Embajada sustentable

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Catorce estudiantes de arquitectura presentaron un proyecto para convertir a la Embajada Británica de nuestro país en un edificio ecológicamente amigable.Tres de los catorce estudiantes que participaron en el proyecto contaron en Producción Nacional cómo se están incorporando estas tecnologías alternativas en las nuevas construcciones.

Entrevista emitida el miércoles 10/06/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE

Catorce estudiantes de la Maestría de Edificaciones Sustentables de la Facultad de Arquitectura elaboraron una propuesta para convertir a la Embajada Británica en nuestro país en un edificio ecológicamente amigable. Para esto han elaborado una batería de medidas que tienen que ver con el uso de energías alternativas, con el reciclaje de las aguas, el paisajismo, con la producción de alimentos orgánicos, el tratamiento de desechos y también la eficiencia energética.

Estuvieron seis meses estudiando estas soluciones y la buena noticia es que esto que empezó como un proyecto dentro de la Maestría fue aceptado por la Embajada Británica y en este momento está empezando a implementar (dentro de las posibilidades que hay), algunas de las propuestas que han hecho estos estudiantes.

Los arquitectos Pablo Peluffo, Rubens Seijo y Juan Andrés Marín, tres de estos catorces estudiantes de la Maestría en Edificaciones Sustentables de la Universidad de la República y de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, profundizaron en Producción Nacional sobre el proyecto y las perspectivas de la arquitectura sustentable. 

Alejandro Landoni — ¿Cómo surge esta idea de hacerle la casa más amigable con el medio ambiente al embajador británico? ¿Cómo surge ese vínculo?  

Rubens Seijo — Nosotros teníamos ya algunos vínculos con la Embajada, pero la Embajada tuvo también un acercamiento, porque esto se inscribe dentro de una política que ustedes deben de haber percibido porque está siendo muy activa, en que la Embajada participa en otras actividades como las bolsas naranjas y alguna publicidad que ha hecho por el cuidado del medio ambiente. Además, ya tenía como antecedentes algunos indicios de gestión sustentable en la propia Embajada. Quiere decir que nuestro acercamiento tenía una doble virtud; una, el interés de ellos y también el interés nuestro, porque para poder aplicar o poder formalizar todo el conocimiento que estábamos recibiendo en la Maestría, fue una oportunidad excelente de trabajo.  

A.L. — ¿Este es como el trabajo final de la Maestría?

R.S. — No.  

A.L. — Es un trabajo más dentro de los cursos.  

R.S. — Sí.

A.L. — ¿La residencia dónde está ubicada?  

R.S. — Está ubicada en la calle Canning y la circunvalación del Estadio (donde está la fuente). Son 6.000 m2 de predio y el edificio ya fue diseñado para ser una Embajada.

A.L. — ¿La idea es reciclarlo todo o hay que demolerlo y empezar todo de vuelta?  

Pablo Peluffo — El fuerte de la intervención va a ser en el exterior. El edificio, la residencia en sí, no se va a tocar, si bien había propuestas sobre todo en el tema del retrofeeting. 

A.L. — ¿Qué quiere decir eso?  

P.P. — Retrofeeting es mejorar la eficiencia de los dispositivos ya existentes como aberturas, aislamientos, motores; siempre a través de la incorporación de nuevas tecnologías. Sobre todo lo que la Embajada ha decidido implementar tiene que ver con acciones en los espacios exteriores, que son considerables (son de más de 6.000 metros), entonces van a tener un buen impacto y pasan por la parte de hacer una huerta orgánica; la parte de compostaje; la parte de paisajismo — aspectos que tienen que ver con paisajismo sustentable — , y a su vez ellos ya están implementando, pero no debido a la Maestría sino que ya lo tenían preparado; van a integrar paneles solares en la edificación. Si bien eso la Maestría ya lo recomendaba; (el trabajo hecho en el curso ya planteaba la recomendación), ellos lo tenían previsto anteriormente.  

A.L. — ¿Cómo es esto de incorporar nueva tecnología? ¿De qué ejemplo concreto estamos hablando para esta residencia en particular?  

Juan Andrés Marín — Puntualmente en retrofeeting lo que se hacía era incorporar tres tipos de plataforma: la incursión en los espacios exteriores, la incursión en los espacios interiores y después en medios de transporte. En cuanto a los medios de transporte se planteaban por ejemplo: vehículos a aire, vehículos híbridos, eléctricos (se puede ver que en otras partes del mundo los embajadores ya utilizan particularmente vehículos con ahorro energético o cambios de tipo de consumo), y luego puntualmente en cuanto a los interiores y exteriores se incorporaron por ejemplo sistemas de automatismo en la parte de riego; sustancias hidroredentoras para contener el agua y que no se perdiera por infiltración demasiado rápido, todo lo que tiene que ver con automatismos que permiten regular al máximo el ahorro energético, como inodoros de caudal reducido: en vez de 12 litros que es lo que normalmente se utiliza, se colocan de 6, o con doble tipo de gatillo dependiendo de los usos que se les dan.  

A.L. — Me llamó la atención cuando leía su proyecto — y lo uno con una nota que realizamos en Producción Nacional acerca de azoteas inundables de una cooperativa en Peñarol, en las cuales juntan agua en el techo que sirve para que las viviendas sean más térmicas —, que ustedes piensan usar lo que se llaman “aguas grises”, el agua del lavarropas, el agua de una de las piletas de la cocina de esta residencia del embajador británico, que se podrían usar en las cisternas de algunos baños. ¿Cómo es se proceso? ¿Simplemente se usa así o tiene que pasar por un proceso de purificación?  

R.S. — Va a depender de cuál es la primera contaminación que recibe el agua, pero en principio sino tiene ningún elemento agresivo puede ir directamente. Se estudia cuáles son los canales que hacen propicio el re-uso en nuevas funciones de esa agua servida (agua gris); se analiza qué porcentaje puede tener de sustancias que agregan o que no agregan o que sean inocuas para el siguiente fin. Ahí puede haber alguna intervención intermedia o no. A veces es simplemente agregarle alguna sustancia o no, e incluso depende de cómo se realiza la operación: si realizamos una operación de riego por ejemplo por aspersión, puede ser que sea mala, pero si hacemos el riego por infiltración, por goteo, no habría problema.  

A.L. — ¿Pero se puede usar el agua del lavarropas para regar las plantas?  

R.S. — Sí, en principio sí.  

A.L. — ¿Y el jabón?  

R.S. — Aparentemente, la información que nos han dado los docentes y tutores de esta Maestría, es que no habría problemas.  

A.L. — Su proyecto es completísimo y muy interesante. ¿Quién podría imaginar que dentro de la residencia del embajador podría haber una huerta orgánica? Sin embargo, esta huerta tiene una función importante. ¿Nos podrían contar por qué es importante la huerta orgánica?

P.P. — La huerta ya existe. Ellos, retomando una tradición del jardín inglés, mantienen una huerta donde cultivan vegetales para uso de la residencia. La propuesta es jerarquizar esa huerta dentro de un esquema de sustentabilidad que promueve el uso utilitario del suelo aprovechable y a su vez, cumple una función importante en el tema del reciclaje de desechos sólidos y líquidos. En los desechos líquidos, como decía Rubens, en el aprovechamiento del agua para el riego. En el tema de desechos sólidos, a través del reciclaje de los desechos orgánicos tanto de la poda a nivel del jardín, como de desechos comestibles que podrían ser degradados haciendo compostaje y posteriormente utilizados como abono y tierra fértil para el cultivo. A su vez, con respecto al volumen de lo que se planea producir se está considerando la posibilidad de abrir la casa a experiencias con escuelas. Esa es una parte del proyecto que aún no está implementada pero que se considera como una posibilidad a futuro.  

A.L. — Más allá de este caso específico y como estudiantes de esta Maestría de Edificaciones Sustentables, ¿qué enseñanza se puede sacar de este proyecto que ustedes están haciendo para otras aplicaciones dentro de nuestro país? A veces, parecería que estos proyectos están alejados de la vida de las personas.

R.S. — No, al contrario. Estamos con otra experiencia para el Parque Santa Teresa y los funcionarios del Parque (que son 52 familias), y una de las direcciones que nos están consultando es cómo hacer más sustentables sus viviendas, así como también algunas operaciones dentro del Parque. Es decir, la casa nos resultó un modelo, un laboratorio donde pudimos confirmar seis o siete líneas de trabajo que teníamos, como paisaje, huerta orgánica, compost, agua, etc. Trabajarlos en una forma en que cada uno de los 14 arquitectos que estuvimos en este asunto, que las líneas confluyen a un mejor resultado y tienen como resultado una casa que es mucho más amigable con muy pocos cambios en los hábitos de sus habitantes. Lo que nos podría preocupar más a nosotros como arquitectos es la incorporación de algunas instalaciones como colectores, molinos, que pueden cambiar las formas básicas o de imagen básica del edificio y que es un aprendizaje también para saber cómo a futuro nosotros como arquitectos integramos estas tecnologías y su impacto formal en las nuevas construcciones.  

A.L. — Están hablando de paneles solares; de un pequeño aerogenerador y también me imagino que algún tipo de recipientes para colectar el agua.  

J.A.M. — Por más que se abordó la vivienda del embajador desde ópticas distintas, y de pronto muy puntuales como las siete que nombramos, uno de los fines para que todo esto fuera una apuesta integral a desarrollar una arquitectura sostenible y sustentable, era que todos estos lazos estuvieran muy bien colados y hubiera una sinergia entre todos que realmente cerrara una pauta y que no fueran puntos aislados de incorporación, donde el fin no fuera sólo incorporar una tecnología, arquitectura sustentable o sostenible, sino que esto tiene que abarcar la generalidad y llegar a lo profundo, y también tocar todos los frentes que tiene el proyecto y el diseño.  

P.P. — A su vez lo otro que importa en este tipo de proyectos es el compromiso que asumen los usuarios, porque no es simplemente una aplicación de las tecnologías y que la persona pasivamente al usarlas va a generar necesariamente una mayor eficiencia o una mayor sustentabilidad para con el ambiente. Es el compromiso de usarlas de la mejor manera; son recursos, pero que tienen que estar bien administrados por quienes los van a usar para que produzcan el efecto deseado. En nuestro caso la radicalidad de las propuestas fue limitada por algunas cuestiones que sí implicarían algunos cambios comportamentales más radicales. Por ejemplo, hay una tecnología de baño seco, que necesita una preparación previa de los usuarios para acostumbrarse a ese tipo de soluciones. Entonces, se optó por otras acciones, el tema del retrofeeting, el uso racional del agua y no llegar a esa radicalidad.  

A.L. — ¿Qué pasa con los costos? ¿Se disparan de una manera impresionante?  

R.S. — También hay costos por no hacerlo así. Cada vez es más fácil que las dos curvas se vayan aproximando. Por ejemplo, lo que eran colectores solares en nuestra formación de grado, — elementos que conocemos de la década del 60’ o del 70’—, recién ahora uno empieza a ver que se aproxima mucho más a la factura que viene de electricidad; pensar en la inversión a nivel familiar. Lo mismo pasaba con los molinos de generación eléctrica o los colectores fotovoltaicos para la generación de energía eléctrica. Es decir, que cada vez esas tecnologías son más baratas y van a acercarse más a los costos.

A.L. — Como arquitectos, cuando tienen la posibilidad de proyectar una casa afuera o en Montevideo, ¿tienen la chance de proponer a la gente algunos de estos tipos de alternativa para que la edificación sea más sustentable?  

J.A.M. — Ese es un punto importantísimo porque evidentemente pasa mucho por el proyectista, por el arquitecto; pero si esto se encara desde un punto inicial y se maneja como instrumento de acción, los costos no tienen porqué ser elevados, porque ya se incorporan desde la génesis, desde cuando se está haciendo el diseño. Entonces, eso se vuelve más amalgamable al diseño.  Depende del proyectista y su forma de proceder. Si se incorpora desde las primeras etapas, no habría ningún tipo de problema y se podrían abordar a los distintos niveles que uno decida o el cliente decida.  

A.L. — Me da la sensación que quizás el público todavía es reducido. Como que si ustedes hoy proponen eso, la gente los mira como si estuvieran locos.  

P.P. — La primera parte es formarse uno y poder generar técnicos bien capacitados en el área como para poder asesorar bien a los eventuales clientes. Creo que esa es una manera de poder integrar esta alternativa.  

J.A.M. — Y que ocurran casos como el de la residencia del embajador, que también empiezan funcionar como vehículos de difusión, donde empiezan a llegar a las grandes masas y la gente empieza a conocer y a aceptar un poco más que estas tecnologías que no son raras, no están tan alejadas y no tienen porqué ser tan caras.  

R.S. — Somos todos optimistas, porque en este momento hay un Ante Proyecto de Ley para generar instalaciones a futuro con colectores solares. Lo que está pasando en las instalaciones de evacuación de sanitaria en la Costa de Oro, (que van a depósitos impermeables), esa es una inversión a futuro donde se prevé que va a llegar el colector y entonces, es muy simple la operación: se corta al depósito impermeable y va conectado al colector. Esas instalaciones a futuro, se nos van a empezar a exigir en los nuevos edificios y debemos ya prever que tendremos que instalar colectores solares. ¿Qué va a pasar? Que va a haber algunos caños que seguirán hacia la azotea o hacia el lugar donde haya sol; en un futuro colocaremos los colectores solares y pueden pasar dos cosas: o que sean tan autónomos para que no pasen por ningún otro lado y lleguen a la ducha o a la cocina, o precalientan el agua y pasan por un calentador eléctrico o a gas. Pero como esa agua ya viene con una carga térmica más alta y entonces gastaré menos energía eléctrica. Esas son las cosas que no son complicadas, el público en general y los clientes lo entienden; lo van a aceptar y parecen muy racionales.

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