Hay que estar alerta a los posibles riesgos de la Nanotecnología

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El desarrollo de productos en base a la Nanotecnología ha dejado atrás a la investigación sobre los posibles efectos de estos nuevos productos para el ser humano.

Con Guillermo Foladori y Alvaro Mombrú, especialistas en Nanotecnología.

Investigadores de distintas partes del mundo alertan sobre esta situación y los posibles perjuicios que estas pequeñas partículas pueden ocasionar en la salud si no se reglamenta el uso de esta innovadora tecnología.

Entrevista emitida el miércoles 22/04/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE

La Nanotecnología es una tecnología que está revolucionando la industria a lo largo y a lo ancho del mundo. Entre varios ejemplos, hay un tipo de pintura para auto que no se raya y que hace que el auto parezca “casi” limpio gracias a pequeñas partículas, gracias a la Nanotecnología.

También se están usando estas partículas para recubrir los motores de los vehículos con la intención de que no utilicen aceite. Hay raquetas de tenis que se contorsionan más de lo normal e impulsan la pelotita a una velocidad impresionante. Hay cuadros de bicicleta que pesan sólo un kilo y que son más duros que el acero. Hay envases de mostaza y kétchup que tienen un recubrimiento interno que permite utilizar todo el producto.

Se considera que actualmente el 10% de los cosméticos que están en el mercado tienen algún tipo de elemento de Nanotecnología. En la industria farmacéutica hay medicamentos que van hasta el órgano afectado y allí liberan la droga, lo que sería un gran avance para la salud.

Sin embargo, hay un grupo de investigadores que sostienen que estas partículas nano —que son del tamaño de la mil millonésima parte de un metro; una célula es grandísima al lado de una micropartícula de estas—, pueden tener perjuicios importantes para la salud.

Por ejemplo, señalan que si una persona inhala estas micropartículas las mismas se alojan en el cerebro, porque al ser tan pequeñas son capaces de atravesar todos los tejidos. De la misma forma, una madre embarazada le puede pasar estas partículas al feto.

A nivel mundial hay una gran discusión a propósito de este tema. La Unión Europea ha emitido un decreto que pide que de aquí al 2012 se saquen del mercado los cosméticos que tienen estas micropartículas hasta que no se demuestre que no producen algún tipo de perjuicios. Pero paralelamente, este año han permitido que se utilicen este mismo tipo de partículas en los alimentos.

Para comprender estas discusiones, en Producción Nacional entrevistamos al doctor en Economía Guillermo Foladori, integrante de la Red Latinoamericana de Investigadores Sociales en Nanotecnología y Sociedad, quien recientemente vino a Uruguay a dar la conferencia “Debate internacional sobre la regulación de las Nanotecnologías”, y al doctor Álvaro Mombrú, director de Polo Tecnológico de Pando y especialista en Nanotecnología en nuestro país.

Alejandro Landoni — ¿Cómo llegó a estudiar sobre la Nanotecnología?

Guillermo Foladori — Este es un tema muy nuevo a nivel mundial. Estamos hablando de una serie de muchas tecnologías que se llaman Nanotecnología, simplemente porque trabajan la materia a nivel nanométrico, que es la mil millonésima parte del un metro. La razón de ser de esto no es que a la gente o a los investigadores les guste lo pequeño; es simplemente que la materia, —o prácticamente cualquier material cuando se trabaja a ese nivel—, manifiesta propiedades que son desconocidas en el tamaño normal con que los conocemos.

Es como si los materiales que uno sabe cómo funcionan, empezaran a funcionar de otra manera, y esto significa desde el punto de vista científico inmensas posibilidades, tantas posibilidades que hace unos años un investigador decía que la Nanotecnología es “una solución en busca de problemas”, porque hay tantas potencialidades para hacer cosas con esto que ahora tenemos que ver en qué las aplicamos.

A.L. — Ud. decía en la conferencia que estas partículas tan pequeñas tienen conceptos todavía desconocidos, por ejemplo, que en esta escala tan pequeña no hay diferencia entre la materia viva y la materia no viva.

¿Cómo es eso?

G.F. — Sí, efectivamente. A ese tamaño no existen células ni ningún tipo de materia viva. Aquí estamos hablando del tamaño de los virus o inclusive menor. Esto hace que cuando ingresa a propósito o por accidente una nanopartícula al organismo, es muy posible que el organismo no lo reconozca como algo extraño hasta luego si se acumula, y quién sabe a dónde vaya y ahí surge el problema de los eventuales riesgos.

Aquí quiero ser muy claro, esto es una revolución tecnológica a nivel mundial que se está aplicando e introduciendo en todas las ramas de la producción, que esto tenga consecuencias negativas es como cualquier otra tecnología que eventualmente tiene. Lo importante entonces es estar alerta a los posibles riesgos que tenga, lo cual no quiere decir que tenemos que tapar algo que está ahí, que va a suceder y que toda la industria se va a transformar como resultado de esto, es inevitable.

Hay que asumirlo como un hecho, pero hay que asumirlo responsablemente.

A.L. — El hecho de que estas partículas tan pequeñas se puedan desprender en el aire y sean inhaladas, ¿podría posibilitar que al entrar en el organismo se alojaran en el cerebro o que pasen de la madre al feto?

G.F. — Pueden pasar muchas cosas, en realidad no hay estudios en humanos. Sin embargo, partículas de este tamaño existen en la naturaleza, hay polvo de este tamaño, hay resultados de las emanaciones de los volcanes que tienen este tamaño.

Hasta hace pocos años se les llamaba partículas ultra finas y ya se sabe, por ejemplo el amianto que desprende micro y nanopartículas, se sabe que producen cáncer al pulmón cuando son inhaladas. Son tan pequeñas que cuando se inhalan ni siquiera llegan a los pulmones, sino que atraviesan directamente y pueden eventualmente, —dependiendo del tipo de materia—, llegar al cerebro. Pero eso no quiere decir que ese sea el tránsito normal. No se sabe, y hay que investigarlo. Lo que demuestra, en todo caso, es que ese tamaño pequeñísimo hace que tenga resultados imprevisibles dentro del organismo.

A.L. — Consultamos al Dr. Álvaro Mombrú sobre la conferencia del Dr. Foladori sobre Nanotecnología. Mombrú dijo que toda actividad humana que está destinada a la producción siempre tiene que ser estudiada porque está continuamente modificando el entorno. En ese marco, resaltó que los riesgos de la Nanotecnología no son superiores a los que existen en otros ámbitos.

Álvaro Mombrú — «De acuerdo a lo que he visto a lo largo de estos años y cómo ha evolucionando el tema de la Nanotecnología, estos riesgos no son en principio superiores a cualquier otro tipo de actividades de producción que se realizan a nivel mundial. Es posible que en un principio, por el afán de hacer desarrollos y de tener productos nuevos; como siempre ese tipo de actividades van más rápido que la toma de conciencia y el estudio de los riesgos que traen consigo. Es posible que en un principio haya habido estudios sobre posibles aplicaciones en seres humanos de algún producto, que luego fuera demostrado que era tóxico. Sin duda, hoy en día ya no es así.

Cito como ejemplo el tema de los nanotubos de carbono, que originalmente se trataban de aplicar en aplicaciones de tipo médico, y hoy por hoy se sabe que pueden producir un efecto tóxico relativamente importante y se han desechado por otro tipo de productos nanotecnológicos aprobados y que no conllevan ningún riesgo para el ser humano».

A.L. — Cuando le preguntamos a Mombrú qué previsiones se toman para que las personas no inhalen las nanopartículas, nos comentaba que nanopartículas siempre han existido en la atmósfera. Por eso, yo le preguntaba concretamente en el área de la cosmética, si una persona se pone una crema antiarrugas o usa un champú u otro tipo de cosmético que tenga nanopartículas, ¿qué previsión se toma para no inhalarlas? Nos contestó lo siguiente:

«Para evitar que puedan ser inhaladas las nanopartículas se ofrecen siempre en alguna matriz. Por ejemplo, en el caso de los productos cosméticos, las mismas vienen siempre en una suspensión, en una crema o en una suspensión más oleosa. En definitiva, esas partículas siempre están controladas por la propia suspensión en las que vienen vehiculizadas, como para evitar el daño que pueda conllevar la inhalación de las mismas».

A.L. — También le pregunté al Dr. Mombrú sobre el tema de la reglamentación y el nos reconocía que las reglamentaciones siempre están un poco atrasadas con respecto a los inventos. Señaló que la Facultad de Química acaba de ser reconocida para integrar el Comité Argentino que asesora sobre normas ISO en Nanotecnología. La idea es comenzar con estas reglamentaciones en Uruguay.

¿Usted considera, como Mombrú, que es un riesgo que existe en otras áreas de la industria y que es un riesgo controlado?

G.F. — El tema de los riesgos está en estudio. Es decir, aquí el problema no es si una tecnología tiene riesgos o no, — porque de hecho todas las tecnologías tienen riesgos —; el problema es cómo prevenirse de eso. El gran problema es la contradicción que existe entre la velocidad y la presión del mercado por poner los productos a la venta, y los posibles tiempos que lleva la investigación para saber los potenciales riesgos y evitarlos. Este es el gran problema.

Pensemos que desde el año 2005 a nivel mundial, la proporción de dinero privado para investigación en Nanotecnología comienza a superar crecientemente a la inversión de dinero público. Hasta el año 2005 y a nivel mundial, prácticamente más del 50% de los financiamientos de investigación eran públicos, pero hoy en día la mayoría son financiamientos de corporaciones o de empresas.

Entonces, como la investigación privada requiere que se dé un retorno a ese dinero que se está invirtiendo en la investigación, las corporaciones y los empresarios presionan para que salgan productos al mercado cuanto antes. Tomemos el caso de los cosméticos que es un tema elocuente. Los cosméticos utilizan distintos tipos de nanopartículas (como por ejemplo dióxido de titanio, óxido de zinc), y esto con el propósito de que la crema, por ejemplo, entre en las capas más profundas de la piel; bloquee no solamente los rayos normales, sino también la luz ultravioleta; hacen que sea más eficiente por ejemplo que el bloqueador solar.

Pero al mismo tiempo, el hecho de que penetre más profundamente en la piel hace que no se sepa hasta donde las nanopartículas navegan en el organismo. Es cierto que vienen atadas a una matriz; es cierto que salvo un accidente esas nanopartículas no van a ser inhaladas libremente; pero no se sabe hasta dónde no pueden desprenderse de la matriz. Entonces, muchos cosméticos que han estado en el mercado últimamente y que hasta el año 2006 grandes corporaciones transnacionales de cosméticos como “L’Oreal” u “O Boticario” hacían mucha publicidad de los efectos benéficos, en cuanto a que potenciaban el producto y lo hacían más eficiente, después de una recopilación de información sobre estos riesgos, realizada por un grupo ambientalista a fines del año 2006, automáticamente todas estas empresas sacaron de sus páginas web la propaganda, lo cual fue notado inmediatamente por periodistas de Ciencia y Tecnología que se referían a esto y ellos se preguntaban cómo era posible que hubieran sacado la propaganda prácticamente de un día para el otro.

Ya no hay propaganda en este sentido y casualmente en marzo de este año, el Parlamento Europeo decretó que si todos esos productos que están en el mercado no demuestran que no tienen riesgo, —si no se explica el procedimiento de examen que demuestra que es inocuo en cuanto a riesgos a la salud—, deben al 2012 estar fuera del mercado. Eso nos da una idea de que las cosas no son sencillas.

A.L. — Ud. al principio definió claramente que la Nanotecnología tiene propiedades desconocidas por el tamaño, aunque siguen siendo los mismos elementos que ya se usaban. Da la sensación que las empresas aprovecharon un vacío legal porque en esencia eran las mismas materias, pero al ser tan chiquitas y al cambiar sus propiedades, deberían ser tratadas como químicos nuevos.

Así por lo menos lo señaló en 2004 la Academia Científica del Reino Unido, cuando pidió que no se permitiera liberar nanopartículas en todas estas aplicaciones hasta que sean evaluadas.

G.F. — Efectivamente. Incluso todavía hoy en día hay una amplia discusión en Estados Unidos dentro de los estudios y de las reglamentaciones de toxicología. Entonces, qué pasa si un producto como el óxido de zinc que es aceptado en tamaño mayor (y no es tóxico), ¿debe ser considerado como tóxico o no cuando cambia su tamaño? Hay quienes dicen que no porque el producto es el mismo, y hay quienes dicen que la función y las manifestaciones del producto son distintas a pesar de que tenga el mismo nombre; trabajado a esa escala es otro producto. Esta es una discusión.

El tema de las reglamentaciones es muy importante. Además del tema de los cosméticos, hay otra declaración del Parlamento Europeo en el sentido del retiro de los alimentos que sean manipulados con Nanotecnología, — o que estén en contacto con materiales que sean manipulados con Nanotecnología —, porque ya están entrando en el mercado, por ejemplo, envases que hacen que el producto dure más en la estantería. Entonces, si por ejemplo uno compra una bandeja de frutillas que dura normalmente en el refrigerador seis o siete días, y uno tiene un elemento que cubre eso como el Duradex de Bayer, que hace que las frutillas duren 15 días en la heladera en buenas condiciones, entonces ese producto sería retirado hasta tanto no se demuestre que eso no es tóxico.

Estas reglamentaciones están a la orden del día y por eso es que hay muchas organizaciones que están proclamando la necesidad de códigos voluntarios. El ISO, por ejemplo, es una norma voluntaria. Pero no una norma que obliga a las empresas que incorporan estos productos a someterse a ella; pueden o no hacerlo. El problema está en si las normas deben ser voluntarias, como muchas empresas que ya tienen códigos de conducta de responsabilidad voluntarios como Bayer, Basf y otras empresas, o si el gobierno toma partido y se encarga de fiscalizar.

Esa es una gran discusión que se está dando hoy en día en Europa y en Estados Unidos y es una discusión que en nuestros países — e inclusive nuestro país —, tiene que entrar forzosamente, porque ya ingresan a nuestro país productos con Nanotecnología y nadie sabe lo qué está consumiendo o los riesgos que puede tener, o ni siquiera se puede estipular claramente en los términos de Comercio Exterior. ¿En qué lugar de los registros de los productos de Comercio Exterior va a entrar esto? Es un problema del cual no se escapa ningún país, sea el que más avanzado esté, o sea un país que está apenas comenzando como es el caso del Uruguay.

A.L. — ¿Qué proponen Uds. como investigadores sociales a través de esta Red Latinoamericana?

G.F. — En primer lugar, nosotros estamos haciendo un seguimiento sobre cómo se está desarrollando esto a nivel mundial, porque es evidente que hay países que están más avanzados, entonces uno tiene que saber qué está pasando en términos de impactos sociales, de impactos económicos, de reglamentación, el tema de las patentes.

En segundo lugar, estamos viendo qué sucede a nivel latinoamericano (que es nuestra área de interés), por eso es una Red Latinoamericana de Nanotecnología y Sociedad. Hay países que están más avanzados y otros menos. Brasil posiblemente destaca frente al resto por el grado de inversiones que tiene y demás; después México, Argentina y otros países con menor desarrollo.

¿Qué están haciendo en esos países? ¿Cómo están tomando el tema de la reglamentación en estos países? ¿Hay investigaciones en estos países sobre hacia dónde hay que orientar la investigación en Nanotecnología? Se trata de tecnologías que son (o pueden llegar a ser), sumamente eficientes, pero al mismo tiempo son caras, requieren un aporte por parte del dinero público muy sustancioso. En América Latina el 90% de la investigación en Nanotecnología se hace con dinero público. Es muy importante que países que no tienen los recursos de los países ricos, tengan una especie de diagnóstico para saber hacia dónde orientar la investigación y no que se investigue aleatoriamente, porque evidentemente debería de haber una respuesta de la investigación frente a las necesidades sociales.

A.L. — ¿Qué respuesta obtuvo Ud. en esta conferencia de esta semana y con esta visita a Uruguay?

G.F. — Quedé muy contento. Vine aquí a través de un programa de la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación), que consiste en traer por períodos cortos a científicos y tecnólogos uruguayos que están en el extranjero para establecer lazos.

La semana pasada tuvimos un pequeño curso donde participaron los investigadores uruguayos que trabajan en Nanotecnología  y participó mucha gente. Me sorprendió porque en un ámbito donde el tema ni se conoce; prácticamente no aparece en los diarios más que ocasionalmente; llegó mucha gente interesada y de distintos ámbitos. Hubo muy buena recepción en ese sentido. De hecho ya tenemos un equipo de gente de Ciencias Sociales que está incorporada a la Red.

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