseguradoras. Seguramente, con empresas que no puedan seguir funcionando es muy difícil financiar ningún déficit de ninguna institución.
Desde ese punto de vista, en el mes de enero, que es cuando nosotros tuvimos la primera lectura de lo que es el nuevo sistema de aportación; encontramos un impacto tan severo como el mencionado.
A consecuencia de esta nueva ley que aprobó el Parlamento, el sector Seguros aporta a la Caja Bancaria bajo dos mecanismos: en función del personal que tenga y en función de lo que vende. En la medida en que esas dos variables se vayan disociando y, con la misma gente uno venda bastante más, —o sea que haya un componente de eficiencia—, esa eficiencia se va a trasladar a través del costo a aportar a la Caja Bancaria.
Esa es la filosofía del sistema, eso se planteó y si bien nosotros no estábamos de acuerdo, terminó siendo votada y acatamos la decisión que se tomó. En todo caso, lo que ahora estamos planteando es que dada esa decisión, debemos tratar de mitigar el efecto, porque un incremento de costos tan severo está cuestionando la estructura de funcionamiento de las empresas.
A.L. — ¿Qué pasa si con la misma gente venden menos?
A.E. — Nosotros planteamos los dos problemas, por eso es que la idea de las Aseguradoras es: dado que se quiere fijar una tasa de contribución sobre la actividad, que exista a su vez una banda —como el Uruguay tuvo para otras variables, por ejemplo para el tipo de cambio—, de modo tal que ninguna empresa pague demasiado más, pero que nadie pague menos, porque si hubiera (y como vemos que sí ocurre en esta medición de enero); alguna empresa que por algún motivo vende menos que el año anterior, eso genera menos contribución.
Entonces, la propuesta del sector busca darle estabilidad no solamente a las empresas sino al financiamiento hacia la institución.
Es realmente muy grave para nuestro sector pasar de un aporte del 35% como lo establece la nueva ley; (el sector Comercio en general paga el 7,5 de aporte patronal; el sector Bancario, el sector Financiero aporta en nuestro caso el 35%), pero bajo esta metodología de ajuste de cálculo tenemos un promedio que da ese otro valor, el 64% en enero y tenemos empresas que individualmente están pagando el doble.
Nos parece que dado que esa metodología de aportación sobre la facturación es el mecanismo que se ha buscado llevar adelante, hay que agregarle al menos algún límite máximo y algún límite mínimo de modo tal de darle predecibilidad a los ingresos de la Caja, a través del límite mínimo, y predecibilidad a los aportes de las empresas a través del límite máximo.
A.L. — ¿Tienen calculado cuánto dinero se aportó de más desde que se aprobó este impuesto?
A.E. — De esto nos estamos notificando mes a mes. Estamos en el tercer mes de devengamiento de la contribución. Una estimación que hicimos sobre la aplicación del impuesto, —con información del año 2007 que es la que contábamos—, daba que sobre los resultados de las empresas, esto implicaba un incremento de pérdidas del orden del 20%.
O sea, en el último número del balance, en los Resultados del Ejercicio, esto hubiera sido una afectación significativa.
A.L. — Otro de los temas por el cual también están reclamando ustedes fue por la creación de un nuevo impuesto a las primas del Seguro Obligatorio de Automóviles; que sirve para financiar la atención que realizan las Emergencias Médicas Móviles a la gente que se lesiona en la vía pública. Las Emergencias Móviles reclamaron, -incluso amenazaron diciendo que no iban a atender a nadie más cuando la gente los llamara, hasta al 911—, y la solución fue crear este nuevo impuesto a las Primas de los Seguros Obligatorios de los Automóviles.
¿Cómo están viendo esto ustedes?
M. C. — Conviene aclarar que hasta ahora sólo hay transcendidos a nivel de la prensa respecto a que se estaba por concretar esa nueva disposición, cosa que por ahora no ha sucedido.
El sector lógicamente comprende la voluntad de gobierno de brindar ese servicio de asistencia en la vía pública, lo que nosotros cuestionamos es la fuente. Es decir, a quién se le pide que cubra eso.
Primero, porque no vemos que necesariamente exista una relación entre el Seguro del Automóvil con la atención en la vía pública. Puede haber muchos casos en donde se atienden a víctimas de accidentes de tránsito, pero en muchos otros casos no; pueden ser víctimas de rapiña; riñas en la calle; personas que se desvanecen; intentos de suicidios, etc. Cantidad de otras cosas que no tienen que ver con el Seguro Obligatorio.
Pero además, actualmente se estima que aproximadamente el 50% de los vehículos están asegurados y el otro 50% no. Quiere decir que se proyecta que la mitad de los vehículos den cobertura a todos; a los que tienen el Seguro y a los que no lo tienen. Además, se agrega que también producen muchos de estos requerimientos de asistencia en la vía pública los casos de accidentes donde están involucradas las motos, y en el mercado el Seguro de motos es muchísimo menos.
O sea, que sería absolutamente ineficiente, y la gente que realmente cumple o va a cumplir con la obligatoriedad de tener el Seguro Obligatorio —y que naturalmente se asegura—, terminaría pagando por todos aquellos que no van a cumplir con ese Seguro o que hoy no están asegurados.
Planteamos que seguramente habrá otros mecanismos mucho más eficientes, — por ejemplo, a través del costo de los combustibles, que sería ínfimo—, pero son opciones que en definitiva tiene que tomar el gobierno.
En el sector Asegurador, no vemos que exista la relación directa entre una cosa y la otra, no vemos que sea una forma eficiente de hacer ese traslado del costo y por lo tanto entendemos que no es positivo, que no incentiva la cultura del Seguro que es tan importante.
Es decir, una de las políticas más sencillas de establecer a nivel de lo social, es que la gente tenga Seguro. Mucha gente que hoy está cerca de la indigencia y la pobreza, si sufre un siniestro y no hay un Seguro atrás para pagar la indemnización, probablemente caiga en la indigencia. Entonces, lo que debería hacer el país es promover la cultura del Seguro.
Ahora, si a los Seguros los cargamos cada vez más con más impuestos, al final se desincentiva la contratación del Seguro, lo hacemos elitista y esto no es lo que el mercado pretende.
A.L. — ¿Se podría financiar a través de un sobrecosto en el valor del combustible?
M. C. — Lo proponemos como una idea, como tantas otras que puede haber sobre cómo financiar esta asistencia.
También hay que ver que hay un número importante de estas víctimas ya cuentan hoy con una cobertura de Asistencia Médica de Emergencia, entonces en realidad estaríamos hablando del número de personas que no lo tienen y en definitiva podría haber ahí un intercambio de esos casos entre las propias Asistencias Médicas.
Creo que nosotros no conocemos a fondo esta problemática porque en realidad, no fuimos invitados a participar ni a conversar de este tema. Nos enteramos por la prensa que surgía esta idea y advertimos que es un sobrecosto para el sector, que es inconveniente y que tampoco es eficiente la idea.
A.E. — Otro tema que también vemos es que es que nos encontramos ante una nueva opción de Seguros de la que hasta hoy no había experiencia en el Uruguay, y como toda experiencia cuando nace, nace con una serie de incertidumbres y dificultades. Estamos a menos de un mes y poco para que este sistema se ponga en funcionamiento, y todavía hoy quedan algunas dudas muy importantes.
A.L. — De todas formas el Seguro Obligatorio es un reclamo histórico.
A.E. — Sin duda.
A.L. — Es de locos que de los autos que andan por la calle algunos tengan Seguro y otros no. Si uno choca contra un auto que no tiene Seguro tiene que recurrir a reclamar contra uno mismo (por más que la culpa sea del otro), porque el juicio puede llegar a demorar años y sin saber a dónde se llega.
A.E. — Y más en un caso como el uruguayo, donde lo que el Seguro busca es cubrir a la persona y no a la lata. Acá a lo que estamos dando cobertura es a la gente, y eso es una característica de este Sistema Obligatorio que no en todos los países funciona igual. En otros países, se cubre el bien.
Entonces, creo que un sistema nuevo y que está lleno de incertidumbres, donde estamos en la etapa de lograr una reglamentación adecuada, donde no tenemos asegurada la universalidad del sistema, —con lo cual, en la medida en que haya un incentivo a no contratar—, va a ser poca la gente como decía el contador Castellanos que terminará contratándolo, donde la fiscalización ocupa un rol clave y todavía no está asegurada… Además de esto cargarle un problema organizativo adicional… Es demasiado pronto, no tenemos ninguna experiencia como país, como para agregarle un elemento más como es incorporar el Sistema de Emergencias Médicas.
Simplemente lo que advertimos es que en un Seguro nuevo que está llamado a dar respuesta a una necesidad sentida, nuestra responsabilidad es tratar de que funcione y funcione adecuadamente.
A.L. — Lo que ustedes dicen claramente en el remitido de los diarios, es que ésto es competencia del Estado, y que por lo tanto lo tendría que pagar el Estado.
A.E. — Para nosotros el Estado está trasladando su función a un sistema de organizaciones empresariales que prestan el servicio, y como tal se podrán tener opiniones en cuanto a quién lo debe hacer y cuál es la eficiencia del sistema. Nosotros en éso no entramos, no es (como cámara), nuestra competencia.
Nosotros lo que sí decimos es que desde el sistema de Seguros es cuestionable pensar que la población de dueños de autos sea quien deba tener la cobertura, —porque hay otros eventos que ocurren en la calle que están por fuera del sistema de autos—, pero que si se deseara incorporar al propietario de vehículos dentro de quienes paguen un sistema que asista al financiamiento de la Emergencia Móvil, que se busquen otros mecanismos alternativos que existen, como ser el combustible o algún otro, y que se proteja una implementación nueva en el ámbito que tiene que ser, que es en el ámbito del sector Seguros y como se hacen las cosas desde el sector Seguros, acumulando experiencia y que la propia experiencia vaya determinando el costo de la cobertura.
A.L. — ¿Cómo viven ustedes el aumento de circulación de las motos, bicicletas, carritos de los clasificadores?
M.C. — Es un riesgo que ha incrementando muchísimo y es un riesgo que se ve cada vez más. No es comparable el parque automotor hoy y la incidencia de las motos, a cómo era 14 o 15 años atrás cuando empezó a hablarse con más fuerza del Seguro Obligatorio.
También hay carencias muy importantes a nivel de información. Realmente nadie en Uruguay puede decir cuántas motos o vehículos están circulando, —que se derivan de otros problemas que tienen que ver con temas municipales y demás—; pero la ausencia de información también es muy importante a la hora de proyectar la actividad.
A.L. — Parecería bastante simple preguntar a las Intendencias cuántos vehículos tienen matriculados.
M.C. — A nosotros en su momento nos pareció que ese era un dato que debía de ser simple de obtener e hicimos un trabajo con el Instituto de Estadística. Realmente las dificultades mayores que tuvimos fueron para conseguir esos números.
Lamentablemente en Uruguay ese dato se trata como si fuera ultra secreto y que no se puede revelar a la población cuántos vehículos hay matriculados en los 19 departamentos del país, porque además, los padrones no se depuran, hay autos empadronados que hace 10 o 20 años que no pagan patente.
A.L. — El 3 de marzo emitieron un comunicado respecto a estos reclamos, ¿qué repercusión han tenido con las autoridades? ¿Se han reunido en el Parlamento o con el Ministro de Economía?
A.E. — Hemos tenido reuniones; en los tres temas que trata el comunicado se está trabajando, de hecho en el Parlamento nos han informado que ahí no ha llegado nada y nos transmitieron que para que existiera una solución se requería una nueva ley. O sea, que cuando llegue al Parlamento, seguramente volveremos. Estuvimos con la Comisión de Hacienda de Diputados; nos pareció que correspondía informar directamente a través del Parlamento a la sociedad en su conjunto.
Operativamente, lo que a nosotros nos interesa es que ésto funcione bien y creo que en eso compartimos con los dos Ministerios (tanto el de Salud Pública como el Ministerio de Economía).
El sistema de Seguros en Uruguay, —más allá de los US$ 440:000.000 que comentábamos o los miles de millones en cifras aseguradas en dólares que comentábamos también—, es un sistema relativamente chico, y el país tiene una gran oportunidad de desarrollar un mercado cuatro o cinco veces más grande, y estamos hablando de que más personas, familias y empresas transfieran riesgos a un mercado profesional.
Esto es una gran oportunidad que tenemos y nuestra presencia en los medios es para reclamar un lugar en la mesa de discusión técnica desde la perspectiva que nos interesa a nosotros. Cuando recién se comentaba el tema de las motos (que es una nueva solución que se ha encontrado en la ciudad de Montevideo); eso es una nueva perspectiva para el Seguro que tendrá que planificarse, que tendrá que organizarse y que tendrá que encontrar mecanismos de transferencias de riesgo. Porque motos existen en todas partes del mundo como también existen riesgos que no tienen nada que ver con éste, que es la vida humana; un desafío enorme que es con la vejez. La sociedad tiene cada vez más viejos y hay que dar seguros para la Tercera Edad.
Con ésto quiero decir que lo central de nuestros planteos está en darnos una oportunidad como empresas y darnos una oportunidad como país —somos uruguayos que vivimos acá y nos gusta aportar desde nuestro mercado a la sociedad —; darnos la oportunidad de multiplicar este mercado por cuatro y por cinco. Chile tiene un mercado tres veces más grande que el nuestro y países un poco más desarrollados tienen cuatro y cinco veces nuestro mercado.
Ellos han logrado que los mercados compitan; que exista una competencia sana (han estado bien regulados), y han encontrado sectores aseguradores (que es el rol que queremos cubrir nosotros acá), proactivos, interesados en resolver técnicamente problemas que son técnicos.