«Con un joystick muy chiquito se maneja un mastodonte de 1.600 ton.»

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Martín Nodar, un ingeniero de 25 años que trabaja en TCP, estuvo nueve meses en Shangai supervisando la construcción de las cuatro grúas instaladas en el puerto de Montevideo.Ingeniero Martín Nodar, de TCP

La Terminal Cuenca del Plata (TCP), la terminal especializada de contenedores del Puerto de Montevideo, instaló esta semana cuatro nuevas grúas de 85 metros de altura y 1.500 toneladas de peso cada una.

El personal de la empresa tiene por delante una tarea bastante delicada y sobre todo una tarea para el Uruguay absolutamente innovadora. Las grúas fueron construidas especialmente en Shangai, con un costo de US$ 10 millones cada una.

Martín Nodar, un ingeniero de 25 años que trabaja en TCP, estuvo nueve meses en Shangai supervisando la construcción de estas cuatro grúas, y aprendiendo cómo utilizarlas, para volver a Uruguay y enseñar a los operadores del Puerto a manejarlas.

 

Alejandro Landoni — ¿Cómo es la descarga de las grúas y la instalación? ¿El clima los está complicando para trabajar?

 

Martín Nodar — Está un poco ventoso, tenemos vientos de 30 kilómetros por hora y estamos en medio de la maniobra de descarga.

Ya bajamos la primera grúa, que está apoyada sobre el muelle, y la estamos terminando de instalar sobre los rieles que tiene el muelle.

 

A.L. — ¿O sea que están en un momento trascendente?

 

M.N. — Exactamente, estamos bajando la primera grúa.

 

A.L. — ¿Cómo llegó usted, con tan sólo 25 años, a encargarse de la supervisión de la construcción de estas grúas en Shangai? ¿Usted ya trabajaba en la empresa?

 

M.N. — Sí, hace tres años que estoy trabajando en el mismo rubro. Cuando se decidió hacer la compra de las grúas que vienen desde China necesitaban una persona que se instale nueve meses allá y yo siendo ingeniero, joven, recibido hace poco y sin muchos compromisos fui seleccionado para ir hasta allá.

 

A.L. — ¿Cómo es vivir en Shangai?

 

M.N. — Yo vivía adentro de la fábrica donde estaban fabricando estas grúas. La fábrica es enorme; — hay un hotel adentro y yo vivía en el hotel que está en una isla cerca del centro de Shangai —, pero la ciudad de Shangai es realmente impresionante; una ciudad enorme, gigante y totalmente diferente a Montevideo.

 

A.L. — Usted vivía dentro de la fábrica ZPMC, una de las más grandes del mundo…

 

M.N. — Sí, exactamente.

La fábrica tiene 10 kilómetros de largo y allí se fabrican las grúas para todo el mundo: Brasil, China, Europa, Chile, etc.

 

A.L. — ¿Cómo era un día suyo común en Shangai?

 

M.N. — Me levantaba bastante temprano y empezaba a trabajar; al mediodía se corta para almorzar — porque se almuerza bastante temprano y la cena es a las siete de la tarde —; a las cinco terminaba mi trabajo de inspección; continuaba con mi trabajo de oficina y a las siete iba a cenar y después continuaba con mi trabajo de oficina hasta las doce de la noche y después a dormir, y al otro día lo mismo.

 

A.L. — Trabajaba muchísimo.

 

M.N. — Bastante, estuvo complicado el tema.

 

A.L. — ¿Cómo es a la hora de supervisar la construcción de estos mastodontes en una fábrica de primer nivel del mundo siendo usted uruguayo y joven? ¿Cómo era esa relación?

 

M.N. — En realidad, la comunicación es un poco complicada con la gente de China porque el idioma es totalmente diferente; el inglés no lo hablaban muy bien, pero son personas que trabajan bastante bien y la fábrica es de primer nivel. Yo nada más estaba a nivel de supervisión, viendo que todo estuviera en orden y comunicando al personal que estaba acá instalado en Montevideo, cómo iba la fabricación y la construcción de las grúas.

 

A.L. — ¿Cumplieron el plazo o se tuvo que quedar más tiempo del que se esperaba?

 

M.N. — Fue raro, pero las grúas se entregaron un mes antes de lo que estaba previsto.

 

A.L. — ¡Qué diferencia entre esos orientales y nosotros!

 

M.N. — Totalmente al revés de lo que pasa usualmente.

 

A.L. — ¿Aprendió a utilizar estas grúas?

 

M.N. — Sí estuvimos operando las grúas en unos ensayos de operación.

No son pruebas de mucho tiempo, nada más se prueban los diferentes sistemas de elevación, para levantar la pluma y bajarla. La parte de capacitación del personal se va a hacer acá ya que durante estos tres meses ha venido gente de la empresa ZPMC; hay 14 chinos durante tres meses instalados acá para la puesta a punto y la capacitación del personal a los cuales yo voy a estar asistiendo.

 

A.L. — ¿A qué altura trabaja el operador de esa grúa?

 

M.N. — Sí, la verdad que días atrás estábamos subiendo a la grúa con dos personas nuevas y generalmente a la gente le viene vértigo; uno estaba subido en las escaleras y se empiezan a agarrar de los barandales bien fuerte porque les viene miedo.

El operador trabaja a unos 50 metros de altura y el contenedor lo pueden elevar hasta 37 metros de altura. El punto más alto de la grúa — como bien decía usted —, tiene 85 metros de altura.

 

A.L. — Es impresionante, 50 metros de altura y además suspendido en el aire porque el operador tiene que mirar hacia abajo.

 

M.N. — Uno está colgado y hacia abajo tiene vidrio nomás.

 

A.L. — Es difícil, y en un día de viento no debe ser agradable estar ahí arriba.

 

M.N. — Para nada, la verdad es que no.

Está invitado a venir a la Terminal y a subirse a las grúas. Si quiere hasta puede manejarlas.

 

A.L. — La verdad es que me gustaría. Hace unas semanas estuvimos con el programa nuestro en TV Ciudad y no nos subimos hasta arriba, sólo nos subimos algunos tramos, y realmente da un poco de miedo, sobre todo con el viento, cuando uno está subiendo a través de esa escalerilla.

 

M.N. — Sí, se está al borde del vacío.

 

A.L. — ¿Cuántos contenedores pueden cargar estas grúas?

 

M.N. — Las grúas están diseñadas para trabajar con 40 contenedores por hora. Lo novedoso es que vienen con un sistema tándem y pueden trabajar con dos contenedores de 40 pies al mismo tiempo, a diferencia de la mayoría de las grúas que hay en Sudamérica, por no decirle el 98%.

Eso en realidad incrementaría la productividad a casi 60 contenedores por hora.

 

A.L. — ¿Cargan hasta cuatro a la vez?

M.N. — Pueden ser hasta cuatro. Hay contenedores de 40 pies y de 20 pies.
Los contenedores de 40 pies podemos trabajar con dos y con contenedores de 20 pies podemos trabajar hasta cuatro al mismo tiempo.

A.L. — ¿Están pensadas para este tipo de barcos gigantescos que se están moviendo?

M.N. — Exactamente, estas grúas están diseñadas para trabajar con barcos Super Port Panamax, que son los barcos más grandes que existen actualmente en el mundo, que trabajan con 22 filas de contenedores de ancho…

A.L. — ¿Cuántos metros tienen de brazo las grúas?

M.N. — Sesenta metros.

A.L. — ¿Cómo se hace embocarle a los contenedores tan lejos?

M.N. — Hay que agarrarle la mano. Lleva unos cuantos meses de entrenamiento para poder empezar a trabajar con estas grúas. Aparte la maniobrabilidad que uno tiene con un joystick muy chiquito termina manejando un mastodonte de 1.600 toneladas como son esas grúas.

A.L. — ¿El operador maneja un joystick chico?

M.N. — Sí, estas grúas son operadas sólo por una sola persona.

A.L. — ¿El viento complica a la hora de embocarle al contenedor?

M.N. — Sí, la operación se hace con vientos de hasta 25 kilómetros por hora. Si hubiese viento más fuerte entonces hay que pasar al anclaje de las grúas y no se permite operar.

A.L. — ¿Hoy no podrían estar operando?

M.N. — No, hoy no podrían estar operando.

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