«A veces el problema son los padres que no les interesa que el hijo estudie»

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Daniel Lindner, dirigente de Danubio y ex presidente de las Divisionales Juveniles del Club.

Danubio es otra de las instituciones deportivas que son reconocidas por hacer bien las cosas en cuanto a la formación de jugadores de fútbol. En la siguiente entrevista, el presidente de las Divisionales Juveniles de Danubio y dirigente del club, Daniel Lindner, profundiza sobre la situación de los jóvenes del equipo de la Curva de Maroñas, enfocándola sobre todo desde el punto de vista social.

Daniel Lindner — Estoy contento de estar acá porque necesitamos que el fútbol no sólo se enfoque en base a los resultados, en cómo corre la pelotita y de problemas técnicos, — que de eso se habla mucho y como se dice habitualmente “todos somos técnicos” —; pero sí hay toda una realidad atrás que es importante que se empiece a manejar y que se sepa, porque quiérase o no, es una actividad real que tiene el país, que mueve a mucha gente, ocupa a mucha gente y que además cumple una función social muy importante. Se podrá hacer bien o mal según el club, pero en todos lados cumple una función social, porque brinda determinadas posibilidades a los jóvenes, independientemente de que lleguen o no a jugar en Primera, brinda actividades que les permiten ocuparse a un sector de la población que probablemente no tenga otras posibilidades de esparcimiento que ésta.

 

Alejandro Landoni — En el Club Danubio hay aproximadamente 140 jóvenes que están fichados en las Divisionales Juveniles, entre los cuales hay 30 que son del Interior y la mayoría, 25, viven en tres hogares que mantiene la institución. Estos muchachos practican aproximadamente dos horas y media por día, cinco veces a la semana yel fin de semana juegan el partido.

Además de ser el presidente de las divisiones juveniles, Lindner es asistente social, por eso nos pareció una persona especial, en una institución reconocida por hacer bien las cosas en estos temas, para que nos cuente qué es lo que hace Danubio.

¿Cuál es la política? ¿Hay una política en Danubio para las Divisiones Juveniles?

 

D.L. — Sí. Hay que enfocar que esto es algo muy complejo. Primero, el que yo sea Asistente Social es una casualidad, pero yo no soy el Asistente Social de Danubio, si bien la institución cuenta con uno. Soy dirigente y por determinadas situaciones, quedé en el cargo que ocupo. Uno ve la realidad como contaminado desde determinado ámbito social porque es lo que uno aprendió, es lo que sabe y cuando trabaja en ésto, además de ser dirigente evidentemente que lo enfoco desde el punto de vista social.

No soy tan futbolero como son la mayoría de los dirigentes de fútbol, sino que tengo una visión más desde el punto de vista social, y eso a veces ayuda y a veces no, pero es lo que marca una diferencia que sumada a otras cosas hace algo bastante complementario.

 

A.L. — Es interesante que diga que no es tan futbolero y que está más preocupado por la parte social.

 

D.L. — Sí, porque en el fútbol hay problemas sociales y si nosotros los solucionamos, también hacemos mucha fuerza para solucionar la parte deportiva.

Sabemos que cualquier persona cuando se pone a hacer una actividad tiene la perspectiva de llegar a competir a primer nivel, por lo menos dentro del país. Eso pasa en el fútbol y del 100% no llega ni un 5% (en Danubio es un poquito más), pero depende de cómo se trabaje.

 

A.L. — ¿Cuántos llegan en Danubio?

 

D.L. — Y en Danubio llegan más jugadores por generaciones, por lo menos sabemos que un 10% llegan. Hay años que han llegado más y años que han llegado menos, porque también depende de la política del club, porque cuando se sale campeón después tiene que apostar a una Copa Liberadores o otros campeonatos en donde no se puede jugar con gurises recién ascendidos.

Cuando estamos en una situación como en la que estamos ahora, — donde deportivamente nos fue mal —, evidentemente que tenemos que apelar a toda la cantera y probablemente ahora suban más de diez o quince jugadores de “un saque”.

Igual en Danubio casi siempre los que juegan son hechos en la cantera.

 

A.L. — La inmensa mayoría, igual que en Defensor y en otros cuadros.

 

D.L. — Claro, pero además tenemos otra cosa que también ayuda en la estadística y es que muchos jugadores de Danubio no les da para llegar a jugar en Danubio (por cupo, por lugares, por capacidad), pero muchos de nuestros jugadores que estaban en Danubio, juegan en Primera de otros cuadros. O sea que a Primera llegaron.

Algunos se han vendido y ahí es donde nosotros nos equivocamos, porque dejamos libres jugadores que no teníamos que dejar.

 

A.L. — ¿Cuál es la política que tiene el club con respecto a estos jugadores? ¿Hay una política? ¿Es algo escrito o hablado?

 

D.L. — Las políticas sociales requieren invariablemente apoyo económico. Las finanzas de los clubes —por más que las de Danubio son bastante buenas en comparación a otros cuadros —; no son tan grandes como para solucionar todos los problemas que nosotros tenemos. Una cosa es lo que nosotros quisiéramos y otra cosa es lo que nosotros hacemos.

En general, tratamos de dar una formación — y en eso sí se trabaja —, a nivel cultural y a nivel educativo. Entendemos que cuando están con nosotros, están en un lugar que es educativo.

Cuando entrenan, cuando practican nadie está sin camisa, nadie dice malas palabras, nadie anda descalzo. Algunos dicen que son bobadas, pero son determinados valores que hay que inculcarles. El putear, (que hoy uno va por la calle y lo escucha); no lo permitimos y no es por ser viejos retrógrados, sino porque entendemos que si por ejemplo, estamos en un trabajo, no andamos con determinadas actitudes. Acá tampoco.

Además, eso hace a lo que es un grupo y a la seriedad y al respeto que se tiene con los compañeros. Si eso funciona bien, se arman buenos equipos, y si se arman buenos equipos, esos equipos después ganan.

Nosotros no apostamos a ganar los campeonatos, pero sí entendemos que salir campeón es consecuencia de un trabajo, y hay que salir campeón porque sino hicimos el trabajo mal y no porque el objetivo sea ganarle 2 a 0 a determinado cuadro. En realidad, en cada partido no nos importa eso, no es lo que nos preocupa. Pero sí las consecuencias de que en el total, le damos más importancia a la sumatoria de todas las tablas que nos dicen que tenemos un trabajo equitativo, porque también son elementos de mediciones, los resultados de los trabajos y todo eso… También le damos mucha importancia a la estadística de que no nos echen jugadores, de que no les hablen mal a los jueces, de tener una buena relación con los técnicos, de no tirar la camiseta cuando hay un cambio, etc. Eso es lo que tienen que hacer los clubes: tienen que educar.

Esas educaciones que hoy parecen una bobada, mañana cuando entren a la fábrica a hacer las ocho horas — porque algunos de ellos son parte de ese 95% que no llegó —, van a tener una misma actitud de respeto por dónde están.

También de hacerse valer, de querer y de pelear por lo que es de ellos, de enojarse si no son titulares. No queremos jóvenes sin rebeldía. Los queremos con mucha rebeldía, pero también con mucho respeto. Y eso es parte de la educación que tienen que hacer todos los clubes.

Nosotros lo estamos haciendo y estamos viendo resultados. Danubio se caracterizaba por ser desprolijo en cuanto a determinados jugadores, pero hoy tenemos ejemplos que a nosotros cada vez que a un jugador de Primera (no voy a dar nombres, pero que todo el mundo sabe quiénes son), lo llevan preso y sabemos que no es mal gurí, que es bueno y que es el entorno el que lo ha “matado”; nos complica el trabajo con todos los demás muchachos. Apostamos a determinada disciplina, porque eso es lo que los va a ser buenos profesionales. Nadie llega a ser Clase A siendo indisciplinado.

 

A.L. — Y más con el trabajo que hoy requiere la parte física, la parte de la alimentación…

 

D.L. — Sí. A veces se dice que evidentemente la gente del cantegril, los muy marginados te complican un plantel. En realidad, no es así. A nivel educativo hoy el fútbol ha subido notoriamente. Si uno hace un estudio de cuántos jóvenes estudian hoy y de cuántos jóvenes estudiaban antes; estudian mucho más hoy.

Lamentablemente, eso pasa porque los jóvenes que vienen de los cantegriles no sostienen los niveles de práctica que se necesitan. No pueden entrenar todos los días dos o tres horas que es lo que se necesita, porque están mal alimentados. Entonces, hoy uno puede decir: “¡Qué bien! ¡Cómo se han preocupado los clubes que en vez de 20 por categoría, ahora estudian 25!”. Y no es verdad. En realidad, no han hecho nada los clubes. Lo que han hecho los clubes es ser cada vez más excluyentes, porque al haber una sociedad que es cada vez más excluyente, los clubes también se convierten en más excluyentes.

Porque en Danubio, que la cantera era de quien estaba todo el día jugando a la pelota en la calle, hoy tiene que hacer otras cosas porque ya no hay jugadores que estén todo el día con la pelota en la calle.

 

A.L. — ¿Por ejemplo?

 

D.L. — Hay que practicar más fundamento, más trabajo, quitarle más libertad. Porque en definitiva, antes le dabas la pelota y le decías: “Hacé lo que vos sabés”. Hoy no; hoy le decís: “Pase por acá; ponga para acá; dé la vuelta por allá”. Hay que enseñar más.

 

A.L. —¿Cuál es la cantera de Danubio? ¿De dónde salen los jugadores que entran a las Divisiones más chicas?

 

D.L. — No hay canteras, no hay un lugar focalizado, vienen de todo el país.

Evidentemente que nosotros tenemos un sector de la zona de Piedras Blancas, del Hipódromo, de Malvín Norte, pero también tenemos gente que viene de lugares económicamente más pudientes y también de situaciones económicas muy pero muy complicadas, pero no desarraigados. El desarraigado ya no juega.

 

A.L. — ¿Qué le da Danubio a los jóvenes? ¿Les pagan? ¿Les dan alimentación?

D.L. — Desde el punto de vista objetivo, Danubio gasta por mes US$ 50.000 en Juveniles. Lo cual es un disparate de plata, incluso tenemos que bajarlo porque es mucho para un país donde ahora no se están vendiendo jugadores.

¿Qué es lo que se cubre? Primero, la formación, el trabajo, los sueldos de los técnicos, las canchas, los preparadores físicos, esos rubros nos lleva la mayoría de ese dinero. Después tenemos unos 25 gurises del Interior de los cuales nos hacemos cargo en todo.

A.L. — ¿Qué están en tres casas?

D.L. — Sí, están en tres casas. Nosotros somos más partidarios de tener casas y que tengan una situación de un entorno familiar y no una pensión, para niños de 12 años, es bastante más complicado. Por algo la gente que sabe trabajar en esto, — lo vemos en los Hogares del INAU — , trabajan con grupos más chicos. Nosotros apostamos a eso.

Evidentemente, inclusive ni en Danubio mismo, se entiende esto. Lo más fácil es decir: “Amontonamos todos en un lado y les damos más comodidades”, pero a veces no es tanto tener tres computadoras en la casa, (porque nadie tiene tres computadoras en la casa y tampoco ninguno de estos gurises), sino que lo que necesitan es una familia que les marque determinados códigos, por ejemplo que tengan que tenderse su cama.

No queremos que nadie pase frío, pero si uno algún día tiene que pasar frío, que lo pase porque es parte de la vida. Y si algún día tiene que pelearse con un compañero con el que vive, no es un drama porque los hermanos también se pelean. Ahora, si se pelean en una pensión, se convierte en una batahola y a veces es bravo.

A.L. — ¿Quiénes están al frente de esas casas?

D.L. — Depende. Los tenemos medio divididos por edad.

Donde tenemos más chiquilines, tenemos una familia que se encarga; en otra, hay una señora y en otra donde están los más grandes, los tenemos más tipo pensión. Están en una casa de Euskalerría (no es una pensión, es casa), pero ahí viven los más grandes solos y una persona va y les cocina, les limpia, ordena y se encarga de todo, pero no duerme con ellos porque ahí ya entendemos que tenemos que ir haciendo una etapa de transición…. porque no es lo mejor que estén ahí.

Generalmente son gurises que ya están hace años, porque si llegan a esas categorías es porque ya hace más años que están con nosotros, aunque siempre hay alguno nuevo y algún extranjero.

A.L. — ¿Estos chiquilines cobran algún tipo de viático o tienen un sueldo?

D.L. — Sueldo no. Hay algunos gurises que tienen sueldo porque lamentablemente en este país las fidelidades son relativas entonces, si uno no tiene contrato, mañana se te va para otro cuadro ya que las leyes de la FIFA están hechas para determinados países y no para los formadores de jugadores. Entonces, te obligan a tener contrato con un montón de jugadores.

Alguna gente sabrá, — la que está más metida en el fútbol —, que Danubio tuvo que hacerle contrato ahora a siete jugadores que están en la Selección y eso implica más de $ 70.000 por mes para Danubio. De un día para el otro, que el presupuesto se vaya a $ 70.000 más todos los meses, es bravo. Tenemos la suerte de tener seis o siete jugadores en la Selección, pero si no les hacés contrato, a nosotros ya nos pasó que nos han robado más de dos o tres jugadores. Si se roban los jugadores, después con qué mantenés el funcionamiento de todo esto, porque si no vendemos, no los mantenemos.

A.L. — Los que no son esos seis o siete ¿tienen un viático?

D.L. — Nosotros les damos un viático (también es muy discutido), pero tratamos que aunque nos salga un poco más caro ser iguales con todos, y les damos un viático a cada uno.

A muchos de esos muchachos el viático no les alcanza para pagar el boleto de todos los días o para otras cosas, ni para comprarse zapatos (porque nosotros zapatos es lo único que no damos, el resto de la ropa se la damos), pero preferimos darles a todos.

Pero es un viático, nosotros no damos sueldo. Juveniles no paga sueldo. Algunos jugadores de Juveniles firman contrato con Primera, que es la mitad del mínimo de un profesional. Hoy el mínimo de un profesional está en $ 20.000 y el sueldo de los jugadores está en $ 9.000 u $ 8.500, según cuándo firmaron el contrato. Ahora Danubio va a tener que firmar contrato con muchos más porque si van a subir 10 o 12 jugadores esos van a tener que firmar contrato. Uno les firma contrato a esos y se saca a otros que estaban en el club que son más caros. Ahí también se ahorra, pero es un gasto.

A.L. — ¿Cómo se manejan con el tema del estudio? Estuvimos viendo en general algunas cifras y vimos que buena parte de los chiquilines que juegan al fútbol terminaron la escuela, pero hay una deserción brutal a nivel liceal.

Días atrás, Juan Autchain — coordinador de Divisiones Juveniles de Defensor —, nos decía que a veces tienen serios problemas con las Instituciones Educativas porque por ejemplo, cuando hay futbolistas de la Selección Uruguaya que se van de viaje, no le ponen falta, pero vuelven y les ponen 1 en muchas materias porque no hicieron los escritos o no intervinieron en clase.

D.L. — Primero quiero hacer un matiz, porque a nivel social se cuestiona mucho que a los clubes no les importa mucho si los jugadores estudian o no. Eso está metido en la sociedad. Por otro lado, plantean el tema de que habría que hacerlos estudiar, y el que no estudia que no juegue.

Varios dirigentes en algunos momentos, — dos por tres sale, cuando aprietan demasiado con este tema —, y dicen: “El que no tenga buenas notas, no va a jugar”. Eso, todos lo hemos oído y cae muy simpático y bien, pero para mí, eso es un disparate.

Primero, entendemos que todos tienen que estudiar y que hay que hacer los máximos esfuerzos para que todos estudien, pero no nos olvidamos que somos un Club de Fútbol. Nosotros no somos ni Codicen, ni Anep, ni el gobierno de la República que va a buscar políticas para que todos los jóvenes estudien. Eso lo tienen que hacer otros. Nosotros tenemos que ayudar a que esas políticas tengan éxito.

Además, los clubes son un espacio donde se acercan los jóvenes. Qué gano con un joven al cual los padres le dicen que no estudie, que no tiene hábitos de estudio, que no quiere estudiar; si no estudia se tiene que ir al barrio, entonces cuando entre con la pasta base y todas esas cosas, no va a ser culpa mía porque fue culpa de otro. Los clubes tienen que contener a los gurises primero que todo y luego tratar de que la mayoría que están contenidos, estudie.

Tenemos un asistente social que trabaja exclusivamente con Juveniles, y junto con los dirigentes tenemos una política de inclusión en el estudio. Con los más chicos, los tratamos de hacer estudiar. En realidad, lo que tratamos de hacer es que vayan a los Centros de Estudio. Si estudian o no, nosotros no podemos hacer mucho, pero tratamos de que vayan y de que estudien, fundamentalmente a los que son del Interior y los tenemos nosotros, porque ahí ya tenemos una responsabilidad extra.

Eso está bárbaro, pero hay muchos chiquilines que han dejado de estudiar y se dan cuenta que tendrían que hacer otra cosa, entonces buscamos, — y se está buscando y ahora este programa “Gol al futuro” va a ayudar mucho —, dar cursos o formación que no sea el Liceo o UTU. A veces hay otro tipo de formaciones que es lo que se está pretendiendo a nivel estatal. Ahí es donde tenemos que apoyar nosotros. El Estado nos brinda determinadas posibilidades para que se hagan cursos, entonces… vamos a tratar de que todos hagan eso.

A.L. — ¿Entran a la misma hora o se cambia el horario en función de la época del año?

D.L. — Se cambia el horario dependiendo de la luz. Hay categorías que siempre practican de mañana y hay categorías que siempre practican de tarde, porque tenemos un problema de canchas. Si tenés tantas canchas y tantos vestuarios, no podés hacerlos practicar a todos a la misma hora.

A.L. — ¿No hay jornadas dobles en alguna época del año?

D.L. — No, eso no. En vacaciones puede ser que algunos hagan doble jornada o alguna actividad de esas, pero no es lo que se busca.

Lo que sí tratamos es de hacer seguimientos. Es decir, la asistente social con todos los chiquilines que vienen del Interior, fue a recoger los carné, fue a hablar con los Liceos, y es cierto que hay Liceos y lugares que no colaboran. Es como en determinados clubes que tampoco colaboran, porque la gente que está a cargo no toma esto como algo importante, sino que lo ven como un problema porque es un chiquilín que es una “estrellita”, que todo el mundo lo mira y las nenas están atrás de él, que no estudia nada, complica porque no le importa nada y que es un crack porque se va a ser multimillonario jugando en Europa.

Sé que esos muchachos complican en un Liceo como complican en un Liceo Público cuando te mandan alumnos de los Liceos Privados porque los echaron, etc. Ahora, no son gurises (por lo menos, los que nosotros mandamos) tan complicados o tan excluidos del sector social. En la Institución Educativa deben tener problemas mucho más grandes que este.

El tema de la Selección es distinto. La Selección plantea que todos tienen que estudiar porque eso también es un problema político, de imagen y de marketing; pero después entrenan en triple horario (de mañana, de tarde y de noche), …. y todo no se puede.

También hay que ver si el Estado puede generar una política para ese grupo de muchachos. ¿Es justo que lo haga? Sí. ¿Puede? No sé, eso depende de otra gente, si puede generar toda una política para trabajar con esos muchachos que quiérase o no están representando al país, pero son un grupo muy pequeño, cuando deben tener problemas más grandes dentro de la sociedad con otros.

Los que van a la Selección hay muchos que son muy buenos estudiantes.

También hay otro problema muy grande: nosotros como club tenemos que tratar de que ellos estudien, pero a veces el problema no son los jugadores; a veces son los padres, que no les interesa que el hijo estudie.

A.L. — Ahí entramos en otro tema que son las expectativas de los chiquilines, de la familia y el tema de los contratistas.

Respecto al tema de los contratistas, usted decía anteriormente que las fidelidades hoy son relativas. Autchain nos decía que en Defensor con 14 años a la mayoría de los chiquilines ya los trae un contratista, y son muy pocos los que vienen solos o los que vienen con algún familiar o algún amigo del club como se hacía antes.

¿Cómo se vive eso de las expectativas?

D.L. — Para nosotros es hasta peor capaz. Los nuestros no vienen con contratista, pero a los tres minutos que los fichamos en el club, ya hay contratistas que los están mirando y tienen contratista.

No sé si hay algún gurí de Séptima (que tienen 13 años) que no tenga contratista, porque cualquiera que juegue en Danubio para un contratista es un buen trofeo. Capaz que en otros cuadros no les pasa, pero en Danubio les pasa y a Defensor le debe de pasar algo parecido.

Los contratistas no nos traen tantos jugadores porque somos medio asquerosos con los porcentajes… no damos mucho. Lo que pasa es que también valoramos que Danubio vende más que otros, entonces, damos menos, pero es más probable que en Danubio lleguen, a que lleguen en otro cuadro.

El tema no es que el contratista sea malo, el problema es la mentalidad que hay de que para ellos es un negocio. Un muchacho de 13 años se lo tienen que comer por seis o siete, entonces eso es un negocio a largo plazo y si uno está pensando en hacer plata, todos sabemos que el que quiere hacer mucha plata a veces no tiene mucha paciencia para esperar. Sé que hay contratistas que gastan mucha plata en los jugadores, pero después también se quieren llevar la parte del león.

Es una situación muy discutible. No todos los contratistas son iguales. Los niveles culturales de los contratistas varían, como varía en otras áreas de la sociedad. Casi todos son ex jugadores de fútbol. Son gente del ambiente. Hay muy pocos negociantes o comerciantes que vinieron y se metieron en el fútbol. Si se mete uno de esos es porque vienen junto con otro futbolista, porque no manejan el ambiente.

A.L. — ¿Cómo prepara la institución a un chiquilín que está en este 0,5% que logra un pase internacional?

Hoy cada día se van más jóvenes; a veces se van con la familia, que es una nueva modalidad. Hacen el paquete — nos decía días atrás Martínez Chenlo, editor de Deportes de La Diaria —; llevan al papá y a la mamá del jugador a trabajar en Italia para en realidad poder llevarse al chiquilín. ¿Cómo “se trabaja la cabeza” de los chiquilines? ¿Danubio se preocupa por esa parte?

D.L. — No sé si tenemos mucho éxito. A nosotros nos preocupa porque aparte de todo, Danubio es una fábrica que tiene una materia prima, que es el jugador, que lo forma y lo exporta. Eso hace que entre un ingreso a Danubio que no es como una empresa, porque no hay dueños en Danubio, sino que la plata que viene de ahí es para mantener toda esta “calecita de jugadores” en funcionamiento. Esto genera situaciones complicadas: primero, los dirigentes somos todos honorarios. Ninguno gana, entonces tampoco podemos dedicarle el 100% a esto; pero sí los que están ganando alrededor de este negocio le dedican el 100% y más, porque se necesita contratar gente para este tipo de negocios.

Estamos hablando de negocios que ninguno baja de US$ 300.000 o US$ 500.000 de ganancia para un contratista; para el cuadro más o menos lo mismo y lo mismo para toda la gente que está en la vuelta y para la familia.

El problema es que hay leyes FIFA. La FIFA empezó a poner leyes y dentro de esas leyes con los menores hay determinadas situaciones. Muchas veces a un menor no lo puede llevar a jugar a tal lado, entonces hay que llevar a la familia del menor también. Aunque, seamos realistas, se habrán ido 10 o 12 familias. Estos son casos muy puntuales, pero como se habla de tanta plata y genera tanta envidia, — porque todos quisiéramos ganar lo que gana un jugador de fútbol —, eso genera que se diga que “todos son así”.

Muchos contratistas se meten y pierden plata en pila, porque ven que tal contratista hizo millonadas o de fulano se dice que es el hombre más rico del Uruguay. Esto genera una situación, donde después todos quieren ser él. Se genera algo distorsionado.

Yo no he visto muchas familias que se hayan ido; he visto una. En Danubio que es donde más se exporta, sólo he visto a una familia que se fue. Luego conocí a otro que se lo robaron, se lo llevaron y se fue con la madre, pero el padre está acá y ellos están pidiendo para volver.

 

 

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Puede acceder a las fotografías del rodaje del programa de Producción Nacional en TV CIUDAD sobre la formación de futbolistas juveniles de Danubio F.C. haciendo click aquí.

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