«Una herramienta de apoyo y de ayuda»

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En el mundo, el adiestramiento de perros guías tiene una larga tradición, pero en Uruguay recién se están dando los primeros pasos.

Alfredo Viera y Sergio Pérez, presidente y secretario de AUPAC

En Uruguay existen alrededor de 4 mil personas ciegas, según datos no oficiales. Aunque parezca mentira, no hay cifras oficiales en nuestro país sobre la cantidad de personas no videntes. Ellos se enfrentan día a día a un mundo que no está pensado para ellos. En Uruguay no existen servicios ni señales que estén pensados específicamente para personas no videntes que se trasladen en ciudades y en las calles. Si hablamos de las calles, coincidimos en que las veredas están en un estado irregular en Montevideo y constituyen un peligro para cualquier persona, mucho más para las personas que carecen de visión.

Una alternativa para las personas no videntes son los perros que funcionan como lazarillos o guías, animales que acompañan en todo momento a las personas ciegas. En el mundo, el adiestramiento de perros guías tiene una larga tradición, pero en Uruguay recién se están dando los primeros pasos.

El año pasado, se creó la Asociación Uruguaya de Perros de Asistencia para Ciegos (AUPAC), que este año obtuvo la personería jurídica. Sus promotores sostienen que es la única institución en toda América Latina que tiene perros y entrenadores nacionales y que es totalmente sin fines de lucro. Para conocer el proyecto, conversamos con el presidente de AUPAC, Alfredo Viera, y con Sergio Pérez, el secretario de la asociación, ambos personas no videntes.

 

Alejandro Landoni — Alfredo, ¿desde hace muchos años que es ciego?

Alfredo Viera — Alrededor de siete años.

A.L. — ¿Cómo fue esa adaptación?

A.V. — Adaptarse a la vida de una persona ciega… Yo ya estaba vinculado por mis ámbitos de trabajo a los ciegos, entonces cuando quedé ciego para mí fue bastante más fácil que para otra persona que nunca haya estado vinculada por el área laboral, deportiva. Me fue mucho más fácil adaptarme. Trabajo en una institución para ciegos hace 28 años, así que estoy bastante relacionado.

A.L. — ¿Pudo mantener las mismas tareas?

A.V. — Sí, en general sí. Sigo en la parte de producción en el mismo lugar donde trabajo. No fue mucho el cambio.

A.L. — ¿En su caso Sergio?

Sergio Pérez — Perdí la vista hace 20 años más o menos. Mi caso es diferente porque era constructor y este es un trabajo en el cual, si perdés la visión… no hay manera de seguir trabajando. Es diferente si trabajás en una oficina porque podés rehabilitarte y ya conocés el trabajo.

Lo que hice fue jubilarme y luego hacer cursos de informática y de a poco, como es muy difícil para nosotros entrar a trabajar -hoy por hoy lo único que hay accesible para nosotros es ser empleado público- por mi edad, tengo 50 años, ya no tenés acceso al trabajo. Entonces, me fui involucrando en esto de qué podemos hacer por las personas ciegas y luego de estar más o menos cuatro años en stand by —porque la ceguera “me chocó” bastante, ya que al no tener ningún trabajo al cual poder presentarme, de repente, más que dar algún asesoramiento como lo estamos dando ahora para la construcción de caniles, pero nada más- mi trabajo de ahí en más pasó a ser honorario. Cobro una jubilación y no pude como Alfredo seguir en el mismo trabajo.

A.L. — Debe de ser un shock muy duro ya que contínuamente estamos sometidos a estímulos visuales…

S.P. — Sí es duro, pero el ser humano —más allá de una minoría que no puede— tiene esa inmensa capacidad de recuperarse, por más duro que sea… salís.

Tenía dos opciones: o desaparecer del mundo y quedarme tirado en una cama, o salir. Entonces, opté por salir, como optan muchísimos.

A.L. — Son temas muy difíciles de vivir. ¿Se han adaptado a la condición de ser personas no videntes?

A.V. — Te vas adaptando. Como decía Sergio, depende de la calidad de vida que tenías antes. Su calidad de vida era de trabajo más bien manual, de construcción, entonces es difícil adaptarse, rehabilitarse, pero cuando estás trabajando en el área de ciegos, para mí fue mucho más fácil, porque ya estaba prácticamente rehabilitado mentalmente. Fue mucho más fácil.

Igual tuve mi período de encierro en el cual me encerré dos o tres meses para pensar qué hacía, si seguía adelante o no… pero obvio salís adelante, si tenés ganas de hacer cosas te vas integrando y cuando te querés acordar estás involucrado en un montón de cosas y caminando a la par de otros ciegos “viejos”, que son ciegos de nacimiento o que tienen muchos años de ciegos. El ser ciego “nuevo” es complicado si no buscás ayuda, si no aceptás apoyo, pero si aceptás lo que se te ofrece como apoyos o respaldos de las instituciones que hay para eso, creo que caminás, avanzás y podés ser muy útil.

S.P. — Complementando eso, indudablemente tenés una limitación, no vamos a negarlo, pero en base a eso te tenés que superar todos los días y es la problemática que tenemos para transitar, porque lo vivimos en carne propia. Cuando vino acá Serafín Zubiri, una persona ciega que bailaba en “Bailando por un sueño”, a hacer un espectáculo en el Palacio Peñarol, vimos cómo se desplazaba con Xifo, su perro, por Montevideo y dijimos: “Mirá que bueno, vamos a meternos en esto, vamos a hacer una asociación”. Acá los ciegos precisan transitar sin estrés, con agilidad. Por ejemplo, para poder llegar a la radio hoy nos costó mucho hacerlo con el bastón, porque hay muchas columnas por Garibaldi, las veredas… No sabés si estás en la vereda o en la calle.

A.L. — Y los semáforos no tienen señales de audio como hay en lugares como por ejemplo, en Buenos Aires.

A.V. — En algunos lugares donde hay audio, en realidad no sirve.

S.P. — No. Aquí, cuando se larga el tránsito paralelo al tuyo al cruzar, seguro que está la luz verde… el tema es cuando no hay tránsito.

A.V. — Lo que él dice es que el sistema de audio sonoro en el semáforo para la persona ciega no es útil por el barullo que hay en la calle, y no sabés si está sonando para que cruces o para que no cruces. No hay un sonido diferente o diferenciado.

Como dice Sergio, jugamos mucho con la audacia. A veces la gente nos pregunta: ¿Cómo sabés que podés cruzar? Bueno, estamos atentos a los sonidos de la calle y a todos los ruidos. El Centro de Montevideo y las laterales son “armas mortales” para nosotros.

S.P. — El uruguayo es muy solidario y si vas a cruzar o vas a hacer un movimiento mal o nos desviamos… aunque no notemos que hay alguien, siempre hay alguien que nos corrige… siempre encontrás a alguien.

A.L. — ¿Es amable la gente?

S.P. — Sí, incluso los vendedores ambulantes nos dicen: “A la derecha”, “a la izquierda”.

A.V. — El uruguayo de por sí es muy solidario. Estuve esperándolo a Sergio ahora en la parada y un señor contínuamente me decía que no veía a ninguna persona ciega acercarse porque yo le había dicho que estaba esperando a un compañero ciego. También se te arriman a preguntarte qué ómnibus estás esperando. Este señor después, me dirigió desde la parada hacia donde estaba Sergio que estaba esperándome en la entrada de la radio.

Creo que hay que ser recíproco. El ciego tiene que ser recíproco hacia la ciudadanía. Vienen y te ayudan entonces, aceptarla amablemente o no aceptarla pero agradecerle, porque también a veces somos enemigos de nuestros propios ayudantes.

A.L. — Cuenta la historia que la primera persona que entrenó perros para guía de personas no videntes fue un austríaco que había nacido en el año 1775, quedó ciego a los 17 años y utilizó para guiarse a sus tres perros. En la historia más reciente, se puede decir que hubo un auge en la utilización de perros guías después de la Primera Guerra Mundial en Alemania. Allí comenzaron a crearse una serie de escuelas para perros que ha llegado hasta nuestros días.

¿Qué los llevó a abrir una escuela de perros guías en el Uruguay?

S.P. — Anteriormente conté que como nosotros trabajábamos en el área de deporte, para la Mutual de Deportistas Ciegos, porque nos encanta el deporte tratamos de hacer un espectáculo a beneficio en el Palacio Peñarol, en julio del año 2008 para las vacaciones, que se llamaba “El libro mágico de princesas”. Había estado en San Pablo y allí me contacté con Serafín Zubiri (en realidad, es Serafín Lizoain ), que a su vez es el vicepresidente de IBSA (Federación Internacional de Deportes para Ciegos), que es como si fuera la FIFA para el fútbol uruguayo.

Competimos, estuvimos allí y tuvimos una buena relación, entonces cuando se nos ocurrió hacer ese espectáculo, nos faltaba alguien que cantara o mechara algún tema y como él es el autor de “La bella y la bestia” y otras canciones para niños y además toca muy bien el piano, me puse en contacto con él. Estaba con Tinelli y a Ideas del Sur le costaba liberarlo, pero por suerte lo liberaron y lo trajimos. Hizo el espectáculo y mientras tanto, nosotros lo teníamos que pasear por Montevideo y prácticamente íbamos agarrados de él, porque Xifo nos llevaba a todos lados.

Entonces, nos empezamos a embalar, a preguntar y consultar, y con Alfredo resolvimos contactar entrenadores, y tuvimos que contactar a muchísimos porque no todos los entrenadores son aptos para estos entrenamientos dóciles. Por lo general, son entrenadores de obediencia básica y un poco ruda. Para nosotros el perro tenía que estar contento de trabajar, estar conforme con el dueño para lo cual se hace un entrenamiento especial. Entonces, comenzamos a trabajarlos.

Nos encontramos con el problema que por la Mutual de Deportistas Ciegos, los estatuos no nos permitían funcionar legalmente, que era lo que nosotros queríamos, y vimos que ésto era un proyecto muy grande, entonces decidimos armar AUPAC y juntamos gente e hicimos una asamblea constitutiva.

A.L. — ¿En qué año?

S.P. — La personería jurídica fue creada el 5 de marzo de 2009.

A.L. — ¿Fue un proceso largo?

S.P. — No, fue rapidísima porque nosotros ya veníamos caminando y fue sólo un cambio de nombre y armado de estatutos.

En el Ministerio de Educación y Cultura vieron que era una razón social importante y en cuatro meses salió.

A.L. — ¿Si una persona no vidente quiere conseguir un perro cómo hace en Uruguay?

A.V. — Actualmente no puede. Nosotros vamos a tener dos perros prontos en noviembre, y ya tenemos una lista muy grande.

A.L. — ¿Se puede importar un perro?

S.P. — Se puede importar. Hay gente que los está importando. El que tiene unos 5 mil dólares para ir hasta Rochester (Estados Unidos) y traerlo. Allá hay una escuela que le da el perro, y tiene que estar un mes para adaptarse con el perro. Tiene sus pro y sus contras porque al perro hay que hacerle un mantenimiento después de ese básico sino a los seis meses echan a perder al perro. Es como si fuese un chiquilín… si le das juego, no hace lo correcto y empieza por “el mal camino”.

Hoy por hoy hay dos perros importados y además tienen el problema de que no se adaptan a la ciudad. No se adaptan a los olores, a los nuevos sonidos, al clima. Un montón de cosas en las cuales habría que readiestrarlos aquí.

No es como el perro uruguayo que el técnico adiestra en la calle con los sonidos de los coches, de las motos con caños de escape libres, en las veredas, las preciosas veredas que tenemos… Hay también varios problemas que nos traen las veredas para el perro, pero esto están extenso que poco a poco vamos a ver si lo podemos ir mechando.

A.L. — ¿Por ejemplo?

S.P. — Tengo a Figo que es uno de los que va a estar pronto en noviembre. Un guía impresionante, todavía tiene trece meses, es cachorro, y se distrae un poco, pero para ésto no tiene que haber errores. Al perro lo enseñamos en pista a esquivar. Se ponen alfombras y el perro las esquiva, simulan pozos o una baldosa faltante. Cuando el perro se desplaza por las veredas, las baldosas faltan por doquier, entonces tenemos el problema que ya lo hablé con el entrenador Enrique Silvera para que el perro trate de obviar las baldosas que faltan, porque si no caminamos en un constante zig zag.

A.L. — Ahí el perro tendría que diferenciar el obstáculo que implica en la marcha un pozo, del obstáculo que implica una baldosa que falta. Tiene que tener cierto grado de decisión.

S.P. — Claro, porque si no camina mucho en zig zag. Ese es el problema que tienen los perros que vienen de Estados Unidos. Se llama la “desobediencia inteligente”.

A.L. — Hablamos de un pozo o un obstáculo fijo en el suelo, pero ¿qué pasa si hay un techo bajo, un alero, una rama? ¿El perro también logra sortear esos obstáculos?

S.P. — Sí, eso se trabaja en pista. El perro se acostumbra a medir la altura. Si la persona ciega no pasa, el perro se planta y si no hay un lugar para negociar el obstáculo, se fija si viene un auto o no y baja la vereda, luego vuelve a subirla y continúa el camino.

A.L. — ¿Cuánto sale entrenar un perro de este tipo?

S.P. — Si fuera a comprarlo, pagar la alimentación, la sanidad, pagar el entrenamiento, todos los gastos de laboratorio… andás en unos 35 mil dólares.

A.L. — ¡Impresionante!

S.P. — Sí, asusta.

A.L. — ¿Sirve cualquier perro para este tipo de trabajo?

S.P. — No.

A.V. — En realidad, por eso mismo es lo que él mencionaba del laboratorio, del convenio que se está haciendo con Facultad de Veterinaria para hacer ese tipo de chequeo y ese tipo de estudio previo. Cuando llega el perro, que los conseguimos por donación, se hace un estudio, un test con los genes y ahí es donde se concluye si el perro realmente nos sirve, porque si vamos a estar trabajando, entrenando, alimentando a un perro durante todo un período y de repente a los meses te das cuenta que el perro no es obediente o se distrae mucho porque los genes no son los que precisamos…

A.L. — Antes, en las escuelas de perros guías utilizaban perros pastores alemanes.

S.P. — Sí, las razas son labradores, Golden Retrievers y pastores alemanes.

El labrador recibe 268 órdenes y el pastor creo que es un poquito menos inteligente, pero igual funciona muy bien.

Estos perros a los tres meses los damos en adopción a familias para que los vayan educando, porque si bien son perros muy vivaces. por eso son elegidos para esta tarea, son perros muy “diablos”, son de estar de fiesta, de estar olfateando, de estar mordiendo, son destructivos en la casa. Entonces, hay que corregirlos desde chiquitos en la casa y en base a esto se van adaptando. Es un perro muy difícil de adaptar aún para obediencia básica porque es muy “diablo”, pero su inteligencia es muy buena.

A.L. — Entonces el proceso es que el perro a los tres meses comienza con una familia que lo va “ordenando”.

S.P. — Una familia tutora, que lo cuida. Es como un niño de un hogar o del INAU y lo lleva una familia y lo empieza a educar, le da de comer, lo saca a pasear. La comparación no es muy justa, pero en realidad, el perro llega, nuestro técnico le hace un test y si realmente sirve para lo que nosotros precisamos en una primera instancia, entonces se busca una familia tutora y la familia se hace cargo de eso. Mantenerlo limpio, alimentado, pasearlo y luego van a recibir instrucciones de nuestro entrenador una o dos veces por semana que les dirá lo qué tienen que hacer con el perro para que obedezca cuando el entrenador venga a instruirlo y trabajar con él. Así ya tiene un avance, porque esto es voluntario, es honorario.

A.L. — Eso es importante. Todo es voluntario.

S.P. — Agrego algo más. De la alimentación, la sanidad del animal, todo lo que implica su cuidado, de todo esto se hace cargo AUPAC o sea, que la familia tutora sólo tiene que cuidarlo. Pero de todas maneras le cambia la vida porque es como tener un niño nuevo en casa.

A.V. — También es importante acotar que estamos trabajando con Enrique Silvera como entrenador en forma honoraria que dispone de su poco tiempo libre para trabajar con nosotros y con nuestros perros. En realidad, hay entre dos y tres perros más que van a estar prontos, pero en total tenemos unos 12 perros distribuidos en distintas partes de Montevideo.En la parte de la alimentación, tenemos una empresa que está colaborando con nosotros llamada INTOR, que está ubicada en la calle Amézaga.

S.P. — La verdad es que es un baluarte porque desde que arrancamos “se pusieron la camiseta” y nos dan no menos de $ 3.000 por mes de comida. También tenemos “La veterinaria en casa” que está en José Belloni cruzando la vía que nos da atención las 24 horas, las vacunas, la desparacitación, radiografías.

A.V. — En la parte de laboratorio, contamos con el apoyo del laboratorio Universal que nos da el chip de identificación para cuando el perro ya se vaya a entregar a la persona ciega en su momento…

S.P. — Así sabemos dónde está.

A.V. — Seguro. Estamos contando con gente que realmente nos está dando una mano “grossa”.

A.L. — ¿Cómo se financia AUPAC?

A.V. — De esa manera.

S.P. — AUPAC se financia con la colaboración de los uruguayos, cuando ofrecemos un bono o cuando en el Facebook nos ven y colaboran, como por ejemplo una granja que se ofreció, como el técnico que va a venir de La Florida (Estados Unidos), para poner a punto algunos errores que tenemos nosotros y que tiene más de 40 años de experiencia. Son gente honoraria que se arrima, pero indudablemente tenemos gastos como por ejemplo los caniles. Ahora estaba buscando empresas que donen materiales y hemos conseguido algunas y otras están por confirmar.

Funcionamos así. Si queremos adjudicar los perros gratuitamente, no hay manera de que podamos gastar 35 mil dólares por perro. Alfredo hablaba de 12 y andamos en 15. Son 12 cachorros y tres que ya están. No quiero hacer la cuenta… pero me asusta.

A.L. — ¿Imagino que tendrán una lista de personas no videntes que querrán acceder a esos perros?

S.P. — Muchísimos.

A.V. — En notas que se nos hicieron en la prensa televisiva y escrita la gente empezó a ver que estábamos trabajando en esta área y empezaron a llamarnos.

Tenemos una base de datos de personas que han llamado y las tenemos inscriptas. Como asociación nos vamos a encargar de hacer el llamado llegado el momento, pero vamos a estar trabajando con un grupo multidisciplinario que depende de la Comisión Honoraria para el Discapacitado que es de un psicólogo, un asistente social, nuestro técnico y el técnico de orientación en movilidad que lo pondremos nosotros también.

Todo este equipo es para saber que la persona ciega a la cual se le va a adjudicar el perro, lo va a tener para lo que precisa, trabajar, salir, hacer deporte, va a ser su herramienta de apoyo y de ayuda. No es una mascotita. La inversión que se está haciendo desde que se arranca es una inversión muy grande —más allá de que recibimos colaboraciones—, como para que lo tengas al lado tuyo sentadito como si fuera una mascotita. Hay que tratarlo bien, hay que darle sus mimos, sus caricias, pero el animal va a servir para eso.

A.L. — ¿Cuándo empiecen a aparecer estos perros guía en Uruguay, están las reglamentaciones a tono para que el perro pueda entrar en un shopping, subir a un ómnibus, ir a lugares públicos donde no se permite la entrada a los perros?

A.V. — Sí, donde quiera. La nueva intendenta Ana Olivera hace pocos días firmó… porque ya existía la ley que permitía que todas las personas que utilicen perros de asistencia puedan acceder a todos los lugares con sus perros. El único lugar donde no se permite acceder es a la zona blanca de los hospitales. Faltaba aún reglamentar que pudiéramos subir a los ómnibus y estar en los espacios públicos, porque había una norma de la Intendencia de Montevideo que prohibía entrar con animales a lugares públicos y a los medios de transporte. Bueno, eso ya está aprobado así que no tenemos problema. Ahora podemos acceder.

Estamos viendo los parámetros con los cuales se va a manejar la Intendencia porque indudablemente nos va a tener que dar un carné al perro para que certifique que es un perro guía. Estamos viendo cómo se van a ajustar esos detalles, pero no vamos a tener problemas.

Con respecto a la pregunta que nos hacía acerca de si el perro nos lleva al shopping u otros lugares, sí, nosotros podemos ir adonde queramos con el perro porque nos lleva, el problema es que si al perro le decimos: “Vamos al shopping”, el perro no sabe dónde queda el shopping. Tiene que saber lo que cualquier persona, a cuántas cuadras queda a la derecha, cuántas a la izquierda y ahí le vas dando la orden porque si no el perro te lleva derecho.

A.L. — Entonces, está firmado el decreto o la reglamentación como para que el perro guía pueda acceder al lugar que hasta hace poco no podía.

¿Los que quieran comunicarse con ustedes a dónde lo pueden hacer?

A.V. — La parte de secretaría es 309.7746 o mi línea telefónica personal es 215.1090.

Quiero agregar que estamos trabajando en un sistema en ferias con unos promotores obviamente identificados de bonos y de bonos colaboración y con un sistema de alcancías en distintos puntos, en distintos comercios de Montevideo. Se van a dar cuenta porque dice AUPAC y tiene nuestro logo. Ese es el llamado a colaborar.

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