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Hacer lo mismo, con menos energía. Ese es el principio básico de la eficiencia energética, lo que después tiene una relación directa con la factura que pagamos a fin de mes, pero también con el cuidado del medio ambiente. Cuando hablamos de eficiencia energética hablamos de cosas muy concretas como por ejemplo, cambiar los artefactos de luz por otros más luminosos que reflejen más la luz; cambiar la bombita por otra bombita pero de bajo consumo, es decir, tener la misma calidad con menos energía. También está el caso de los calentadores de agua. Los calefones son responsables de aproximadamente el 40% de la energía que utiliza un hogar promedio en nuestro país. Tener un calefón que sea eficiente en el uso de la energía, será muy bueno a la hora de pagar la factura eléctrica. Aquí hablamos de tener el agua a la misma temperatura, pero con menos energía. Lo mismo ocurre con la heladera, con los clubes deportivos y los hospitales que ahora están obligados, a través de un decreto, a calentar por lo menos el 20% del agua caliente que utilizan con energías renovables. Eso es eficiencia energética; no perder calidad, pero utilizar menos energía. La eficiencia energética es un concepto que realmente está sobre la mesa de trabajo y se escucha por todos lados. En nuestro país hay una política de Estado a propósito de este tema y se puede decir que en los últimos años se ha avanzado muchísimo en estos asuntos que hoy en día ya son motivo de ocupación, ya no son motivo de preocupación, de los sectores públicos y privados.