Emprendedurismo: «La actitud del emprendedor es en definitiva lo que va a contribuir en gran parte a su éxito o a su fracaso»

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Sandra Piccioli y Daniel Mussi explican qué características deben tener quienes quieran comenzar su propio negocio, y cómo se puede potenciar estas condiciones personales.

Con Sandra Piccioli y Daniel Mussi, del Departamento de Capacitación de Fundasol
Entrevista emitida el viernes 21/03/08 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE

 

Alejandro Landoni – Como ustedes saben Fundasol es una institución sin fines de lucro que brinda servicios de asesoría empresarial, de capacitación y también facilita el acceso al microcrédito. El departamento de capacitación de Fundasol es un departamento galardonado a nivel internacional, tiene un premio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de cursos en Uruguay, pero también da cursos en distintas partes de América Latina.

Hoy vamos a conocer una experiencia específica que está realizando Fundasol en un instituto agrotécnico en una zona forestal de Corrientes, en Argentina, concretamente en la localidad Gobernador Virasoro. Esta experiencia que comenzó en el 2006 sirve para que Fundasol brinde conceptos de emprendedurismo, tanto para los jóvenes que van a estudiar a ese instituto, como también para sus docentes.

Les voy a presentar a los invitados de esta tarde, la arquitecta Sandra Piccioli es la coordinadora del Departamento de Capacitación de Fundasol, y Daniel Mussi, facilitador de este proyecto en particular.

Sandra Piccioli – Buenas tardes.

Daniel Mussi – Buenas tardes.

AL – Encantado de recibirlos. Para ubicarnos, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de emprendedurismo?

DM – Yo creo que es un conjunto de diferentes áreas que tienen que ver con la persona, de valores, de creencias o de ideas, actitudes, comportamientos, conocimientos y algunas características muy personales. Quien es emprendedor quiere correr riesgos, sabe buscar oportunidades, busca información, fija metas, tiene una proyección de sí mismo hacia el futuro, tiene iniciativa.

AL – Y tiene ciertas resistencias también a las frustraciones…

DM – Tiene que tenerla, no tiene más remedio. Es parte de las reglas de juego, en unas ganás y a veces perdés.

AL – No importa, para definir a un emprendedor, si este tiene un emprendimiento grande, chico, si es rico o si es pobre, pasa por otro lado…

DM – Pasa por otro lado, no es la acumulación de capital, no es el tamaño de la empresa, ni el número de empleados, sino que va por características personales que tiene él, y como administra lo que tiene, así sean dos máquinas y trabaje solo. Importa como administra todo eso para posicionarse en un mercado y vender sus productos o servicios.

AL – Fundasol trabaja con emprendedores en Uruguay y en otras zonas de América. ¿Cuál es el objetivo qué ustedes tienen? ¿Por qué  Fundasol trabaja con emprendedores?

SP – Fundasol ya hace muchos años que trabaja en el tema emprendedurismo, y en todos sus trabajos de promoción de la pequeña y microempresa, más allá de las otras herramientas que tu mencionaste -como pueden ser el crédito o el microcrédito- como decía Daniel, la actitud del emprendedor, del empresario, es en definitiva lo que va a contribuir en gran parte a su éxito o a su fracaso.

Siempre consideramos que trabajar desde el lado de la capacidad personal de la gente, para posicionarse, para definir las metas de su vida y para ver hacia donde quiere ir y que hace con los recursos que tiene, era como una clave para poder cumplir mejor con nuestra misión, que es apoyar a las pequeñas empresas.

AL – Me llamó muchísimo la atención esta experiencia en particular que está haciendo Fundasol desde hace unos años en esta zona forestal de Corrientes, la localidad de Gobernador Virasoro. Ya han ido durante tres temporadas allá. ¿Cómo puede definirnos la zona y cuál es el trabajo qué están haciendo?

DM – Han sido tres intervenciones. La zona es limítrofe con el Uruguay, a 1.200 kilómetros de Buenos Aires, casi en el límite con la provincia de Misiones. Tiene un suelo totalmente rojizo, una característica también de esa vegetación, con mucha humedad, y donde es propicio, por el tipo de tierra, el desarrollo forestal. Acaba de votarse a nivel provincial reactivar la forestación por 25 años más, eso implica, ya venimos con 50 años de producción forestal en esa zona y van a tener 75 años dedicados a la actividad forestal.

Gobernador Virasoro es un pueblo que nace de esa necesidad. Además del sector forestal, también está la parte de yerba mate.

AL – Hay un establecimiento muy importante, “Las Marías”, que es propietario de la marca Taragüi, tanto de tés como de yerbas. Ellos se autodefinen como los mayores productores de yerba mate del mundo, así que imagínense ustedes de lo que estamos hablando…

DM – Exactamente, nosotros estamos interviniendo conjuntamente con el grupo “Las Marías”. “Las Marías” es un grupo de empresas, una de esas es la yerbatera, con la marca Taragüi, pero tiene varias marcas, que aparece en el mercado Argentino y en el exterior, tés, tienen teales, tienen yerbatales, tienen bosques, porque tiene también forestación, tienen dedicación a la agricultura y a la ganadería. Es una diversificación, es un trabajo de explotación agropecuaria entendida en toda su extensión, desde la ganadería hasta la forestación.

AL – Definida entonces la zona, la actividad empresarial y la empresa en particular, que es la empresa más importante de la zona, ¿qué es lo que hace este instituto dentro del cual ustedes trabajan?

DM – El instituto comenzó siendo un instituto de secundaria, o y se transformó en un instituto de enseñanza media, lo que sería acá un equivalente de la Universidad del Trabajo. Es un instituto técnico dedicado a la parte de la agropecuaria, y pusieron el énfasis en la parte forestal, debido a una demanda que existía, porque en la zona existen seis o  siete grandes empresas, o grupos de empresas, nacionales o multinacionales, que demandan trabajadores. Entonces el instituto se forma para crear técnicos forestales, y este año lanzó nuevamente lo que fue su línea original que es el técnico agrario.

AL – Esa es la función que tiene la escuela. ¿Qué es lo que hace Fundasol en ese instituto en particular?

DM – Los cursos duran tres años. Un primer y segundo año es con internado, en el instituto y con prácticas en diferentes establecimientos, forestales o agrarios. Luego un tercer año es de pasantías en empresas, y se culmina con algunos seminarios donde ellos tienen que dar su tesis final.

Nuestra intervención está transversalizada en los tres años, en todo el programa curricular. No sólo en el programa curricular sino en lo es la vida del instituto, porque ellos conviven ahí, o sea que hay un lavadero, hay un comedor, y algunos se encargan de poner la mesa y algunos se encargan de poner la leña para que la caldera funcione y que haya agua caliente.

Estamos atendiendo a no sólo trabajar el emprendedurismo dentro del sistema educativo, sino también en la vida diaria del instituto. Nosotros hemos hecho algunas intervenciones tratando que ellos descubran qué tienen de emprendedores, esa fue nuestra primera intervención.

AL – ¿Son talleres o charlas, o una materia?

DM – Son cursos extra curriculares, cursos que son de ocho horas, vivenciales y participativos, donde se trabaja con todo el grupo de primer año, con el grupo de segundo, y también hemos trabajado con los docentes. Este año en particular vamos a trabajar profundamente con los docentes, en lo que es la formación de multiplicadores en emprendedurismo, porque de alguna manera ellos deben generan sus propios recursos para seguir desarrollando emprendedores. Fundasol da el puntapié inicial, pero una cosa que tenemos muy claro es que tenemos que tener gente que localmente sea capaz de seguir desarrollando esto.

AL – ¿Cómo se hace para fomentar esa capacidad emprendedora? ¿Es algo innato?

DM – No, no es innato, hay que balancear. Hay autores que dicen que hay cosas que son innatas y otras cosas que son adquiridas. Indudablemente hay cosas que se maman, si uno retoma lo que es la literatura internacional hay cosas que vienen del ambiente familiar, una persona que vive en un ambiente emprendedor, que escucha desde chico a sus padres hablar del mundo de los negocios, indudablemente todo eso se incorpora y forma parte de él, o sea que también el medio ambiente, las condiciones familiares o los barrios donde uno nace influyen. Ahora, si uno nace en un lugar donde no hay pequeños establecimientos, pequeños talleres, uno dice “no, eso es de otra persona, a mí me corresponde otro lugar en la sociedad”.

Esto lleva a tratar de ir viendo cosas que ya las traemos de la familia, cosas que el sistema educativo puede desarrollar y puede ayudar a que el joven la incorpore.

Creo que casi todos buscamos información, el asunto es como ordenamos esa búsqueda de información, ¿para qué objetivo en nuestra vida? ¿Qué es lo que nos proponemos con esa información? Casi todos hemos corrido riesgos en la vida, ahora, ¿riesgos locos o medidos?, ¿sabiendo lo que nos proponíamos o no sabiendo? Entonces, es como darle un encuadre a eso.

Nuestro método que está basado en una participación de los alumnos, a partir de vivencias rescatar que características van saliendo, que comportamientos van saliendo que hacen a ese perfil de emprendedor/a.

AL ¿Qué resultados han tenido después de estas tres intervenciones? Los jóvenes, ¿han creado sus empresas, han mejorado su actitud? ¿Cómo podríamos evaluar los resultados?

DM – Eso es un debe que tenemos, estamos planteando este año hacer una evaluación de impacto. Eso es lo que se debería hacer. Debemos evaluar que ha pasado con todas las generaciones que hemos venido trabajando, y para eso hay que hacer encuestas y ver en qué cambió cada uno de los participantes de estos cursos.

Lo que sí uno sabe es que cada vez van tomando actitudes emprendedoras en el propio instituto, y algunos han traído algunas ideas de posibles empresas. Allá existen muchas empresas que se llaman EMSERFOR, empresas de servicios forestales tercerizadas por las grandes empresas. Es una gran oportunidad que se genera para los egresados y eso lo hemos conversado, de generar una empresa que se dedique a la poda, otra al raleo, otra que se dedique a descortezar, otra a cortar troncos, otra a transformar lo que quedó de restos en el monte en aserrín, en hacer briquetas, etcétera. Hay  muchas posibilidades de crear empresas, y eso está promovido por las grandes empresas que están en la zona y contratan servicios tercerizados.

 

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