Empresas recuperadas: «frontera débil donde dejamos de ser trabajadores y pasamos a ser otra cosa»

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Ricardo Moreira - Mesa de empresas recuperadas . PIT CNT
Ricardo Moreira - Mesa de empresas recuperadas . PIT CNT

Ricardo Moreira,  integrante de la Mesa de Empresas Recuperadas del PIT CNT, explica cuál es la posición de la central sindical frente al surgimiento de las empresas recuperadas.

Para la central se debe velar porque la formación de la empresa sea el último paso a tomar por los trabajadores movilizados.

Nota realizada el 25/09/ 2009 en Producción Nacional en radio AMLIBRE.

Envidrio, protagonista del 11° programa de Producción Nacional en TV Ciudad, es una de las tantas empresas recuperadas por los trabajadores de nuestro país. Desde el Parque Tecnológico Industrial del Cerro, la empresa está trabajando con total éxito, un año después de su reapertura ya construyó 24 millones de envases para el mercado local y acaba de firmar esta semana un contrato con una empresa francesa que está instalada en Brasil, para exportar 3:500.000 de envases para Brasil. Es el primer contrato y si les va bien podrían llegar a tener más trabajo para el año que viene. Ricardo Moreira, integrante del  Departamento de Desarrollo Productivo del Pit-Cnt e integrante de la Mesa de Empresas Recuperadas, es uno de los protagonistas del programa de Producción Nacional en TV Ciudad. Con él conversamos sobre la historia de las empresas recuperadas y la postura de los trabajadores al frente de un emprendimiento productivo.
Alejandro Landoni — ¿Cuál es la visión que tienen desde el Pit-Cnt a propósito de estas empresas recuperadas? ¿Desde cuándo funciona la Mesa de Empresas Recuperadas?  

Ricardo Moreira — Un poquito de historia. En el 2002, 2003, saliendo de aquella crisis que vivió nuestro país y que repercutió en varias partes del mundo también, se da una necesidad desde el punto de vista del Pit-Cnt, desde los trabajadores, de nuclear una serie de emprendimientos que venían casi todos ellos de varios conflictos prolongados por mantenimiento de los puestos de trabajo y demás, y que como una última alternativa surgía la posibilidad de que los propios trabajadores gestionaran el emprendimiento. En aquel momento, contabilizamos 23 o 24 empresas recuperadas por los trabajadores. Era un fenómeno nuevo para el movimiento sindical. Nos pareció que la aspiración al mantenimiento de sus puestos de trabajo, requería, merecía y además obligaba al Pit-Cnt a inmiscuirse en el tema para tratar primero de unificar, juntar a todos los trabajadores de las empresas recuperadas y luego analizar el tema y ver cuáles eran las proyecciones, cuáles eran las perspectivas y cuáles eran las propuestas que entre todos podíamos llegar a construir.

A.L. — Recuerdo que algunos dirigentes de algunas empresas recuperadas, me dijeron más de una vez que había sectores del Pit-Cnt que veían con malos ojos esto; que tenían miedo de que esos trabajadores se convirtieran en patrones. ¿Cómo lo vio usted desde adentro?  

R.M. — Exacto. Sin dudas, era un fenómeno nuevo en esos momentos y comprendía a más de mil trabajadores, no era un fenómeno menor, y obviamente debimos discutir muchas visiones, muchas posiciones inclusive de algunos sindicatos. Pero lo cierto es que el tema requería discusión en profundidad, discusión fraterna para llegar al fondo del asunto. Esas primeras visiones encontradas y demás, no es que hayan sido superadas fácilmente, pero sí llegamos a la conclusión en conjunto del Pit-Cnt y a través del Programa de Desarrollo Productivo, que era necesario analizar este tema. Una vez superado este primer cuestionamiento, comenzamos a pensar en primer lugar el fondo del tema y ver en cada una de las empresas recuperadas cuál era la historia para atrás; cuál era la historia cuando hubo una patronal clásica, capitalista; en esa empresa qué era lo que sucedía y qué era lo que sucedía a posterior. Ahí claro…, es un fenómeno que no solamente en Uruguay sucede.

A.L. — En Argentina ya hay una larga tradición.  

R.M. — En toda Latinoamérica hay.  

A.L. — En 2005 hubo un encuentro en Venezuela; — hice la cuenta mirando el archivo de Producción Nacional—, y constaté que en octubre de 2005 fueron a ese encuentro 14 empresas recuperadas uruguayas.  

R.M. — Fueron 14 y quedaron algunas que no pudieron viajar por diferentes motivos, pero además fue un encuentro que nucleó 350 o 360 empresas recuperadas de toda Latinoamérica y además con diferentes visiones, con diferentes expectativas y con diferentes propuestas. Acá mismo en Uruguay se discutió y fuimos haciendo encuentros nacionales de empresas recuperadas, se hicieron cuatro en total a nivel nacional. Participamos en ese encuentro en Venezuela y después participamos en algunos otros en Argentina y Brasil, y ahí pudimos comprobar que este fenómeno que no era exclusivamente uruguayo sino que más bien era latinoamericano e incluso de otras partes del mundo; también tenía diferentes corrientes y opiniones de cómo encarar el tema. Hay quienes proponen una estatización inmediata de la empresa que es recuperada por sus trabajadores; hay quienes sostienen que debe ser exclusivamente un movimiento cooperativo; hay quienes proponen sociedades anónimas, etc. Es decir, es un campo muy heterogéneo en donde no hay una sola posición.  

A.L. — ¿Y cómo se ve desde el Pit-Cnt? Porque por ejemplo, acá tenemos a Urutransfor, una empresa recuperada que es una sociedad anónima. ¿Qué quiere decir esto? Para decirlo de una manera simple: cuando se quedaron sin trabajo, la empresa le debía un montón de plata a los trabajadores, y esos trabajadores pusieron sus créditos laborales. O sea que compraron o capitalizaron la empresa; obtuvieron acciones por los créditos laborales. Cuanto más ganaba el trabajador, más le debían, y por tanto más acciones tenía. El que ganaba más, hoy tiene más acciones y el que ganaba menos, tiene menos. Envidrio es otra sociedad anónima, pero en la práctica funciona como una cooperativa porque todos son dueños de una misma parte. Aquí entonces, tenemos dos ejemplos distintos.

¿Para el Pit-Cnt qué es lo mejor?  

R.M. — En el Pit-Cnt discutimos absolutamente todo y llegamos a una conclusión. Creo que ese fue el Primer Encuentro de Empresas Recuperadas, pero ya a partir de ese encuentro todo esto venía discutiéndose y venía con diferentes posiciones, — y como usted decía, con diferentes realidades de cada una de las empresas recuperadas —. Si en ese momento había 23 o 24, también había 23 o 24 realidades totalmente diferentes.

Ese Primer Encuentro culmina con una posición asumida desde el Pit-Cnt de respetar absolutamente todas las formas comerciales que fueron adoptadas en asamblea por los trabajadores. Algunos optaron por la cooperativa; otros por la sociedad anónima y otros, por una mezcla de ambas cosas, y otros por diferentes cuestiones. Desde el punto de vista del Pit-Cnt no importaba tanto la forma sino el contenido. Hay una frontera que es muy débil, peligrosa inclusive, que es esa frontera de dónde dejamos de ser trabajadores y cuándo nos transformamos en otra cosa. Y esa es la frontera que desde el Pit-Cnt, intentamos que no se pasara.

Claro, confiamos en los trabajadores; confiamos en que hay una conciencia de clase muy fuerte y que apunta al sentido de que la recuperación de la empresa en primer lugar se da porque no había otra, — era la última medida que se podía tomar —, pero además se da con la condición de que seremos capaces no sólo de gestionar la empresa sino también de producir de otra manera.  

A.L. — ¿Cómo se hace para no traspasar esa frontera débil y peligrosa? Usted mencionaba que en el año 2001-2002 había 23 o 24 casos de grupos de trabajadores que como última alternativa decidieron asumir la autogestión de esa empresa que se había fundido. ¿Cuál es la frontera débil y peligrosa que hace que un antiguo trabajador, ahora auto gestionando una empresa, no se transforme de obrero en patrón?

R.M. — Creo que tiene mucho que ver con aquel Primer Encuentro de Empresas Recuperadas de 2005 al que usted hacía referencia en Venezuela, porque si bien culmina con una serie de propuestas e inclusive hasta con un proyecto de ley — que luego debía de ser adaptado a la legislación de cada uno de los países —; también termina con una conclusión que para mí es muy sintética y que grafica muy bien cuál es la posición que se debe de asumir en este tema.

En aquel encuentro se decía que la recuperación de las empresas no se trata ni de la creación de “islas de socialismo”, ni de “multiplicación de la explotación capitalista”. Esa frontera… ¿cómo se marca, cómo se visualiza? Creo que tiene mucho que ver con que era el último paso que podían dar los trabajadores antes de la recuperación de las empresas.

A.L. — ¿Por qué el último?  

R.M. — Porque eso marca que no hubo una intencionalidad previa de entrar en un conflicto para recuperar la empresa, para gestionar la empresa o para apropiarse del medio de producción. Hubiera sido una estrategia; hubiera sido una táctica; hubiera sido premeditado, yo creo que en ningún de los casos se dio en forma premeditada. Se dio primero un conflicto por el mantenimiento de los puestos de trabajo, por el salario, por el pago de deudas, por lo que fuera; pero arrancaron siendo un conflicto sindical reivindicativo y no con esa intencionalidad de apropiarse del medio de producción. Eso te marca una diferencia.

Marca la diferencia de que el trabajador hizo lo que hizo para continuar trabajando, para preservar su puesto de trabajo. Por eso digo que es el último paso que se podía dar. Hechas todas las gestiones, y hecho todo lo que se podía hacer desde el punto de vista gremial… no te queda otra, entonces empieza a gestarse entre los propios trabajadores la posibilidad de gestionar y ahí es donde empiezan a aparecer los primeros problemas que hay que ir superando. Los trabajadores cuando se tiran al agua en este tema, tienen el saber hacer; tienen su oficio, saben trabajar; pero no saben gestionar la empresa, no tienen capital de giro, no tienen cartera de clientes… no tienen otra cosa que su voluntad de salir adelante.

Ese es uno de los obstáculos que hay que ir superando, por eso aquel Primer Encuentro en Venezuela, termina con esta propuesta de un proyecto de ley. No porque creamos que si hay una ley, ya está todo superado; después la ley hay que hacerla cumplir, etc. Pero por lo menos nos daba el marco jurídico para poder actuar de otra manera desde las empresas recuperadas. Nosotros hicimos todo ese proceso en la Mesa de Empresas Recuperadas del Pit-Cnt; se tomó aquel proyecto que fue consensuado en Venezuela, y se trató de adaptar — allí participó muy activamente Julio Pérez, un compañero que estaba participando en la Mesa, que es abogado y fue quien hizo una adaptación de aquel proyecto conceptualmente respetándolo y adaptándolo a la legislación nacional —.

Ahí un primer inconveniente: la Mesa de Empresas Recuperadas (Pit-Cnt en su conjunto; Desarrollo Productivo), impulsamos este proyecto de ley, lo llevamos hasta el Parlamento y hablamos con mucha gente, pero también veíamos que era muy contradictorio el objetivo de esa ley con lo que en aquel momento se hablaba de una nueva Ley de Quiebras, Ley Concursal. Nosotros decíamos; si están estos dos proyectos de ley (que eran proyectos los dos), había que quitarle algunos artículos a la Ley de Quiebras e introducir nuestro proyecto de ley, — acordábamos eso —, como un capítulo, o como unos artículos de la propia Ley Concursal, y esto no fue posible.

Esto no se entendió; la voluntad política de pronto iba para otro lado; — no porque haya sido de ex profeso de que no se le diera la importancia que tenía a nuestro proyecto de ley —; y salió la Ley de Quiebras o la Ley Concursal y no fue aprobado nuestro proyecto; no fue ni siquiera discutido. Ahora, nosotros seguimos insistiendo en eso porque es la forma de preservar…  

A.L. — Hoy no hay ley para las empresas recuperadas.  

R.M. — Hoy no hay ley para las empresas recuperadas. Entonces, si se guía por la Ley Concursal o por la Ley de Quiebras, es poco el margen el que le queda a las empresas recuperadas. Si uno de los problemas era el capital de giro, ¿cómo hacer para obtener ese capital de giro desde los trabajadores?

Usted lo decía recién, algunos trabajadores donaban su crédito laboral, pero hay otra parte que también puede ponerla el Estado y hay otra parte que también puede sumar en ese capital de giro, que es todo lo que pueden recibir desde la Seguridad Social; lo que correspondería a Seguro de Paro, ¿por qué no volcarlo a la misma bolsa para constituir un primer capital de giro? Todo eso estaba contemplado en nuestro proyecto de ley. Algunas exoneraciones… porque no es lo mismo una empresa capitalista normal que gire en el mismo ramo. ¿Cómo compite después si no tiene algunas exoneraciones, por lo menos transitorias? Ese decir, una serie de aspectos que no están contemplados en ningún lado y que para nosotros eran sustanciales.  

A.L. — Hay un trabajo muy interesante hecho por una investigadora en Ciencias Sociales del Uruguay, Anabel Rieiro, al que se puede acceder por Internet y dice cosas muy interesantes. Incluso hay citas textuales de algunos trabajadores consultados que están ahora auto gestionando empresas recuperadas. Una de las cosas que me llamó la atención fue cómo se conforma esa primer grupo que se queda después para auto gestionar la empresa. Un trabajador de Enticor dice que la cooperativa “se conformó con 70 operarios. Todos los administrativos y los capataces ayudaron al inversor a llevarse la información. De hecho, se fueron y no quedó ninguno. Se suelen ir también los profesionales.

Entonces esos grupos que quedan a cargo de la empresa, a veces, son los menos capacitados”, dice concretamente en el trabajo. Hay un tema bien interesante que es: uno es empleado en una empresa; después tiene que aprender a hacer mil cosas que uno no sabía como la parte de la gestión, del marketing, de la comercialización, negociar con proveedores, etc. ¿Cómo se hace todo eso?

En Profuncoop por ejemplo, la cooperativa que funde aluminio, me llamaba la atención que ellos les enseñaban a los que llegaban a hacer la fundición, pero en esencia todos trabajaban. Había sólo uno que al final sólo se estaba encargando de llevar los presupuestos que les pedían o, como ellos tenían un convenio con la Intendencia, de seguir los trámites en la Intendencia o ir a hablar al Congreso de Intendentes para hacer lo mismo en otro lado. Es decir, que no tenían Departamento Comercial, ni departamento Administrativo constituido, y eso es un gran problema para una empresa.

R.M. — La definición de los propios roles: a ver quién trabaja y quién no trabaja; quién hace esas gestiones y demás; quién es el que está más capacitado o quién busca capacitarse. A mí, hoy me toca estar también en el Instituto Nacional de Empleo en Formación Profesional, lo que era la vieja Junta Nacional de Empleo, y recuerdo que en el caso de Funsa, y de otras empresas recuperadas como La Serrana y alguna otra, se brindó capacitación a los trabajadores incluso en Gestión Empresarial, porque es como usted dice, sabemos nuestro oficio y muchas veces ese oficio está compartimentado por las propias reglas de la producción capitalista.

Cuando se van los que saben determinados resortes que tiene la empresa; cuando se van los técnicos; cuando se van hasta los administrativos… Es decir, un obrero no sabe cómo es la Administración, entonces ahí hay que ver cómo se determinan esos roles, quién los cumple. Esas son discusiones sumamente prolongadas y profundas que si se dan fraternalmente no hay problema, pero a veces empiezan a surgir algunas otras cuestiones — las propias aspiraciones de los trabajadores —; el entender que “ahora yo soy dueño; trabajo si quiero. Vos no me mandes”.  

A.L. — El tema de la autoridad.  

R.M. — Exacto, que son cosas que se tienen que ir superando y que creo que en la mayoría de las empresas recuperadas se fueron superando, porque de otra forma no podrían estar vigentes todavía. Pero claro, exige todo ese aprendizaje. Desde el punto de vista sociológico, — usted recién mencionaba un análisis sociológico —; creo que hay un terreno sumamente rico, incluso para las relaciones humanas; incluso para cómo se conforma ese grupo; qué grupo tiene mejores posibilidades que otro; qué es lo que determina esa cuestión. No es sólo la voluntad porque la voluntad la tienen todas, sino que es parte de la organización propia: es muy complejo, pero es apasionante.  

A.L. — ¿Cómo se hace para que esta empresa recuperada no sea ni una “isla de socialismo”, ni reproduzca la “explotación capitalista”? ¿Hay algún caso concreto de alguna de estas empresas, formadas en su gran mayoría por sindicalistas o ex sindicalistas muy vinculados al Pit-Cnt, que dejaron de ser obreros y pasaron a ser patrones? ¿Qué es lo que hacen ustedes desde la Mesa de Empresas Recuperadas para ver cómo se están dando las cosas?  

R.M. — Creo que hay ejemplos de todo tipo; hay ejemplos de empresas recuperadas que están demostrando que se puede trabajar de otra manera, con otras condiciones de trabajo, con otro reparto de utilidades o distribución de riquezas.  

A.L. — ¿Por ejemplo?  

R.M. — Si doy nombres capaz que me peleo con alguna, pero hay ejemplos concretos, y hay de los otros. Mi sindicato particularmente le quitó el respaldo político a una empresa recuperada del sector  

A.L. — Su sindicato es el Sindicato Único de la Aguja, (SUA).  

R.M. — Exacto. Los trabajadores que habían sido contratados por la cooperativa — compuesta por trabajadores que habían recuperado la empresa —; luego no cobraban salario, cobraban por debajo del laudo… una serie de cuestiones que eran las propias reivindicaciones de los anteriores trabajadores. Cuando se llega a ese extremo hay que tomar una decisión drástica que no nos gusta porque queremos apoyar y queremos estar del lado de los trabajadores, ahora ¿de qué lado están los trabajadores? Siempre del lado de los más débiles. ¿Cómo se llega a eso?

Creo que muchas veces parte de lo que estábamos hablando antes, de cómo se conforma el grupo, qué objetivos tiene el grupo y qué conciencia de clase tiene ese grupo. Creo que los ejemplos que son más exitosos, van en ese sentido. Partieron de esos grupos donde supieron organizar mejor el trabajo; supieron determinar mejor los roles; donde tenían un objetivo que era demostrar que se podía trabajar de otra manera y no ganar más o ser dueño de algo.  

A.L. — Si una empresa recuperada necesita tomar más trabajadores porque no da a vasto con su trabajo, no le digo en una zafra, ¿se contratan empleados, o se toma gente que después ingresa como dueña también, como un compañero más? ¿Desde el Pit-Cnt cómo lo ven?

R.M. — Para ser coherentes desde el Pit-Cnt asumimos que respetábamos todas las posiciones y todas las formas comerciales que se dieran los propios trabajadores, — y esto podía ser una sociedad anónima, una cooperativa u otra cosa —; también tenemos que respetar si esa empresa recuperada lo que decide es tomar trabajadores contratados. Si ese es el tema, les vamos a exigir lo que les exigimos a todo el mundo: que se cumplan con los laudos, que se tengan condiciones de trabajo dignas; que todo lo que es la campaña de trabajo decente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), o trabajo digno como decimos en el Pit-Cnt, estén contemplados. Si eso es así, no hay ningún tipo de problema.

Imágenes del rodaje de Producción Nacional – TV Ciudad en Envidrio aquí.

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