«Maggiolo era un genio»

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Uno de los impulsores de la política de relacionamiento de la Facultad de Ingeniería fue el ingeniero Oscar Maggiolo. El actual decano, Ismael Piedra-Cueva, retoma parte de su pensamiento.

 

La semana pasada la Facultad de Ingeniería presentó un libro que compila una serie de artículos y documentos que sintetizan los puntos esenciales del pensamiento del ingeniero Oscar Maggiolo, referidos a investigación científica y también a vinculación con el sector productivo.

El ingeniero Oscar Maggiolo fue Rector de la Universidad en el período comprendido entre 1966 hasta 1972, algunos dicen que fue el período más difícil de la Universidad de la República, y en ese período presentó un profundo proyecto de reestructuración de nuestra principal casa de estudios.

En el marco del Ciclo de vinculación academia y producción, nos pareció interesante conocer los lineamientos principales del pensamiento de Maggiolo, y aprovechar la oportunidad en esta entrevista para conocer cuál es la política de vinculación que tiene una de las instituciones universitarias de nuestro país que según dicen, es la que tiene mayor cantidad de convenios y más larga tradición en la firma de convenios con el sector productivo y con el sector público, a propósito de tratar de incorporar los conocimientos generados en la Universidad en el mundo de las empresas y de las actividades productivas. Para eso invitamos al decano de la Facultad de Ingeniería de la Univeridad de la República, el doctor en Ingeniería Ismael Piedra-Cueva, uno de los encargados de la compilación de artículos de Maggiolo para este libro.

En relación a la vinculación de la Facultad y el sector productivo, Piedra-Cueva identifica como una de las mayores dificultades a la hora de trabajar en conjunto los tiempos universitarios, que no se adecuan a los empresariales o tecnológicos, pero destacó como uno de los diferenciales de la Universidad, el variado plantel docente que trabaja a primer nivel en el desarrollo de procesos innovadores.

La presentación del libro sobre Oscar Maggiolo contó con la presencia de la actual ministra de Educación y Cultura, María Simon (quien también fue Decana de la Facultad), y del ingeniero Rafael Guarga (otro ex Decano de la Facultad y ex Rector de la Universidad de la República).

Oscar Maggiolo nació en el año 1920 y falleció en 1980 en Venezuela. Fue ingeniero industrial, docente universitario de extensa actuación; investigador científico; consultor de la Unesco; estuvo en el Consejo de la Facultad de Ingeniería durante tres períodos, (en una de esas oportunidades fue Decano Interino y fue Rector de la Universidad de la República.

 

Alejandro Landoni — ¿Cuál fue la oportunidad para compilar este libro de Maggiolo?

Ismael Piedra-Cueva — Maggiolo en el ámbito universitario es muy conocido porque es un nombre asociado al Plan Maggiolo, que fue un plan de reestructuración de la Universidad.

El año pasado se cumplieron los 40 años del Plan Maggiolo que era para el quinquenio 1968-1972. Entonces, con ese motivo habíamos decidido hacer una nueva edición de ese Plan en virtud del desconocimiento que había, porque se habla mucho pero en realidad se ha leído poco, porque es un material de difícil acceso.

A.L. — Estuvieron bastantes meses junto con Pablo Paroli, también docente de la facultad, indagando por Bibliotecas y en los papeles de la familia Maggiolo…

I.P. — Además, contamos con la invalorable ayuda de María Luisa Cora, una bibliotecóloga del Archivo General de la Universidad, quien trabajó cinco o seis meses organizando adecuadamente todo el material que se iba ubicando.

También colaboró en forma intensa la hija del profesor Maggiolo, Diana Maggiolo, que si bien reside en Venezuela, buena parte lo pasa acá en Uruguay y cuando estuvo acá aportó material gráfico, fotografías y todo lo que tenía a su disposición.

A.L. — ¿Estos materiales que se han publicado pueden servir para la discusión de hoy en día?

Viendo el final de su prólogo en el libro, dice: “Es nuestra aspiración que el volumen aquí ofrecido contribuya en la actual discusión sobre el modelo científico a desarrollar”.

I.P. — Efectivamente, para mí Maggiolo era un genio. Claramente los artículos compilados no resuelven todos los problemas que tiene la Universidad, pero sí creo, como decía el ingeniero Massera, que son una fuente de inspiración insoslayable a la hora de reflexionar sobre la orientación que se le debe dar a la Universidad.

Maggiolo era un genio porque es de esas raras personas que pueden vincular planteamientos teóricos conceptuales profundos. En este libro se concentra la obra de visión política, pero él era también un excelente investigador. Investigación que en la época del ’60 era de mayor complejidad, a tal punto que en la actualidad esas líneas de investigación sobre las cuales él trabajaba, se siguen trabajando y no se han terminado de dilucidar, porque los problemas eran realmente novedosos.

Además todo eso lo asociaba a la resolución de problemas concretos; así fue el tema de la propagación de las ondas de crecidas por el río Uruguay; así fue el tema de la erosión que se produce cuando el fondo de un río, por ejemplo, es de material arenoso, entonces hay un proceso llamado erosión o socavación; todas las pilas de los puentes ferroviarios, de ruta, las estructuras que hay aguas debajo de las represas; todas ellas están sometidas a un flujo de agua que escurre por encima y se erosiona, entonces cuando eso se erosiona el suelo pierde estabilidad, se desmorona y hace que las estructuras fallen.

Todos esos problemas los estudiaba Maggiolo en la década del ’60 y no sólo resolvía problemas sino que además hoy, se siguen trabajando. Tener un tiempo y visión para darle un enfoque conceptual y político al tema de la investigación y cómo se vincula con el desarrollo de la sociedad y, en la otra punta del abanico, estar resolviendo problemas complejos; no son muchos los profesionales que pueden cubrir ese amplio abanico de situaciones.

A.L. — Me llamó la atención un artículo que escribió Maggiolo en el año ’51, un discurso que dio en la Facultad de Ingeniería, donde habla que los Institutos de la Facultad de Ingeniería tiene una triple tarea: “por un lado, tienen que realizar la docencia práctica de las materias afines a su cometido; investigar científica y originalmente, y también proporcionar asesoramiento técnico a los entes industriales del Estado y también a los particulares que allí lo soliciten”.

Decía Maggiolo en el año ’51: “Estamos convencidos de que el desarrollo intensivo de este tercer aspecto es, a no dudarlo, el procedimiento que nos va a llevar a resolver un problema que por los otros caminos vemos de muy difícil solución, y a favor de esa solución hemos de iniciar una intensa campaña entre los industriales y los entes de carácter del Estado”.

¿Qué decía Maggiolo? Decía que gracias a estos convenios se podían equipar estos institutos para desarrollar investigaciones que en un principio iban a estar relacionadas a ese convenio, pero que después iban a quedar en poder de la Facultad, para que sirvieran para hacer otras investigaciones y también para enseñar cosas vinculadas a la Ingeniería.

Hay un concepto muy interesante que tenía Maggiolo sobre los industriales uruguayos, en un momento él llega a decir que “La industria uruguaya es toda de conocimientos prestados”, porque aquí no había investigación, y creo que estos dichos del año ’51 sintetizan algo a lo que hoy la Universidad está abocada, que es al relacionamiento con el sector productivo, e incluso tiene la visión de decir que había que ir a la prensa, a la radio y publicar en folletos lo que se hacía para que los industriales se acercaran a la Facultad.

I.P. — Usted hizo una buena síntesis de su biografía. Maggiolo nació en al año 1920; ingresa a la Facultad de Ingeniería a los 18 años y se gradúa en 1937 con 26 años, para la época se graduó rápido. Fue profesor titular en 1950, con 29 años, y en el ’51 da este discurso de bienvenida a la generación entrante a solicitud del Consejo.

Esa visión que expresaba Maggiolo a temprana edad, estaba muy motivada por esa filosofía de desarrollar… En síntesis: sólo dependemos en definitiva de nuestras propias capacidades.Nada se puede esperar de comprar tecnología e implementarla acá, porque obviamente, mientras uno no compita en los mercados internacionales con las empresas internacionales, hay tecnologías a las que se acceden, pero si se empieza a competir después no se accede más. Entonces, Maggiolo estaba muy preocupado por el desarrollo de la tecnología.

Nosotros, desde la Facultad de Ingeniería, yo provengo del Instituto de Ingeniería de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental, que lleva su nombre -se llama Oscar J. Maggiolo-, y desde sus orígenes en 1986 a la salida de la intervención, ha tenido como principal norte no sólo desarrollar la investigación; no sólo desarrollar enseñanza, sino también vincularse en forma muy estrecha con el sector productivo.

La vinculación de la Universidad y de los Institutos de Investigación con el sector industrial o el sector productivo en general, público y privado, es fácil de enunciar y difícil de concretar.

En su época Maggiolo lo decía claramente, — y está en el libro —; que no había que esperar que esa relación fuera sencilla, y decía que eso inicialmente va a actuar como dos sistemas en los cuales cada uno va a resonar, a oscilar, va a vibrar, a su frecuencia natural. La Universidad, los Institutos de Investigación y después la industria; el sector público va a moverse a una frecuencia natural y el resultado va a ser muy caótico.

Dice: “Gradualmente el sistema va a resonar en una frecuencia conjunta de ambas partes y no de cada una en forma separada” y eso lleva su tiempo y a la larga se logra. Nosotros, eso lo hemos vivido claramente.

Inicialmente había grandes desconfianzas de parte del sector productivo hacia nuestro Instituto y nuestra Facultad, y nosotros teníamos nuestros recelos sobre la otra parte. A medida que se fueron realizando actividades, esa confianza fue madurando y logramos establecer un lenguaje común, y allí se empezó a generar una verdadera empatía y potencialización de las posibilidades, posibilidades que nosotros teníamos para resolver algunos problemas, y las posibilidades que tenían las otras empresas públicas y privadas, de presentar un problema que se debe resolver.

Es muy fácil para una empresa saber que tiene un problema, pero es difícil saber cuál. Identificar exactamente qué es lo que hay que resolver, eso ya es un problema. Entonces, todo ese trabajo previo de analizar la situación e ir interiorizándose hasta encontrar qué es lo que hay que resolver, eso ya es un avance notable. Luego se pasa a una etapa de resolución y a resolverlo en los términos que ellos precisan.

A.L. — ¿Los industriales por ejemplo?

I.P. — Sí, y no lo que nosotros nos imaginamos que necesitan, cosa que es bien distinta.

Entonces, lograr todo ese proceso de aprendizaje es un trabajo lento, pero que hay que hacer en forma continua. Maggiolo eso lo tenía absolutamente claro.

Es así que en la misma década del ’60 e a inicios de la década del ’70 Maggiolo instaló en la Facultad de Ingeniería un túnel de viento, que era pequeño en relación al que tenemos hoy en la Facultad, (pero el que tenemos hoy prácticamente es el mayor de América del Sur), pero era un túnel de viento de porte, de gran jerarquía para la época y allí se estudiaba por ejemplo, el diseño estructural del Cilindro Municipal, que tiene el techo de una forma particular. Entonces, el viento cuando sopla y actúa sobre esas estructuras, las pulsaciones de presión, hacen que las cargas sobre el techo o sobre los laterales no sean las clásicas. Todo eso lo estudiaba Maggiolo en su época. Era absolutamente pionero.

Cuarenta años después nosotros todavía trabajamos en un túnel nuevo y hay toda una línea de investigación de gente que estudia por ejemplo, el efecto del viento sobre las estructuras, atacando problemas bien específicos.

El tema de la computación científica, las computadoras y la Informática. Durante la época de Maggiolo se instaló en la Facultad de Ingeniería la primera computadora.

A.L. — ¿La primera computadora de la Universidad o del Uruguay?

I.P. — De la Universidad. No recuerdo a nivel de Uruguay si no era la primera también.

Allí se contó con el apoyo invalorable del profesor (Manuel) Sadovsky, que trabajaba en la Universidad de Buenos Aires, y que en la época de los conflictos políticos en Argentina había venido para acá.

Maggiolo ya visualizaba que la Informática, la Computación Científica iba a ser de gran relevancia, no sólo por su interés personal de trabajar en investigación en esa temática, sino también viendo la posibilidad de la potencialidad que daba la Informática, fue que como Rector apoyó decididamente la creación de un grupo que se dedicaba a la parte Informática, que fue el embrión de la Informática en este país. Realmente, tenía una visión y una amplitud grande, con un horizonte muy lejano que permitió cosas que hoy se ven como extraordinarias.

A.L. — Los que quieran conseguir este libro sobre Maggiolo ¿dónde lo pueden hacer?

I.P. — En la Librería del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería en la planta baja, se lo vende a un precio muy económico, a $ 150.

A.L. — Es un libro que tiene casi 300 páginas.

I.P. — Sí, simplemente con el objeto de que los que estén interesados no tengan que hacer un desembolso muy importante. Para los estudiantes cuesta la mitad del precio, de manera que todos puedan acceder a él.

A.L. — ¿Cuál es la política que ustedes mantienen hoy de vinculación con el sector productivo? Sabemos que vienen de una larga tradición, también se dice que son unos de los Centros de Estudio que tienen más convenios en funcionamiento.

¿Hay algún número que pueda decirse públicamente en función de cantidad de convenios o de personas involucradas?

I.P. — Es una linda pregunta.

No tengo los números exactos, pero la Facultad en los últimos 15 años debe tener unos 300 convenios de asesoramiento al sector público y privado. Claramente predomina la actividad con el sector público, pero también hay actividades interesantes con sectores privados. Eso en la modalidad de convenios.

Tenemos una política muy activa en la búsqueda de problemas; en la vinculación y en el relacionamiento con el sector productivo general.

Maggiolo hablaba mucho del sector industrial en particular, pero en la actualidad el sector servicios por ejemplo, es un sector tremendamente importante en la medida en que participa en un 60% y 65% en el PBI; el 30% en el sector industrial y un 6% o un 7% en el sector agrícola.

Obviamente que en el sector servicios hay una tremenda demanda y hay un nicho muy importante de crecimiento.

A.L. — ¿Qué ejemplo se puede poner de convenios con el sector de los servicios?

I.P. — Por ejemplo, las actividades que se hacen con la Intendencia Municipal de Montevideo o las Intendencias para problemas de saneamiento o de drenaje; o estudios con los emisarios subfluviales submarinos para la disposición final del saneamiento de Montevideo; o actividades vinculadas a cuestiones ambientales o deficiencia energética, etcétera.

A.L. — Llama la atención la cantidad de cosas en las que está metida la Facultad de Ingeniería, en las cuales de buenas a primeras parecería que la Ingeniería no está ahí. Desde la creación de un corazón artificial hasta cosas más vinculadas con la Ingeniería como son los temas energéticos o el lanzamiento de un globo estratosférico con la idea de tirar algún día un satélite uruguayo. Una gama impresionante.

I.P. — El caso de la sonda por ejemplo, tiene esa proyección pero a su vez es más a corto plazo, por ejemplo para las investigaciones de la atmósfera baja, porque es muy importante para Meteorología y para todos los estudios ambientales por ejemplo, de chimeneas. El conocer la estratificación térmica, etcétera, son variables muy importantes. Esa sonda que se está desarrollando también suministra información que no sólo va a la parte satelital, sino a otro tipo de aplicaciones a nivel de suelo.

A.L. — ¿Cuáles han sido las principales dificultades y fortalezas que han encontrado en esta vinculación con el sector productivo?

I.P. — Una de las mayores dificultades es que cada vez los sectores dinámicos necesitan respuestas más rápidas, y desde la óptica de la Universidad tratamos de responder con la velocidad que se requiere, pero a veces tenemos dificultades para resolver a muy corto plazo las cosas, porque los procesos universitarios llevan su tiempo.

Para mí ese es el “talón de Aquiles”, es el “cuello de botella” que la Universidad tiene que trabajar para resolver, para poder dar respuesta en los tiempos que requiere esta economía moderna, donde hay que responder rápido porque una respuesta de hoy no es lo mismo que una respuesta mañana, ni pasado mañana.

Hay decisiones que se toman en base a estudios y esas decisiones tienen que estar hoy. El tiempo es muy importante y la Universidad en ese sentido ha hecho progresos inobjetables, pero nos cuesta adaptarnos a esos tiempos que se requieren desde el sector productivo.

A.L. — ¿Y cuáles serían las principales fortalezas?

I.P. — La principal fortaleza — ahora hablo de la Facultad de Ingeniería —, es contar con un plantel docente extraordinariamente variado, de las más diversas disciplinas; trabajando en un espacio físico común con la mejor voluntad de participar activamente en esta vinculación.

Tenemos gente del área de la Física, tradicionalmente muy vinculada a procesos fundamentales, procesos básicos de laboratorio, que desde hace tiempo ellos mismos están buscando vincularse con sectores productivos de forma de orientar sus investigaciones a aplicaciones directas y lo están haciendo de una forma muy interesante.

Entonces, poder trabajar con físicos, con matemáticos, con gente que hace Ingeniería Eléctrica; Sistemas de Información; que hace Fluidos y Estructura; Mecánica y Producción; que toda esta gente con una formación muy variada pueda trabajar y sintonizar en un mismo objetivo, da una potencialidad extraordinaria.

A.L. — Algunos pueden pensar que la Universidad puede llegar a ser una suerte de competencia desleal a empresas que están trabajando vendiendo sus servicios para también aportar soluciones a otras empresas.

¿Cómo se maneja eso dentro de la Facultad de Ingeniería?

I.P. — Somos muy cuidadosos de velar por los profesionales que nosotros mismos formamos.

La Facultad mira muy atentamente todas las actividades de forma de evitar que nosotros compitamos con los profesionales que están trabajando como profesionales independientes. Se mira con mucho celo.

Ahora, a medida que se sube en la escala de estructura y se va a empresas grandes, allí hay cosas que de pronto las empresas locales no tienen capacidad de hacerlo, pero si se asociaran con una empresa internacional que hace desarrollo, en esas condiciones e hipotéticamente o no tan hipotéticamente puede haber cierto nivel de competencia, pero básicamente no es con las empresas que están funcionando en el país sino que más bien son empresas de gran porte internacional que a su vez hacen actividad creadora, hacen desarrollo, tienen buenos laboratorios.

En ciertas áreas puede haber nivel de competencia, pero no a nivel de los profesionales. Hay mucho celo y se evita que nosotros compitamos con ellos. Esos son los cuidados y los recaudos que se toman.

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