José Ramírez se especializó en construir muebles, invernáculos, calentadores solares y otro tipo de artículos — incluso, para la construcción de viviendas —; con botellas de plástico Pet. Nuestro invitado es autodidacta en reciclaje de botellas Pet. Es un vecino de Santiago Vázquez que enseña las técnicas que aprendió en forma autodidacta a jóvenes de la zona, y además, visita periódicamente a distintas escuelas con el propósito de dar clases sobre reciclaje.
José Ramírez afirma que con 120 botellas de plástico, de esas que se pueden recoger en la calle, es capaz de construir incluso un somier. Ramírez trajo un sillonc de botellas de plástico Pet que más o menos está a la altura de la rodilla de una persona de estatura normal, tiene respaldo y posa brazos, está construido con botellas de 600 centímetros cúbicos y aguanta a personas de peso normal. Ramírez vive del taxímetro y es oyente de Mateína y Producción Nacional.
Alejandro Landoni — ¿Cómo comenzó a interesarse en el tema de recuperar botellas de plástico Pet?
José Ramírez — La historia es larga, pero voy a tratar de resumirla.
Me fui a Cerro Largo cuando tenía 30 años y me hice cargo de un una cantina oficial y ahí empecé a tirar mucha basura.
Era una preocupación no saber el destino de esa basura; los servicios de recolección no son los mismos de acá y muchas veces la basura andaba tirada en la calle. Entonces, decidí llevarme todo para una chacra y ahí empezar a estudiar qué hacer con la basura. En realidad, me llevó ocho años ver en dónde ponía cada cosa para no gastar más energía de la que ya se había gastado para hacer ese envase descartable y que a su vez fuera un bien productivo.
A.L. — Totalmente autodidacta.
J.R. — Totalmente, lo que sí aprendí de Internet fue el tema de la lombricultura porque no sabía que hacer con los desechos orgánicos, que es una de las contaminaciones que tenemos hoy.
A.L. — Alimentaba lombrices.
J.R. — Claro. Haciendo lombricultura tenía el 50% de la basura controlada, el otro 50% que era inorgánico había que pensar qué hacer con una botella, un vaso, una bolsita, etc.
A medida que fue pasando el tiempo fui haciendo unos chiqueros para cerdos, unos invernáculos, después una pared y después ya me entusiasmé haciendo muebles, y algunos gurises del liceo se entusiasmaron también y así fue que redondeé ese proyecto que era lo que nosotros siempre le pedíamos a los políticos. Les pedimos: trabajo, vivienda y comida.
Hoy parecería insólito, pero en la basura está todo eso.
A.L. — Hay en ella mucho valor que estamos desechando.
J.R. — Claro, el problema es que no tenemos conducta para reciclar en el origen, ponemos todo junto en una bolsa y ahí es donde hacemos el desastre.
A.L. — Claro.
J.R. — Si pusiéramos sólo lo seco en un lado y lo húmedo en otro, andaríamos perfecto.
A.L. — ¿Sólo con eso?
J.R. — Ya con eso tenemos la mitad del camino hecho.
A.L. — En Montevideo hubo y aún hay unos problemas tremendos con los contenedores naranjas y da la sensación de que los uruguayos no nos acostumbramos a esto que es muy simple en otros países.
J.R. —El problema no es solamente del consumidor, el vecino, sino que el destino final que llevaba esa basura no es el ideal. Si uno se entera de que va a un pozo donde va todo junto, entonces la gente no recicla. Pero si se hiciera una campaña de la basura, con un reciclado en origen y después se les muestra, como estoy haciendo ahora, qué hace con lo que usted recicla; ahí el vecino cambia.
A.L. —Después vino a Santiago Vázquez donde siguió y ahí empezó con la veta de enseñarles a los jóvenes cómo trabajar con el plástico Pet, y también visitar periódicamente escuelas del departamento.
J.R. — Claro, cuando a mí las puertas no se me abren para que ésto llegue a nivel educativo masivo; tenía que hacer algo con el proyecto, no me podía quedar con él.
A.L. — ¿A dónde fue?
J.R. — A todos lados; Dinama (Dirección Nacional de Medio Ambiente), Primaria, la Intendencia de Montevideo.
Le cuento una anécdota. Tenemos un proyecto en Santiago Vázquez aguardando en el Centro Comunal; está encajonado hace un año y medio y no se autoriza lo que autorizó Néstor Campal, Grado 5, Director de Desarrollo Ambiental. Son esas cosas que no se entienden.
Santiago Vázquez está en malas condiciones; la recolección es tres veces por semana: tenemos solamente el 30% de la población con saneamiento y el resto con pozo negro. ¿Por qué no podemos reciclar la basura? Por ejemplo en Santiago Vázquez la Intendencia me dio un contenedor que había allí para mostrar el proyecto y lo tuvimos seis meses abierto en la cabecera del puente de La Barra. La gente que pasaba por ahí sacaba agua caliente del calentador solar y se sentaba en los sillones y nos preguntaban.
Ahí fue que arrancamos con eso. Hoy estamos hace un año y medio trancados con él por un trámite burocrático.
A.L. — El Director Néstor Campal lo habilitó…
J.R. — Y Eduardo Pereyra, el director de Limpieza, también.
A.L. — Y a nivel burocrático está trancado.
Las escuelas que estén interesadas pueden contactarse con usted y usted va.
J.R. — Claro y fue lo que pasó. El año pasado empecé a visitar las escuelas, dos o tres. Hago una charla con los gurises. Ese día tienen que llevar bolsitas de asa de supermercado y botellas. La clase dura más o menos una hora y media y les muestro todo lo que se puede hacer, y según la necesidad de la escuela, es lo que hacemos. Podemos hacer un somier, moisés, invernáculos en alguna escuela que tenga invernáculo y se haya destrozado con el tiempo; lograr calentar el agua.
Hoy tenemos una incidencia de sol que hace que tengamos que usar esa energía que hoy está molestándonos, porque incluso hay momentos en que nos quema y nos quema fuerte. Bueno… entonces ya que tenemos ese mal… aprovechémoslo bien.
A.L. — Particularmente estamos hablando de un proyecto que está llevando a cabo hace bastante tiempo con la recuperación de botellas de plástico Pet, con las cuales hace cosas de todo tipo, entre ellas, calentadores solares para el agua e invernáculos.
J.R. — Claro, cuando empecé a clasificar la basura empecé a seleccionar con qué cosas podía hacer determinado objeto. Por ejemplo, si tengo muchas botellas de medio litro del mismo tamaño, puedo hacer un silloncito o una especie de radiador.
Lo explico aunque sé que por radio es medio complicado: la perforación de la botella de medio litro tiene la misma medida de un caño de media de agua. Tengo que hacer un radiador y forrar ese caño con botellas. Voy a forrar el caño con una botella encastrada adentro de la otra y con eso logro que por la temperatura que hay dentro de la botella y el espacio del caño haga se produzca agua caliente. Entonces, se puede conectar agua fría en la base del radiador y por la parte de arriba va a salir agua caliente. Va a depender de cuánta agua quiera; el tamaño del radiador que tenga que hacer.
A.L. — Ramírez nos trajo una fotografía en donde hay nueve columnas de botellas de plástico, cada una de las cuales tienen cinco botellitas de medio litro y tienen un caño por arriba por donde le entra el agua y por debajo, un caño que es por donde sale el agua caliente.
J.R. — Entra fría por abajo, hace el circuito, saca el aire y acá queda el agua. A las dos horas de exposición al Sol, tenemos 50º de temperatura.
A.L. — Lindo para precalentar un calefón…
J.R. — Claro. Hoy la gente puede ver por ejemplo en Trouville y en muchos lugares ya hay esos calentadores. Son chinos y los trajeron con un termotanque para 150 litros, y funcionan. En realidad, no cuestan tan caros para el ahorro que hacen de energía.
La idea uruguaya es esa: usamos la botella ya que no está contaminada. Esto no tiene alambres, no tiene clavos, no tiene nada que se vaya a herrumbrar. Es todo plástico.
A.L. — Y da la sensación que no es difícil de hacerlo.
J.R. — Claro.
Después, empecé a tener muchas botellas grandes y no iba a estar haciendo sólo sillones, entonces como hoy tenemos un problema de vivienda, lo que podemos hacer — y ya hay trabajos de arquitectura hechos y adelantados en el país —; son viviendas bioclimáticas y en vez de usar ladrillos, usamos botellas.
Hay dos maneras: podemos hacer un encofrado; colocar el hierro dentro del encofrado y atar botellas vacías al hierro. Luego lo lleno con hormigón y cuando desarmo el encofrado me queda una casa de hormigón, no de botellas. Lo que hago con las botellas, es ahorrar el espacio de material para que me salga más barato y nosotros a su vez las controlamos a ellas: sabemos que esa botella no va ni a la China, ni a ningún lado. En el mismo lugar donde hago el desperdicio, ahí puedo tener la solución que necesito.
A.L. — ¿Esa vivienda tiene la resistencia adecuada?
J.R. — Claro, porque es de hormigón. Lo que yo hago es un hormigón tres, dos y uno, para el que sepa algo de construcción; es un hormigón fuerte y tiene el hierro. Lo único que hago yo es usar la botella para ahorrar material y a su vez que eso contenga ahí y que no contamine más.
A.L. — ¿Hay otra forma?
J.R. — Hay otra forma. Cuando no tengo madera para hacer eso entonces, lo voy a tener que levantar desde el piso como si fuera un ladrillo y ahí lo voy a tener que revestir con una malla y lo voy forrando con ladrillos por afuera y con lambriz por adentro.
Lo único es que lo que podemos hacer es una loza que a su vez nos sirva como contra piso y del lado de adentro de la loza, empezamos a levantar… si vamos a apoyar un techo pesado, tenemos que hacer columnas; si vamos a apoyar un techo liviano de chapa, no las necesito porque esta resistencia es bastante importante como para sostener un techo liviano.
A.L. — Son usos de las botellas que son bien interesantes.
J.R. — Claro, y a parte son masivos porque una vivienda de 50 metros cuadrados lleva 3.000 botellas.
Con la producción de botellas que hay en el Uruguay; se fabrican — y no se asusten, porque es verdad — 300:000.000 de botellas por año, y sólo se recupera el 20%. ¿El resto dónde está?… En los arroyos, donde no tiene que estar.
A.L. — Sí, seguro. Más allá de la Ley de Envases y de todas estas cosas que han pasado en los últimos años, las botellas se siguen tirando donde no se deben.
J.R. — Yo peleé mucho por la Ley de Envases como usuario y sin embargo lamentablemente no se ha puesto en práctica bien.
La ley dice que las empresas tienen que apoyar a los planes de gestión, y sin embargo, Marisol Mayo la Directora de Planificación de la Dinama, transa con la Cámara de Industria y ahora los operadores de envases le pagan a la Cámara de Industria un aporte mensual… pero eso no era la ley. La ley era que apoyaran a los planes de gestión.
Se abría un llamado público para los que supieran gestionar material de desecho. Ahí, las empresas pagaban el plan de gestión y todo el mundo feliz. Se interpretó mal la ley.
A.L. — Escuchemos el mensaje de una oyente:
“Estoy re interesada en el tema que están hablando. Yo estoy juntando botellas justamente para hacer un colector solar, pero por lo que él explica, es un sistema más sencillo y más económico el que él plantea. Agradezco los datos de este señor; no sé si da charlas; si da cursos. Muchas gracias.”
El sistema de calentador solar para el agua que llega hasta los 50º da la sensación que con un poco de maña y con unas cuantas botellitas se puede hacer.
J.R. — Sí, es muy sencillo.
A.L. — También hace invernáculos con botellas de plástico Pet.
J.R. — Que la gente se imagine una botella por ejemplo de Fresquita, que es una botella lisa, no tiene forma. Le vamos a cortar la parte de arriba redonda y la parte de abajo y queda un tubo. Luego cortamos el tubo transversalmente derechito y nos queda una placa de 33 x 22 centímetros.
A.L. — Como si fuera un rectángulo.
J.R. — Ahí está. A esta placa la coloco sobre un enrejado de madera que tenga ese ancho para que yo apoye la lámina, y la voy a clavar de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba. Hay una engrampadora muy barata en las ferreterías, que se usan en grampas grandes de casi 15 milímetros y voy clavando con esas grampas.
A.L. — Claro, con eso va haciendo las paredes.
J.R. — Y con eso hago el techo. Hago un tablero (que lo ideal sería que fuera de 3 metros de alto x 2 metros de ancho). Esto lo puedo hacer en un galpón y el día que quiera, tengo los dos tableros y los saco afuera y le coloco dos bulones arriba y lo abro de patas y le voy a dar la distancia que yo quiero y no voy a precisar apoyo.
A.L. — Le hace un techito a dos aguas.
J.R. — Los que trabajamos con un invernáculo en la parte hortícola, sabemos que un invernáculo con soportes al medio nos complica la pasada del arado, del tractor y del caballo. Lo que tiene el tablero es que lo abro y no tengo apoyo. Abro el otro tablero y le pongo tornillos al otro y de esa manera puedo sumar los metros que quiera de largo.
A.L. — Claro. Queda como una carpa.
J.R. — Como una carpa que no tiene apoyo central y que es lo más importante para esto.
A.L. — ¿Y no se le vuela?
J.R. — No porque va asegurado al piso. Le clavo una estaca, lo aseguro al piso y no se vuela.
Lo más importante de esto es que primero, es un material de desecho; segundo, no me cuesta nada y me dura… hay un invernáculo parado desde hace ocho años en Cerro Largo en un regimiento donde se hizo una experiencia al lado de una escuela rural, y todavía está parado. El día que se rompa una botella, la saco y coloco otra. Con el nylon es al revés, si se rompe un paño me cuesta US$ 6 el kilo y lo tengo que tirar, y me dura seis meses. Entonces, cuando el productor dice “Los números no me dan”, bueno, si hace esto los números capaz que le dan. Y si a esto le agregamos que vamos a tener abono orgánico porque vamos a tener todos los desechos controlados por la lombriz; creo que los números van a dar.
A.L. — Ahí, ya integró varias cosas.
J.R. — Esa era la idea. La idea es cómo hacer para no contaminar el medio ambiente y a la vez hacer un proyecto productivo, que genere dinero y que cree fuentes de trabajo.
El tema es que alguien tiene que agarrar esto y decir “Bueno, ¿cómo empezamos con esto?”.
A.L. — ¿Por qué cree que cuando fue a Primaria, a la Intendencia de Montevideo, al Ministerio de Desarrollo Social a la Dinama, no le han llevado el apunte con esto?
J.R. — A nivel del Estado hablo más que nada de burocracia. No puedo decir otro tema. Me consta y hoy con la experiencia que tenemos de tener un año y medio el expediente en la Junta. La escribana nos preguntó qué forma jurídica le poníamos para cobrar, y no habíamos cobrado por el proyecto. “¿Ustedes viven de la basura?”, nos preguntó. La basura es plata. El tema es que hoy la basura está en las manos de una sola empresa y ahí es donde se complica todo.
A.L. — ¿Qué empresa está?
J.R. — Depósito Pedernal. Hoy está en las manos de ellos.
Los 17.000 hurgadores que trabajan en la calle hoy, laburan para ellos en negro y ellos les pagan lo que quieren por el material. Entonces, cuando alguien sale a decir que la basura tenga otro destino social y rentable para la sociedad, se complica. Me pasó en Rocha. Fui a trabajar a la Intendencia de Rocha por tres meses con el intendente Artigas “Chueco” Barrios, y a los 15 días me pusieron “la pata encima”. Me dijeron que el proyecto no podía seguir más.
A.L. — ¿Y quién le puso “la pata encima”?
J.R. — Pasó. El Director de Higiene a los 15 días, bajó el entusiasmo y la orden que daba el intendente y después algunos hurgadores nos dijeron: “Sabés qué pasa: no nos están dando más material porque estamos trabajando contigo”.
A.L. — Es decir, que el comprador es intermediario.
J.R. — Obvio.
A.L. — Se le dice “la línea gris”, en el sentido de que compra los productos que salen necesariamente de la informalidad y que después lo pasa a una industria….
J.R. — Donde él gana mucho.
A.L. — Pasan de un régimen informal a un régimen formal, por eso le llaman “la línea gris”, allí estarían las principales trabas y los intereses.
J.R. — En lo privado, sí. En lo privado pasa por ahí y en el público, el tema burocrático.
Por eso sigo con las fotos en el taxímetro, porque sigo mostrándoselas a todo el mundo, en algún momento se va a hacer realidad esto.
A.L. — ¿Qué contacto nos puede dejar?
J.R. — A la vecina que llamó le paso el teléfono 095972125, pero le pido a ella y a otros escuchas que hay es que por favor lo hagan a través de la escuela, yo no voy a cobrar nada, pero quiero ir a una escuela donde ella esté como espectadora y donde haya gurises que se interesen por el tema y que todo ese conocimiento lo brinde a más personas. Ahí es donde funciona. Yo lo practico así, es mi filosofía. Prefiero la escuela pública.
Que ella me invite a la escuela pública del barrio y yo no tengo problema en ir.
A.L. — Claro, sobre todo porque las charlas que da las da en forma totalmente gratuita y por lo tanto cuanta más gente se concentre es mejor.
J.R. — Claro y de ahí siempre sale algún movimiento, porque siempre han salido. Después no les he seguido el rastro. No sé si logran salir adelante o quedan por el camino, pero por lo menos ponemos la semilla.
Lo vi en el programa de tevé CIUDAD y me parecio muy interesante.
Estamos por lanzar un ciclo de programas en Television por cable de Paso de los Toros y quisieramos realizar una entrevista y una demostracion de los productos, ya que nuestro pueblo esta muy metido en el tema reciclaje y su propuesta es maravillosa.
Capaz que logramos el granito de arena para que aqui se arranque con este tema. Espero respuesta o llamare al tel que aparece mas arriba. Muchisimas gracias.