Clasificadores de residuos: «la forma de generar ingresos genera también las bases de la exclusión»

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Son cerca de 20.000 los uruguayos que trabajan en la recolección y clasificación de residuos, la gran mayoría informalmente, en malas condiciones de salud e involucrando niños.

Con Nicolás Minetti, director del programa Uruguay Clasifica del MIDES

Entrevista emitida el viernes 06/06/08 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE

En diálogo con Alejandro Landoni, Nicolás Minetti, explicó que el programa Uruguay Clasifica busca formar circuitos limpios de clasificación de basura, que comienzan con la separación de los residuos en cada casa e impiden la exposición al riesgo por parte del clasificador.

Alejandro Landoni – Unos 20.000 uruguayos trabajan en la recolección y clasificación de residuos en todo el país, y lo hacen en las peores condiciones de exclusión social. Con los clasificadores pasa algo que es muy particular, es gente que trabaja de forma totalmente informal, que tiene un ingreso que supera ampliamente las líneas de indigencia y de pobreza -hay clasificadores que ganan sueldos como no ganan los trabajadores de industrias y servicios formales-, pero el propio trabajo, la manera de encarar la vida, muchas veces hacen que sean impresionantemente excluidos de la sociedad. A su vez es un trabajo familiar, este círculo se mantiene con la familia y con los niños, que a veces encuentran más atractivo salir a clasificar residuos que ir a la escuela, a veces son también los propios padres los que les piden, o los obligan, a que salgan a recolectar y a clasificar con ellos.

Es una problemática inmensamente compleja que no abarca solamente los temas sociales, sino también que hay importantes intereses económicos que se esconden en este informalismo, aquellos que compran esos materiales que los clasificadores reciclan. Como si fuera poco, es un desperdicio que el país entierre un montón de materia prima que se puede reciclar y que puede ahorrarle millonarias divisas al país.

Para hablar de cómo hace el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) para atender esta problemática especifica de los clasificadores, es un gusto darle la bienvenida a Nicolás Minetti, director del Programa Uruguay Clasifica.

Es un tema con muchas puntas…

 

Nicolás Minetti – Sin dudas, es un tema complejo, pero a la vez fascinante. Si el Uruguay se pone a trabajar en serio en este tema no solo va a dejar de enterrar divisas, sino que vamos a generar puestos en la industria formal, porque el plástico, el cartón que los clasificadores recolectan, antes de que llegue a los vertederos o a los rellenos sanitarios termina en una industria, y que además su trabajo informal, en esas condiciones de trabajo tan indignas, con participación de niños y de toda la familia, generando contaminación en ríos y arroyos, basurales en los propios asentamientos, termina generando empleo formal también al día de hoy, aun en estas condiciones.

 

AL – ¿Qué datos tenemos sobre el perfil de los clasificadores? ¿Qué tipo de personas son? ¿Qué tipo de educación tienen? ¿Cuántos años tienen? ¿Maneja esos datos?

 

NM – Son datos parciales, pero en el marco de las visitas del Plan de Atención Nacional de Emergencia Social (PANES) más de 8.000 personas declararon ser clasificadores, integraban cerca de 7.500 hogares donde al menos había una persona que se declaraba clasificador. No son todos los del país, porque algunos no se anotaron al PANES y otros no lo declararon para no verse expuesto a la discriminación, muchos clasificadores no declaran ser clasificadores, declaran que hacen changas.

Esto nos permite hacer un perfil que nosotros creemos bastante adecuado. En general encontramos que los clasificadores empezaron a trabajar desde muy temprana edad, alrededor de tercer año de escuela, buena parte de los clasificadores dejaron la educación. El 81% de los clasificadores entrevistados tiene seis o menos años de escuela, y el 25% tiene menos de tres años de educación formal.

 

AL – Quién estudió menos de tres años y ya se hizo adulto, ya tiene trabajo, ¿se vuelve analfabeto? ¿Está cerca del límite de ser un analfabeto?

 

NM – Sin duda se convierte en un analfabeto funcional, si no lo practican, manejan muy bien los números, pero mal las letras. La acción del MIDES está en el programa “Yo sí Puedo”, ha sido muy importante.

 

AL – Recuerdo una vez que fuimos al asentamiento donde está la cooperativa Juan Cacharpa, que algunos habían recibido el diploma, el certificado de que habían egresado del “Yo sí Puedo”.

 

 

NM – Es más, la cooperativa, siendo tan solidaria como es, prestó el galpón de trabajo para hacer los cursos del “Yo sí Puedo” para todo el barrio. Eso habla de la calidad humana del los integrantes de la Cacharpa.

Otro dato muy importante que no quiero dejar de mencionar es que la mayoría de la mujeres que se quedaron clasificadoras de la encuesta del PANES habían sido madres adolescentes con un hijo a los quince años. Así que tenemos embarazo precoz, abandono escolar a muy temprana edad, inicio del trabajo también a muy temprana edad. El abandono escolar va muy asociado con el inicio de la actividad, en general empiezan a ayudar a la familia, a algún vecino, eso inmediatamente tiene una recompensa económica y como el horizonte máximo que se pueden poner es terminar la escuela y eso te habilita a empleos de muy mala categoría… “salgo en el carro y gano mas plata de lo que podría tener sin preparación”.

 

AL – Incluso a mí me comentaron de un círculo bastante perverso que tiene que ver con la cría de chanchos, que hace que el clasificador que lleva las materias que sirven para reciclar, también se lleva basura orgánica, muchas veces la persona termina con los animales adentro de su propia casa por miedo que se los roben, con todos los problemas de salubridad que eso significa.

 

NM – Hay varios tipos, hay recicladores que juntan materia orgánica y que la venden, o hacen trueque a cambio de lechones a fin de año, con el de al lado, el vecino. Otros tienen algún lechoncito y lo usan más como aguinaldo o como una caja de seguridad, una alcancía. Porque si les pasa algo, por ejemplo, se enferma, se rompe el carro, una rueda, lo que sea, pueden vender el lechón y ganan una plata, y sino lo venden a fin de año que es cuando tiene mejor precio.

Para muchos clasificadores es su principal actividad, lo que salen a buscar es esencialmente residuos orgánicos. Es más, hay clasificadores que contratan otros clasificadores para que salgan a buscar con varios carros residuos orgánicos, y a esos les pagan con el uso del carro, les dejan que además de los residuos orgánicos junten papel y cartón y que eso se lo queden.

 

AL – Se dice que hay personas que tienen varios carros y que los tienen arrendados, que hay gente que ha concentrado este negocio de la clasificación. ¿Ustedes conocen estos casos?

 

NM – Sí, por supuesto, no son muchos pero existen. Como se genera dinero, personas que tiene contactos, que tienen visión comercial, dentro del sector muchos se han convertidos en el intermediario, no solo en criadores de cerdos. Y es un problema grave porque es una actividad informal, en general condenada, ilegalizada en la normativa municipal, lo que hace que siempre estén expuestos a la requisa de cerdos, el gran miedo es que venga la Intendencia -del departamento que sea- y requise los cerdos, o que me los roben, entonces lo que hacen es que pongan la porqueriza al lado de la casa y no es una porqueriza en condiciones, genera un montón de residuos, no es lugar que se pueda limpiar y demás.

Ese es el problema, genera dinero pero las formas de generar ingresos generan las bases de la exclusión. No están excluidos por ingresos, la mayoría no, por supuesto encontramos clasificadores muy indigentes, pero el sector principal tiene ingresos, tiene trabajo, tiene vocación de trabajo, no tiene horarios pero sí tiene tradición, rutinas, tienen una actitud de trabajo bien interesante. Nosotros intentamos basarnos en eso para cambiar las formas de trabajo, y eso es muy importante, pero las condiciones de trabajo son de toda la familia.

 

AL – ¿Cuándo hablamos de ingresos importantes de qué hablamos?

 

NM – Es muy difícil saber cuánto gana un clasificador, porque ellos viven al día, ellos mismos no saben cuanto ganan al mes. Hay clasificadores que ganan $ 12.000 mensuales y tenemos clasificadores de $ 500, depende del carro que utiliza. El que usa un carro con caballo triplica al que usa un carro de mano, pensá que un carro con caballo sale más de U$S 1.000, ¿qué indigente tiene más de U$S 1.000 de capital de giro?

 

AL – El programa Uruguay Clasifica no solo trabaja en el área metropolitana -donde está concentrada la inmensa mayoría de los clasificadores- sino también en el interior del país. Justamente en estos meses, a través de un acuerdo con el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR, han salido al interior del país, no sé si está funcionando el convenio o no, pero sé que están saliendo al interior del país a desarrollar acciones con clasificadores de otros departamentos.

 

NM – Sí, nosotros entendemos que cuatro de cada diez clasificadores viven en el interior del país, cifra que no es un número para nada menor. El MIDES presentó varios proyectos al MERCOSUR, entre ellos él de clasificadores, que logró la aprobación. El proyecto lo que implica es trabajar con las Intendencias Municipales para trasformar la forma de trabajar de los clasificadores, apoyando, ayudando a cambiar la forma de trabajo, no podemos cambiarlas por ellos, tenemos que trabajar con ellos para cambiarlas.

El trabajo que ellos hacen, la clasificación de residuos, puede ser hecho en condiciones impecables, puede ser uno de los mejores trabajos posibles. Ya tenemos algunas experiencias bien exitosas en la costa de Canelones y ahora en Progreso, experiencias como las de Juan Cacharpa, la cooperativa protagonista del programa de Producción Nacional en TV Ciudad. Lo que hacen es una recolección puerta a puerta, exclusivamente de materiales reciclables. Es un trabajo en el que nunca se ensucian, jamás se exponen a sufrir una pinchadura, una cortadura, como lo hacen los que se meten en un contenedor, es un trabajo que se hace fuera de la casa, no participan niños, no participan otros miembros de la familia.

 

AL – Es un cirquito limpio, en Mesa 3, una Cooperativa de Viviendas de la Cruz de Carrasco.

 

NM – Fue uno de los circuitos pioneros, pero también se esta haciendo en Florida, en la costa canaria, en Progreso y más adelante se va hacer en todas las capitales departamentales. En cada ciudad del interior el número de clasificadores es menor, por lo cual pensamos que para hacer los planes pilotos era el lugar más adecuado, para tener impacto y para poder demostrarle a todos que este sistema funciona, que es muy bueno para la gestión de residuos municipales, porque alarga la vida útil de rellenos sanitarios y vertederos, porque mejora las condiciones de vida de los asentamientos y las ambientales, y por supuesto de toda la cuidad.

Al vecino tenemos una forma rápida y segura de llegarles. Además de pedirle que separe en origen los residuos, que es lo que el vecino puede hacer sin demasiada complicación -es una tarea de promoción y educación junto con las escuelas, con los grupos comunitarios-, también le pasamos a buscar esos residuos, se lo pasa a buscar un clasificador.

 

AL – No pasa en carro…

 

NM – En carro no, puede ser en bicicleta, en un camión, los métodos varían de acuerdo a la cuidad, y va a depender mucho de la misma, si se hace en un complejo de viviendas como hace Cacharpa no se necesita un carro, se hace con un carro de mano, otros lugares que son más grandes se hacen en bicicleta. Pero sin duda el tener un caballo también complica, porque hay que cuidarlo y hay que impedir que se lo roben, entonces también termina adentro de la casa.

 

AL – Ustedes tienen registrados a 7.500 hogares que declararon que algún integrante se dedicaba a la clasificación a través del programa PANES, se habla hasta de 20.000 uruguayos que se dedican a esto en todo el país, hay un sola cooperativa que tiene ahora quince integrantes, o sea es bravo cambiar la forma de trabajar de este sector específico de la sociedad.

 

NM – Sin duda, pero imitemos los ejemplos, la Cacharpa es un ejemplo, pero no es la única. Está Independencia de la Mujer, está la cooperativa de Felipe Cardozo, está la cooperativa en Florida, hay dos grupos ya trabajando en Canelones, de verdad hay grupos en todos lados, estamos trabajando en Paysandú, en Treinta y Tres ya hemos tenido contacto con los clasificadores de la zona.

Lo que más nos sirve, lo que intentamos generar es el intercambio de experiencias, y después el acompañamiento técnico. Más que empezar a contarles y a proponerles un cambio, llevamos a cooperativistas que ya han participado en esto a contar la experiencia y a generar un intercambio. Por ejemplo, cerca de fin de mes van a venir de varios grupos incipientes en el interior a conocer las experiencias de la Cruz de Carrasco, donde hay tres de esas cooperativas, también están los compañeros de las cooperativas de vivienda “No sólo un sueño”, que eran los que estaban en la ex “Villa del Chancho”, lo hicieron voluntariamente.

 

AL – La ex Villa del Chancho…

 

NM – Villa del Chancho no existe más por suerte, era uno de los asentamientos que estaban en peores condiciones del país, era un antiguo vertedero de residuos, al lado del vertedero municipal de Montevideo, las casas están construidas sobre 12 metros de basura, obviamente se dedicaban a la cría de chanchos. Y se trabajó con la gente, la gente quiso juntarse, no solo nosotros, trabajó un montón de organizaciones sociales de la zona, y ellos consiguieron un terreno cercano, no en el comunal 8 sino en el 9, que es zona rural. Entonces se están dando clases ahí, se han mudado a la zona, se está trabajando de otra forma completamente distinta.

Es muy difícil trasmitirlo por radio, pero la gente cuando habla de dignificar el trabajo de los clasificadores piensa en darles guantes, que trabajen con un gancho desde afuera del contenedor, y eso no dignifica nada. Capaz los expone un poco menos a los riesgos, pero no se logra una cohesión social desde adentro de un contenedor. Tenemos que trabajar distinto, por ejemplo los compañeros que trabajan en la costa de Canelones una vez dijeron una frase en un taller que tuvimos en marzo del año pasado, que me quedó grabada en la mente: “Cuando yo me paraba con un carro más de dos minutos frente a la puerta de un vecino, llamaba a la Policía porque pensaba que estaba vichando para robar. Ahora que paso en otro tipo de carro o en bicicleta, con uniforme, en un determinado horario, en una cuadrilla de trabajo, me abre el portón y me dice ‘le pongo acá los envases’”.

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